«Permito expresar por medio de estas letras, un profundo agradecimiento por su dedicación y entrega al servicio de la Iglesia.
Porque con su servicio silencioso, que se convierte en ayuda para formar futuros sacerdotes, alumbra al mundo.
Ser esperanza para tantas diócesis a lo largo y ancho del mundo, que esperan el regreso de sus seminaristas y sacerdotes a que les guíen por la vida y les conduzcan a Dios.
Ser motivación para las Iglesias locales -diócesis- en cuanto que preparan a futuros sacerdotes.
La posibilidad brindada para una formación sólida humana-espiritual, tanto, en la universidad de Navarra, como el seminario internacional Bidasoa.
Ser instrumento de Dios que favorece el contacto con la Iglesia universal.
Porque su colaboración y entrega se traduce en oportunidad de saludar a personas eclesiales y civiles de jerarquía y cargos diversos.
Son instrumentos del Espíritu Santo para santificar el mundo, empezando por los seminaristas y sacerdotes, los cuales, contagian al resto del mundo.
Permitirme ser beneficiario de sus oraciones.
Darme la oportunidad de relacionarme con tantas culturas y personalidades del mundo».