La Navidad es un tiempo de amor, renovación y paz. Sin embargo, para millones de personas que viven en países devastados por las guerras y los conflictos armados, estas fechas representan un desafío adicional para poder creer en la paz.
En lugares como Ucrania, Israel, Líbano o Nigeria, las tradiciones navideñas conviven con el dolor, la incertidumbre y la búsqueda de consuelo. La labor de los sacerdotes diocesanos o misioneros se vuelve crucial en estos contextos, ofreciendo una luz de esperanza.
La Fundación CARF apoya la formación integral de estos sacerdotes, brindándoles los recursos necesarios para servir en un futuro aún en las condiciones más adversas.
En Ucrania, la Navidad llega en medio de una guerra que ha desplazado a millones de personas. Las familias, marcadas por el conflicto, se reúnen bajo tierra en refugios o en iglesias parcialmente destruidas para celebrar el nacimiento de Cristo. A pesar de las circunstancias carentes de paz, la fe continúa siendo una fuente de fortaleza y esperanza.
Portāls padre Roman Ostrovskyy, vicerrector del seminario greco-católico de Kiev, expresó con firmeza: «La fe nos ayuda a seguir adelante en los peores días», subrayando cómo la espiritualidad sostiene a los cristianos ucranianos durante estos tiempos de adversidad (Vatikāna ziņas).
La Iglesia en Ucrania no solo ha sido un refugio físico, sino también espiritual. En las parroquias, los sacerdotes no solo distribuyen alimentos y ropa a los afectados, sino que, sobre todo, ofrecen palabras de consuelo y celebran Misa que renueva la esperanza de sus comunidades. Su labor no solo sostiene cuerpos agotados, sino también almas abatidas.
Svētā zeme, cuna del cristianismo, enfrenta una Navidad marcada por las tensiones bélicas. En Gaza, los cristianos son una minoría que lucha por mantener sus tradiciones. Las iglesias organizan vigilias con escasos recursos, y los belenes suelen estar hechos de materiales reciclados debido a la escasez.
«A pesar de toda esta gran violencia, no debemos olvidar que el mensaje de Navidad permanece, quizás en este momento incluso más importante que nunca. Dios se hace carne por amor y nos comunica una nueva manera de estar en el mundo, que es la de dar la vida por amor, por los demás». (Cardenal Pizzaballa, mensaje de Navidad de 2023).
En Israel, los peregrinos disminuyen debido a los conflictos. Sin embargo, las celebraciones en Belén, como la Pusnakts mises, siguen siendo un símbolo de unidad y perseverancia. Formar a sacerdotes que puedan liderar estas celebraciones en medio de las adversidades es una misión en la que la Fundación CARF desempeña un papel fundamental.
En Gaza, las familias cristianas decoran pequeños árboles y asisten a Misa en iglesias rodeadas de soldados. Como dijo san Josemaría «mientras me quede aliento, no cesaré de predicar la necesidad primordial de ser alma de oración ¡siempre!, en cualquier ocasión y en las circunstancias más dispares, porque Dios no nos abandona nunca. No es cristiano pensar en la amistad divina exclusivamente como en un recurso extremo.» (Amigos de Dios, 242).
Nigeria, un país azotado por los conflictos religiosos, y siempre vive una Navidad llena de contrastes y resiliencia. En el norte del país, donde los ataques de los grupos extremistas como Boko Haram han forzado el desplazamiento de comunidades enteras, las iglesias se transforman en fortalezas de fe. A pesar de las amenazas y las estrictas medidas de seguridad, los cristianos acuden a Misa con un espíritu inquebrantable, manteniendo vivas sus tradiciones navideñas.
El perdón y la oración son sus armas contra el odio. Los sacerdotes de la zona de mayor conflicto organizan vigilias nocturnas para que las familias puedan reunirse en lūgšana en un ambiente de relativa seguridad. Estas reuniones no solo ofrecen un espacio para adorar, sino también un momento de consuelo y esperanza en medio de las adversidades.
La Navidad en Nigeria no solo es un tiempo de celebración, sino también de reafirmar la fe y la unidad en una sociedad profundamente herida por la guerra. Las comunidades cristianas demuestran que la luz del nacimiento de Cristo puede brillar incluso en los lugares más oscuros, llevando consuelo y fortaleza a quienes más necesitan la paz.
El Líbano, un país profundamente afectado por la crisis económica y las secuelas de trágicas explosiones, celebra la Navidad con humildad y paciencia. Muchas familias decoran árboles improvisados con materiales reciclados y preparan cenas con lo poco que tienen a su disposición, demostrando que el verdadero espíritu navideño trasciende las adversidades materiales.
En Beirut, las iglesias desempeñan un papel crucial, organizando conciertos, vigilias y actividades comunitarias que recuerdan el significado profundo de estas fechas. «En medio del sufrimiento, la Navidad nos invita a ser una luz para los demás», expresó el papa Francisco durante su mensaje del 25 de diciembre del año 2020 en la basílica de san Pedro, refiriéndose a la llamada de abrir el corazón hacia quienes más lo necesitan.
Los sacerdotes diocesanos en el Líbano son testigos activos de esta cerība. A través de sus acciones diarias, ofrecen apoyo espiritual y material, llevando un mensaje de consuelo y fe a comunidades que enfrentan la incertidumbre y la necesidad. Su labor refuerza la importancia de ver a Cristo en los demás.
En contextos como estos, el papel de los sacerdotes es fundamental. No solo presiden las celebraciones litúrgicas, sino que también brindan apoyo emocional y espiritual. La Fundación CARF tiene como misión formar de manera integral a seminaristas y sacerdotes diocesanos, asegurando que estén preparados para servir en las condiciones más adversas.
Cada donación a la Fundación CARF contribuye directamente a cubrir los costes de esa formación integral de sacerdotes diocesanos sin recursos de todo el mundo. Gracias a esta labor, es posible llevar el mensaje de Jesús de paz y esperanza incluso a las zonas más golpeadas por la guerra.
La Navidad, incluso en los lugares más tristes por el azote de la guerra, sigue siendo un faro de esperanza. En países en guerra, las comunidades cristianas encuentran consuelo en su fe, lideradas por sacerdotes comprometidos que enfrentan desafíos inimaginables.
La Fundación CARF te invita a ser parte de esta misión, ayudando a formar a quienes llevan la paz de Cristo al mundo. Tu apoyo puede marcar la diferencia. La alegría del hombre está en dar, no en recibir y este es el espíritu de la Navidad, un espíritu que permite compartir con quienes más lo necesitan.