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Santa María Reina: la Virgen María, emperatriz de cielo y tierra

22/08/2025

Estatua de la Virgen María con corona dorada sobre un fondo azul claro, simbolizando su realeza.

El 22 de agosto celebramos la fiesta de Santa María Reina del Cielo y del Mundo. Descubre con san Josemaría el poder transformador y el inmenso amor de madre de la Virgen María.

Cada año, la Iglesia celebra emocionada la festividad de Santa María Reina, una fecha que nos invita a contemplar con profunda devoción el papel de la Virgen María como Reina del cielo y de la tierra. San Josemaría nos enseña su devoción y amor a nuestra madre. Su reinado no se basa en un poder humano, sino en el inmenso amor que nos tiene a todos; en una entrega a la voluntad de Dios con humildad y servicio, en perfecta sintonía con su sí desde el primer momento en la Encarnación del Hijo de Dios.

The Papa Pío XII instituyó esta festividad en 1954, en la clausura del Año Mariano, y más tarde, con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, se ubicó dentro de la octava de la Asunción de la Virgen, el 22 de agosto. Así, la coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado se celebra justo después de su entrada gloriosa al cielo en cuerpo y alma.

Santa María Reina porque es Madre

La realeza de la Virgen María está íntimamente ligada a su papel como Madre de Dios. San Josemaría Escrivá, gran devoto de nuestra Madre, meditaba con frecuencia sobre esta verdad, enseñando que María ha sido ensalzada por Dios por encima de toda criatura: «Llénate de seguridad: nosotros tenemos por Madre a la Madre de Dios, Reina del Cielo y del Mundo».

En otra ocasión san Josemaría dejó escrito en una homilía: «Si nuestra fe es débil, acudamos a María. Cuenta san Juan que por el milagro de las bodas de Caná, que Cristo realizó a ruegos de su Madre, creyeron en Él sus discípulos. Nuestra Madre intercede siempre ante su Hijo para que nos atienda y se nos muestre, de tal modo, que podamos confesar: Tú eres el Hijo de Dios», Amigos de Dios 285

Desde el primer instante de su concepción, María fue colmada de gracia. Fue preservada del pecado original y vivió toda su existencia unida perfectamente a la voluntad de Dios. En la plenitud de su entrega, aceptó ser la Madre del Salvador, y al pie de la Cruz, se convirtió también en Madre de todos los hombres y Corredentora junto a su Hijo.

Por eso, su reinado no es simbólico: es el reflejo de su papel esencial en el plan de salvación, querida por Dios como intercesora, protectora y guía del Pueblo cristiano.

Santa María Reina san Josemaría amor a la Virgen María

La Virgen María fuente de paz en medio de las tormentas

A diferencia de los reinados humanos marcados por poder o ambición, el de María está lleno de ternura y compasión maternal. Como señala san Josemaría, ella es Reina de la paz, y acudir a ella es encontrar consuelo: «Santa María es la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma… no ceses de aclamarla… Regina pacis, ora pro nobis!".

La Virgen no está distante: es cercana, comprensiva y disponible. Muchos cristianos experimentan cómo, al acudir a ella en medio de dificultades –enfermedades, preocupaciones familiares, dudas vocacionales–, su presencia serena el corazón y abre caminos de esperanza.

Reina y Madre de los apóstoles

Además de consolar, María impulsa. Es Regina Apostolorum, Reina de los Apóstoles. San Josemaría insistía en que la Virgen María nos anima a vivir una vida de entrega y misión:

"Sed audaces. Contáis con la ayuda de María, Regina apostolorum. Y Nuestra Señora, sin dejar de comportarse como Madre, sabe colocar a sus hijos delante de sus precisas responsabilidades. (…) Muchas conversiones, muchas decisiones de entrega al servicio de Dios han sido precedidas de un encuentro con María. Nuestra Señora ha fomentado los deseos de búsqueda, ha activado maternalmente las inquietudes del alma, ha hecho aspirar a un cambio, a una vida nueva. Y así el haced lo que Él os dirá se ha convertido en realidades de amoroso entregamiento, en vocación cristiana que ilumina desde entonces toda nuestra vida personal». San Josemaría, Es Cristo que pasa, 149

Esta dimensión apostólica del reinado de María conecta profundamente con la misión de la CARF-säätiö, que promueve la koulutus de seminaristas y sacerdotes diocesanos y religiosos y religiosas al servicio de la Iglesia universal. María, que supo acoger y guiar la vocación de los primeros apóstoles, sigue hoy acompañando a quienes entregan su vida en el sacerdocio o en la vida consagrada.

¿Cómo celebrar la fiesta de Santa María Reina?

Te proponemos vivir este día con algunos gestos sencillos, pero profundos:

  • Reza el Rosario, contemplando especialmente el quinto Misterio Glorioso: la coronación de María como Reina del Cielo.
  • Dedica un tiempo a la adoración eucarística, agradeciendo a su Hijo que nos ha dado una Madre y Reina tan misericordiosa.
  • Haz una obra de caridad en su honor: acompaña a alguien que lo necesite, visita a un enfermo, o apoya una causa que construya Iglesia, como la formación de sacerdotes.
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La Coronación de la Virgen María. Foto de la galería de las escenas del Rosario del Santuario de Torreciudad.

«La Maternidad divina de María es la raíz de todas las perfecciones y privilegios que la adornan. Por ese título, fue concebida inmaculada y está llena de gracia, es siempre virgen, subió en cuerpo y alma a los cielos, ha sido coronada como Reina de la creación entera, por encima de los ángeles y de los santos. Más que Ella, sólo Dios. La Santísima Virgen, por ser Madre de Dios, posee una dignidad en cierto modo infinita, del bien infinito que es Dios. No hay peligro de exagerar. Nunca profundizaremos bastante en este misterio inefable; nunca podremos agradecer suficientemente a Nuestra Madre esta familiaridad que nos ha dado con la Trinidad Beatísima», san Josemaría. Amigos de Dios, 276

Propuesta de oración para el 22 de agosto

  • Inicio: invoca a Santa María Reina con un acto de fe: «Santa María Reina, confi­adora madre, te entrego hoy mi corazón…»
  • Contemplación: imagina la corona sobre su cabeza, signo de su poder maternal.
  • Petición: pídele paz para un área concreta: el trabajo, el hogar, tus proyectos.
  • Ofrecimiento: entrega tus esfuerzos de este día a Jesús, por medio de su Reina y Madre.

Que este 22 de agosto, al honrar a Santa María Reina, encontremos en su maternal ayuda y presencia reinado la paz y el impulso para servir con corazón generoso y manos dispuestas.


Bibliografia:

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