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«Después de mis estudios podré llegar a los cristianos de una manera más efectiva»

Nombre: Francis Mutua Simon.
Edad: 42 años.
Situación: Sacerdote.
Origen: Kitui, Kenia.
Estudia: Derecho Canónico en la Universidad Pontifica de la Santa Cruz, en Roma

Francis Mutua Simon tiene 42 años y es de Kitui, Kenia. Entró al seminario en el 2006 y lo finalizó en 2014, ordenándose como diácono en 2015 y un año más tarde, como sacerdote.

«Vengo de una familia de seis miembros. Soy el mayor de los hijos en una familia católica que consta de cinco niños y una niña. Mis padres están vivos y son católicos. Todos los miembros de mi familia son católicos comprometidos y cuando sentí el llamado al sacerdocio, realmente me apoyaron a pesar de la oposición de la comunidad.

La comunidad se oponía a que yo fuera sacerdote, y eso porque soy el primer y único sacerdote de mi pueblo: a ellos les sonaba extraño pues nunca antes se había pensado o escuchado algo así. A pesar de todo, al final la comunidad agradeció el don de mi sacerdocio.

Más tarde, después de mi ordenación, fui enviado a ayudar en la parroquia. Desde entonces he servido en dos parroquias y en mi diócesis en general. No fue fácil debido a los muchos problemas que enfrenté personalmente. Ante todo, las largas distancias que hay para alcanzar los cristianos en las varias aldeas, lo que supone viajar en motocicleta por más o menos 100 km con todos los riesgos debido a la falta de buenas carreteras e infraestructuras: por ejemplo, durante la estación de las lluvias las pistas están completamente impracticables. También tuve que enfrentarme con el problema de la falta de medios económicos no solamente para comunicarme con los cristianos física y tecnológicamente, sino para sustentarlos materialmente en la educación de los niños, algo que es esencial sobre todo para los huérfanos, quienes son los más pobres y necesitados.

Sin embargo, en mi diócesis la situación no es fácil para los cristianos en general, ya que la mayoría de ellos son muy pobres y siguen dependiendo del soporte de la Iglesia, incluso los curas que también son pobres y a menudo no consiguen ayudar a algunas familias que no llegan a juntar la comida necesaria para sobrevivir un día. También hay un grave problema de educación: la miseria que tenemos no es algo únicamente material, sino espiritual, humano y cultural, ya que muy pocas personas llegan a formarse y a tener una instrucción: por ejemplo, tenemos muy pocas escuelas católicas, debido a la falta de dinero para montar las estructuras en las parroquias. Y al final hay problemas de fe: la mayoría de la gente no se fija mucho en las exigencias espirituales de su alma, como es sobre todo atender a las celebraciones eucarísticas, sino se preocupa más en buscar el agua para vivir en su día a día o los pastos para su ganado: es muy difícil hablarles y convencerles sobre la necesidad y la importancia de la misa y de la fe.

Fue durante mi apostolado en la parroquia que mi obispo me pidió que fuera a estudiar y hacer una licenciatura en Derecho canónico en la Pontificia Universidad de las Santa Cruz, aquí en Roma. Esto se debió a las diversas necesidades en la diócesis. El objetivo del obispo es que continúe con el apostolado en la diócesis después de adquirir, a través de mis estudios, conocimientos en el campo del derecho canónico. Esto será de gran ayuda para la diócesis ya que hay muchos problemas pastorales que necesitan atención y cuidado inmediato. Dios usa diferentes medios y maneras de alcanzar a su pueblo, la educación es uno de ellos.

Creo que después de mis estudios podré llegar a los fieles cristianos de mi diócesis de una manera especial. Esto no es fácil cuando se considera el aspecto económico, como comentaba anteriormente. Imagínense, pues, lo importante que es su apoyo financiero para ver este sueño realizado y continuar contribuyendo a la misión de la iglesia, que es la salvación de las almas.

Les agradezco su apoyo que se extiende a mi formación, a mi diócesis y a mí país. Con gratitud les animo a que continúen apoyándome en ello, para que pueda cumplir mi sueño.

Conozco el sacrificio que realizan conmigo y con la Iglesia en su misión. Mis oraciones siempre serán para ustedes».

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