El pasaje del Evangelio propuesto por la Iglesia para esta fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael es el encuentro de Jesús con Natanael, que san Juan sitúa al comienzo de su Evangelio. «Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre» (Jn 1, 47-51). Jesús se va dando a conocer como Mesías, y describe cuál es la misión de los ángeles, que forman parte de la historia de la salvación llevando a cabo diferentes misiones encomendadas por Dios.
La liturgia celebra la fe bíblica y la tradición doctrinal de la Iglesia. En este caso ha unificado en el día 29 de septiembre la fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Sus nombres hacen referencia a sus funciones de intermediarios entre Dios y los hombres, así como ejecutores de sus órdenes y de transmisores de sus mensajes.
Su nombre significa Fortaleza de Dios. Al arcángel Gabriel se le encomendó la misión de anunciarle a la Virgen María que sería la Madre del Salvador. El mensaje que transmite es trascendental. Sin duda el más importante de la Historia de la Salvación; se trata de la llegada al mundo del Mesías, el Hijo de Dios.
Fue «En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María. Y entró donde ella estaba y le dijo: – Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo...». Lucas 1, 26-28.
En hebreo significa ¡Quién como Dios!, expresión que está en armonía con su misión e intervenciones. El arcángel san Miguel es quien está al mando de los ejércitos celestiales. Es defensor de la Iglesia y su nombre es el grito de guerra en la batalla librada en el Cielo contra Satanás. Por eso a san Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal. La Iglesia le rinde culto desde el siglo V por su papel protector, tanto en la primera lectura, durante la celebración de la Santa Misa, como en la liturgia de las horas, en antífonas y en el oficio de Lectura.
El arcángel san Rafael es el amigo de los caminantes y médico de los enfermos. Su nombre significa quiere decir Medicina de Dios o Dios ha obrado la salud. En la Biblia se le presenta como protector y compañero de todos, y es uno de los siete grandes ángeles presentes ante la gloria del Señor.
Aparece en el libro de Tobías 12, 17-20 que es el mismo arcángel san Rafael quien revela su identidad: «No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros…, ha sido por voluntad de Dios. A Él debéis bendecir todos los días, a Él debéis cantar… Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios. Mirad, yo subo al que me ha enviado…».
«Recé las preces de la Obra de Dios, invocando a los santos arcángeles, nuestros Patronos: san Miguel, san Gabriel, san Rafael... Y ¡qué seguridad tengo de que esta triple llamada, a señores tan altos en el Reino de los cielos, ha de ser —es— agradabilísima al Trino y Uno, y ha de apresurar la hora de la Obra!»
San Josemaría Escrivá.
San Josemaría, desde el inicio de la fundación de la Obra sintió que necesitaba mucha ayuda del cielo para llevar adelante la misión que Dios le había confiado: transmitir el mensaje de que se puede ser santo por medio del trabajo y de la vida ordinaria. Parte de esa ayuda le llegó de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
El jueves, 6 de octubre de 1932, mientras realizaba oración en la capilla de san Juan de la Cruz, durante su retiro espiritual en el convento de los Carmelitas Descalzos de Segovia, san Josemaría escogió como patronos del Opus Dei a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a los Apóstoles san Juan, san Pedro y san Pablo. Desde aquel momento los consideró patronos de los diferentes ámbitos apostólicos que componen el Opus Dei.
Bajo el patrocinio del arcángel san Rafael está la labor de formación cristiana de la juventud, de donde surgen vocaciones en los primeros años, los de hacer grandes gestas. Arropados por la advocación del arcángel san Miguel, se encuentran las vocaciones que se forman espiritual y humanamente en el celibato. En cuanto a los padres y madres de familia que formasen parte de la Obra, tienen por patrono al arcángel san Gabriel.
Así, podemos recordar entonces el pasaje del Evangelio de Lucas que se lee el día de la fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, y pensar que Dios ha querido que todos los cristianos contemos con la ayuda de los arcángeles, y con la ayuda de los ángeles custodios que saben mucho de la tarea de encender corazones fríos y de ayudar a tomar decisiones generosas.
Bibliografía