«Gracias a sus oraciones sigo adelante en busca de ser otro Cristo. Del mismo modo, así como ayudan en lo espiritual, lo hacen también en lo material, porque esto no se lograría sin las personas de corazón generoso, que piensan en el futuro de la Iglesia. Por este motivo me dirijo a ustedes agradeciéndoles, de manera incondicional, por su carisma de servicio, colaboración, y disponibilidad.
Dios bendiga la obra que realizan en la Iglesia, para que sea fructífera, y bendiga su labor personal. Porque esta es la causa de donde surgirán más actos de generosidad en el mundo, más sacerdotes en la Iglesia y más personas entregadas por vuestro ejemplo. Os encomiendo ante nuestra Madre La Virgen María, hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo».