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7 junio, 21

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La importante misión de los catequistas

La institución del ministerio de los catequistas facilitará su misión, que viene siendo decisiva desde los primeros tiempos de la Iglesia para la transmisión de la fe.

Aunque la palabra “catequesis” (del griego κατηχισμός, de κατηχεῖν,'instruir') evoca principalmente la formación de los niños y de los jóvenes, para los Padres de la Iglesia significaba la formación de todos los cristianos en todas las edades y circunstancias de la vida.

El Ministerio del Catequista

La tarea de los catequistas ha sido decisiva desde los primeros tiempos de la Iglesia. Con la institución del ministerio del catequista (cf. Motu proprio Antiquum ministerium, 10-V-2021),“la Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido grandemente el ejercicio de su misión evangelizadora” (n. 2).

Al hacerlo tiene en cuenta las circunstancias actuales:

  • Una renovada conciencia de la misión evangelizadora de toda la Iglesia (nueva evangelización)
  • La cultura globalizada y la necesidad de una renovada metodología y creatividad, especialmente en la formación de las nuevas generaciones (cf. n. 5)

 

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Puedes leer de forma completa la Carta Apostólica "Antiquum Ministerium" con la que se instituye "El ministerio del catequista" del Papa Francisco (10 de Mayo 2021)

 

Un Ministerio del catequista pensado para los laicos

Se trata de un ministerio pensado fundamentalmente para los fieles laicos. Este Ministerio del catequista no cambia la condición ni la vocación de los laicos, que consiste en santificar las realidades temporales: el trabajo, la actividad familiar y cultural, la política y la economía, el arte y el deporte, etc. (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 31).

Al mismo tiempo, “recibir un ministerio laical como el de catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización” (Antiquum ministerium, 7).

La Iglesia desea dar aún más importancia al catequista, que puede considerarse como una vocación en la Iglesia, apoyada en la realidad de un carisma, y dentro del amplio marco de la vocación laical. La institución de este ministerio o servicio facilitará la misión de los catequistas, es decir la transmisión de la fe: el anuncio del mensaje del Evangelio, la formación para los sacramentos y para la vida cristiana de todos los fieles, al servicio de la Iglesia y de la sociedad.

El Ministerio del catequista al servicio de la Iglesia local

Las conferencias episcopales establecerán unos itinerarios formativos para los catequistas. En cada lugar, el obispo es el principal responsable de los catequistas y de su servicio “estable” a la Iglesia local.

Así se refuerza también la renovación de la enseñanza de la religión impulsada a partir del Concilio Vaticano II. De ello son prueba el sínodo universal de los obispos de donde surgió la exhortación Catechesi tradendae (1979), el Catecismo de la Iglesia Católica (1997) y el Directorio para la catequesis (tercera edición, marzo de 2020).

Los catequistas han de ser “hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis(n. 8).

Don Ramiro Pellitero Iglesias
Profesor de Teología pastoral
Facultad de Teología
Universidad de Navarra

 

Publicado en “Iglesia y nueva evangelización”

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