Sin sacerdotes no hay EucaristĆa. Como cristianos tenemos el deber de apoyar a los sacerdotes. De manera especial, impidiendo que se pierdan
vocaciones por falta de medios económicos.
Todos conocemos la importancia de cuidar con esmero la etapa de formación para que, luego, redunde en el beneficio de los fieles, en el ejercicio de la labor pastoral.