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24 agosto, 22

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Pasos del sacramento de la Confesión

Repasemos cuáles son los pasos del sacramento de la Confesión. “Jesucristo Señor Nuestro, nuestro Dios, instituyó los sacramentos, que son como huellas de sus pisadas, para que nosotros pisemos allí y podamos llegar al Cielo. Y uno de los sacramentos más hermosos, más consoladores, es el sacramento de la Confesión”. San Josemaría, Argentina, 15 junio de 1974.

Sacramento de la Confesión

Cristo instituyó el este sacramento ofreciéndonos una nueva posibilidad de convertirnos y de recuperar, después del Bautismo, la gracia de Dios. “El sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación. Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, curar mi alma, sanar el corazón y algo que hice y no funciona bien”. Papa Francisco, Audiencia general, 19 de febrero de 2014.

Como todos los a sacramentos, este es un encuentro con Jesús. Durante la Confesión, contamos nuestros pecados al sacerdote que actúa en la persona de Cristo y con la autoridad de Jesús para escuchar, ofrecer orientación, proporcionar una penitencia adecuada y pronunciar las palabras de absolución.

"En la celebración del Sacramento de la Reconciliación, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana. Alguno puede decir: “yo me confieso solamente con Dios”. Sí, tú puedes decir a Dios: “perdóname”, y decirle tus pecados. Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos, contra la Iglesia, y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote". Papa Francisco, Catequesis del miércoles, 19 de febrero de 2013.

San Josemaría solía llamar a la Confesión el sacramento de la alegría, porque a través de él se recuperan el gozo y la paz que trae la amistad con Dios.

Importancia de la Confesión

Este sacramento no solo restaura nuestra relación como hijos e hijas de Dios, sino que también nos reconcilia entre nosotros rehaciendo nuestra unión con el Cuerpo de Cristo, su Iglesia. El Papa Francisco explica la importancia de la confesión con estas palabras “el perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.

Pasos de la Confesión

El Catecismo de la Iglesia nos propone cuatro pasos para una buena confesión. Estos expresan el camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros. Son cuatro los pasos que damos para poder recibir el gran abrazo de amor que Dios, nuestro Padre, nos quiere dar con este sacramento: “Dios nos espera, como el padre de la parábola, extendidos los brazos, aunque no lo merezcamos. No importa nuestra deuda. Como en el caso de hijo pródigo, hace falta sólo que abramos el corazón”. San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 64.

"La Madrecita buena de Dios" Mons. Álvaro del Portillo - A Jesús por María

“El perdón nos viene de la misericordia de Dios”, san Josemaría.

Primer paso: examen de conciencia

En el examen de conciencia tratamos de examinar nuestra alma en oración ante Dios, a la luz de las enseñanzas de la Iglesia, a partir de nuestra última confesión. Reflexionamos sobre aquellas acciones, pensamientos o palabras, que nos hayan podido alejar de Dios, ofender a los demás o dañarnos interiormente.

Hay varios detalles que podemos tener en cuenta para hacerlo de un modo más profundo y efectivo. Por ejemplo, podemos ayudarnos de una guía con las claves necesarias para un buen examen de conciencia. Es el momento de ser sinceros con uno mismo y con Dios, sabiendo que Él no quiere que nuestros pecados pasados nos opriman, sino que desea liberarnos de ellos para poder vivir como buenos hijos suyos.

Segundo paso: contrición y propósito de no volver a pecar

La contrición o arrepentimiento, es un don de Dios. Es un dolor del alma y un rechazo de nuestros pecados, que incluye la resolución de no volver a pecar. A veces, el arrepentimiento llega con un sentimiento intenso de dolor o vergüenza, que nos ayuda a enmendarnos. Pero este sentimiento, no es indispensable. Lo importante es comprender que hemos obrado mal, y tener deseos de mejorar como cristianos. De no ser así, nos pondremos en manos de Dios para pedirle a Él que obre en nuestro corazón, para rechazar el mal.

“La contrición –explica el Papa– es el pórtico del arrepentimiento, es esa senda privilegiada que lleva al corazón de Dios, que nos acoge y nos ofrece otra oportunidad, siempre que nos abramos a la verdad de la penitencia y nos dejemos transformar por su misericordia”.

Tercer paso: confesión

El sacerdote es un instrumento de Dios. Dejemos a un lado la vergüenza o el orgullo, y abramos nuestra alma seguros de que es Dios quien nos escucha. “Confesarse con un sacerdote es un modo de poner mi vida en las manos y en el corazón de otro, que en ese momento actúa en nombre y por cuenta de Jesús. [...] Es importante que vaya al confesionario, que me ponga a mí mismo frente a un sacerdote que representa a Jesús, que me arrodille frente a la Madre Iglesia llamada a distribuir la Misericordia de Dios. Hay una objetividad en este gesto, en arrodillarme frente al sacerdote, que, en ese momento, es el trámite de la gracia que me llega y me cura”. Papa Francisco. El nombre de Dios es misericordia, 2016.

  • La confesión consiste en decir los pecados al sacerdote. Se suele decir que una buena confesión tiene "4 C":
  • Clara: señalar cuál fue la falta específica, sin añadir excusas.
  • Concreta: decir el acto o pensamiento preciso, no usar frases genéricas.
  • Concisa: evitar dar explicaciones o descripciones innecesarias.
  • Completa: sin callar ningún pecado grave, venciendo la vergüenza.

La confesión es un sacramento, cuya celebración incluye ciertos gestos y palabras por parte del penitente y del sacerdote.

Cuarto paso: cumplir la penitencia

Este el momento más hermoso del sacramento de la Confesión, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos. Es una buena ocasión también para dar gracias a Dios por el perdón recibido, y para renovar el propósito de no volver a pecar.

Bibliografía

Opusdei.org.
“Es Cristo que pasa”, n. 64. San Josemaría.
"El nombre de Dios es misericordia", Papa Francisco.
Audiencia general del 19 de febrero de 2014, Papa Francisco.

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