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29 diciembre, 22

Fiesta de la Sagrada Familia, cuna de la vocación al amor

El viernes, si Navidad cae en domingo, se celebra la Fiesta de la Sagrada Familia este año bajo el lema “La familia, cuna de la vocación al amor”. Porque la Sagrada Familia es reflejo de la Trinidad y modelo de familia cristiana, la Iglesia nos invita a mirar a José, María y al Niño Jesús, profundizar en el amor familiar y examinar la propia situación de nuestro hogar.

«El Redentor del mundo eligió a la familia como lugar para su nacimiento y crecimiento, santificando así esta institución fundamental de toda sociedad».

Papa san Juan Pablo II,
mensaje del Ángelus, 30 de diciembre de 2001, Fiesta de la Sagrada Familia.

Las enseñanzas de la Sagrada Familia

La familia es una comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierto al don de la vida humana, y al amor para siempre. Esta fiesta señala a la Sagrada Familia de Nazaret como el verdadero modelo de vida. Todas las familias del mundo, deben siempre acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio.

A la familia se la define como escuela del amor e Iglesia doméstica. La familia es el lugar providencial donde somos formados como humanos y como cristianos. Nuestra familia es donde crecemos en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Debe ser sitio de diálogo entre Dios y el hombre, abierta a la Palabra y a la escucha. Secundada por la oración en familia que une con fuerza. San Juan Pablo II recomendaba mucho el rezo del Santo Rosario dentro de las familias, y tenía muy presente aquella frase que dice: “la familia que reza unida, permanece unida”.

Es por todo esto que la Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios.

Encuentro “catequesis y catequistas para la nueva evangelización” (17-IX-2021) - CARF

Familia cristiana, fuente de vocaciones sacerdotales

La identidad de Cristo y su misión han cobrado forma en la historia y en el mundo en el seno de la Sagrada Familia. Podemos decir que éste es el modelo dentro del cual acontece, en la inmensa mayoría de los casos, la llamada del Señor a los hijos de familias cristianas a su consagración y a la vocación al sacerdocio. Por eso el papel de las familias cristianas es fundamental en el surgir de las vocaciones.

Tanto el sacerdocio como la vida consagrada son dones gratuitos del Señor y resulta indiscutible que la gran mayoría de las vocaciones surgen en el seno de las familias que creen y practican, de ambientes en los que se viven los valores de la Sagrada Familia de Nazaret.

Para descubrir esa vocación, es crucial el papel de los padres en la formación de los hijos. Ninguna institución puede suplir su labor en la educación «especialmente en lo que se refiere a la formación de la conciencia. Cualquier intromisión en este ámbito sagrado debe ser denunciada porque vulnera el derecho que tienen los padres de trasmitir a sus hijos una educación conforme a sus valores y creencias», Conferencia Episcopal Española 2022.

La familia cristiana cuna de la vocación al amor

En la Familiaris consortio, el papa san Juan Pablo II enseñó que «el matrimonio cristiano y la familia cristiana edifican la Iglesia: porque en la familia cristiana la persona humana no sólo es llevada al ser e introducida progresivamente por medio de la educación en la comunidad humana, sino por medio del renacimiento del bautismo y la educación en la fe en que el niño también se introduce en la familia de Dios, que es la Iglesia».

La familia que vive siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia es escuela de oración. En ella se aprende desde niños a colocar a Dios espontáneamente en el primer lugar reconociéndolo y dialogando con Él en toda circunstancia. También una escuela de fe vivida, donde no se aprende de forma teórica, sino que se plasma en las obras cotidianas. Asimismo es escuela de difusión misionera como promotoras activas de las vocaciones consagradas.

Vivir el evangelio de la familia no es fácil hoy en día, más aún en estos tiempos. Sin embargo, en el Evangelio encontramos el camino para vivir una vida santa en el ámbito personal y familiar, un camino ciertamente exigente pero fascinante. Camino, que podemos recorrer siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret y gracias a su intercesión.

En toda familia hay momentos felices y tristes, pacíficos y difíciles. Vivir el evangelio de la familia no nos exime de experimentar dificultades y tensiones, de encontrar momentos de feliz fortaleza y momentos de triste fragilidad. Debemos comprender que es el Espíritu Santo quien guía hoy a todas las familias. Pero hay que escuchar al Espíritu que habla en nosotros; hace falta una mirada de fe para captar la realidad más allá de las apariencias.

Monseñor Javier Echevarría en el santuario de Torreciudad aludió al hecho de que es el hogar familiar «donde se forjan las diversas vocaciones en la Iglesia», y expresó el deseo de que las familias sean «verdaderamente cristianas, que consideren una gran bendición divina la llamada de algunos de sus hijos al sacerdocio».

Discernimiento de la vocación en la familia cristiana

El papa Francisco nos ofrece en la exhortación apostólica Christus vivit, diez pautas para reflexionar sobre la fiesta de la Sagrada Familia, la educación en familia y facilitar a los hijos el proceso de discernimiento de la vocación.

  • La familia es el ámbito privilegiado para escuchar la llamada del Señor y para aprender a responderle con generosidad, porque «es el ámbito en que uno es amado por sí mismo, no por lo que produce o por lo que tiene».
  • La importancia de la educación en la fe. En familia es donde mejor se aprende la relación con Jesucristo vivo. Por eso animan a rezar en familia y a participar en los sacramentos.
  • La formación en las virtudes «para que los llamados puedan dar su sí generoso al Señor y mantenerse fieles a este sí». Entre estas virtudes, destacan la fortaleza, «para poder ir contracorriente frente a la sociedad del bienestar».
  • El papa exhorta a la familia católica a vivir la experiencia de encuentro con Cristo, «escuchar su Palabra y a reconocer su voz por medio del discernimiento», abierto a la posibilidad de consagrarse a Dios en el sacerdocio o en la vida consagrada.
  • También aconsejan a los padres tener muy presente en la formación de sus hijos que «no somos dueños del don sino sus administradores cuidadosos enseñando a reconocerse como don y acompañarlos en el discernimiento, pero no tomar las decisiones por ellos».
  • Considerar la vida como ofrenda. Inculcar que «yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo».

Forjar en la caridad

  • Forjar a los hijos en la caridad porque «la familia no es una célula aislada en sí misma, a la que no importa lo que sucede alrededor. Esta dimensión caritativa empieza en la familia ampliada, cuidando especialmente a los abuelos y a los mayores, pero debe estar abierta a las necesidades de los demás».
  • Fomentar el conocimiento de las diversas vocaciones e instaurar una cultura vocacional. Lamenta el Papa que familias cristianas «se opongan a la vocación de sus hijos al sacerdocio o a la vida consagrada o que les pidan que prioricen su futuro profesional, postergando la llamada del Señor». En cuanto a la vocación al matrimonio, «no hay nada más estimulante para los hijos que ver a los propios padres vivir el matrimonio y la familia como una misión, con felicidad y paciencia, a pesar de las dificultades, los momentos tristes y las pruebas».
  • Como Iglesia, «tenemos la misión de acompañar a las familias que viven en nuestras comunidades. Acercarse a las familias que viven la marginación y la pobreza; tener muy presentes a las familias migrantes; no dejar a un lado a las familias que han sufrido la separación y el divorcio».

Bibliografía

- Sínodo de los Obispos, 2001.
- Clerus.org.
- Conferencia Episcopal Española 2022.
- Audiencia del Papa Francisco, 2019.
- Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit , Papa Francisco, 2019.

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