La vocación sacerdotal no es un desarrollo aislado, sino una colaboración de muchas personas de buen corazón

Nombre: Shehan Mario Fernando Kandanearachchi
Edad: 29 años
Situación: Seminarista
Origen: Colombo, Sri Lanka
Estudios: Estudia Teología en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona

Desde pequeño he sentido amor a la Eucaristía y a la Virgen

Shehan Mario Fernando Kandanearachchi es un seminarista de a la archidiócesis de Colombo, Sri Lanka.

Su familia está formada por sus padres y 2 hermanos, de los cuales, el mayor también es un seminarista. Su padre está recientemente jubilado, su madre es ama de casa y su hermano menor sigue con sus estudios civiles.

"Gracias a la crianza cristiana de mi familia mi hermano mayor y yo pudimos reconocer la vocación sacerdotal entre nuestra misma familia. Una vez cumplidos mis estudios primarios y segundarios en un colegio católico, ingresé a trabajar en un banco mientras estudiaba contabilidad y finanzas, aunque no pude terminarlo por mi entrada al seminario.

Desde pequeño he sentido amor a la Eucaristía y a la Virgen, quienes son mis grandes motivos para ser sacerdote, si Dios permite. 

Agradezco mucho la formación y las semillas de la vida sacerdotal que he recibido en los primeros años de mi formación en mi país. Llevo siete años de formación sacerdotal de los que los cinco primeros fueron en mi país - uno de seminario menor, uno del propedéutico y tres de filosofía en el seminario mayor San Francisco Javier y el Seminario Nacional de Nuestra Señora de Sri Lanka. Llevo dos años maravillosos aquí en el Seminario Internacional Bidasoa, que ha sido de gran beneficio espiritual e intelectual, una formación que hace que nazca y crezca un deseo por servir a Dios por medio de la Iglesia. Esto ha sido una total aventura y una bendición, vivir y formarme en Bidasoa, lugar que me presenta estándares altos para un sacerdote los cuales solo con amor a Jesús Eucaristía, honor a la Santísima Virgen y lealtad a la Iglesia."

"Soy consciente que la vocación sacerdotal no es un desarrollo aislado, sino una colaboración del sustento espiritual, material y servicio de muchas personas de buen corazón, de las cuales no dudo que verán su recompensa en la eternidad. Yo les recuerdo en cada Santa Misa con mucho cariño y agradecimiento de los sacrificios y generosidad suyas por esa formación que Dios me ha diseñado

Mientras asegurando mis oraciones por ustedes, comprometo a aprovechar cada oportunidad y cada momento de mi formación para crecer e identificarme con Jesús para acercarle mucho más como un sacerdote, con la gracia de Dios."

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