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A Dios jamás terminamos de conocerlo porque Él siempre hace nuevas todas las cosas

Nombre: César Arturo Sánchez Lara
Edad: 29 años
Situación: Seminarista
Origen: Monterrey, México
Estudia: Teología en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona

Soy César Arturo Sánchez Lara, seminarista de la arquidiócesis de Monterrey, en el norte de México. Soy el segundo de tres hijos del matrimonio de Arturo Sánchez-Barajas y María de la Luz Lara Rodríguez.

Tras ocho años de vida activa en el apostolado en mi parroquia fue para mi una sorpresa descubrir que podría seguir más de cerca al Señor y, mediante el acompañamiento de un sacerdote en el centro vocacional de la arquidiócesis, solicité el ingreso al seminario. El 8 de agosto de 2015 inicié la formación hacia el sacerdocio con alegría y expectación: alegría de responder al llamado del Señor y expectación ante lo que implica esta respuesta, pues a Dios jamás terminamos de conocerlo porque Él siempre hace nuevas todas las cosas.

Tuve la gracia de realizar estudios profesionales en la Universidad Autónoma de Nuevo León obteniendo el título de Lic. en Educación y lejos de sentir que la respuesta vocacional coartara el desarrollo de mi profesión he descubierto que, si bien la tarea sacerdotal supera en mucho la labor que pudiera desarrollar al ejercer en la docencia, una no anula a la otra sino que se complementan.

En el Seminario de Monterrey realicé un año de diplomado en humanidades, otro más de curso propedéutico y tres años de estudios filosóficos en los que redacté una tesina para obtener el título civil de Lic. en Filosofía. El siguiente ciclo escolar realicé un año de pastoral en la casa episcopal como asistente de nuestro apreciado Arzobispo S.E. Mons. Rogelio Cabrera López. El 28 de julio de 2021 llegué a Pamplona al Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa para continuar la formación hacia el sacerdocio. Sé que la formación integral de un seminarista abarca diversas dimensiones que han de ser potenciadas al máximo y que ello implica contar con los mejores recursos humanos y materiales.

Agradezco los esfuerzos que hacen para que esto sea posible, pues en el tiempo de mi estancia en Bidasoa y en la UNAV descubro que, como seminarista me encuentro en un lugar donde se propicia privilegiadamente el ambiente formativo integral para forjar sacerdotes de acuerdo a las necesidades pastorales en la actualidad.

No tengo dudas de que es el Espíritu Santo quien mueve sus corazones a hacer esta obra tan loable de coadyuvar en la formación de los sacerdotes que estarán acompañando al pueblo santo de Dios, pero reconozco que es meritorio secundar aquellas inspiraciones como ustedes, efectivamente, lo hacen. Dios, que ve lo secreto, los ha de recompensar. Me uno a ustedes en la oración poniendo delante de nuestro buen Dios sus intenciones, para que sean escuchadas y sus necesidades, para que sean socorridas.

Sin más por el momento les reitero mi profundo agradecimiento y los encomiendo a Nuestro Señor Jesucristo por intercesión de Nuestra Señora del Roble, patrona de la arquidiócesis de Monterrey.

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