Cada 5. september, la Iglesia celebra la memoria de la Madre Teresa de Calcuta. Su vida, marcada por la humildad y la entrega total a los más necesitados, sigue siendo un modelo de santidad y servicio.
Mons. Javier Echevarría señalaba cómo la Madre Teresa supo mirar la vida desde la perspectiva del amor cristiano: un amor que se entrega, que se inclina hacia los más necesitados y que transforma cada acto en una ocasión para vivir con Dios. El entonces prelado de Opus Dei, subrayaba que ella «veía el mundo como una casa común» y que su vida invitaba a «aprender a vivir para los demás».
The Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, bajo la prefectura del cardenal Arthur Roche, emitió un decreto el 24 de diciembre de 2024, instituyendo oficialmente la memoria litúrgica de la Madre Teresa en el Calendario Romano General.
Este decreto permite celebrar su memoria el 5 de septiembre en todas las diócesis del mundo. La intención es que los fieles recuerden su ejemplo de humildad y servicio, y que las celebraciones litúrgicas incluyan oraciones y lecturas que refuercen la centralidad del amor al prójimo en la vida cristiana.
La institución de la memoria litúrgica también facilita que la Iglesia pueda difundir los textos litúrgicos propios de la Madre Teresa, que incluyen lecturas de Isaías 58 (Parte tu pan con el hambriento) y Mateo 25 (Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis), reforzando la dimensión espiritual de su testimonio.
En un artículo publicado en opusdei.org, Mons. Javier Echevarría, entonces prelado, recordaba que santa Teresa se inclinaba siempre para «acoger al abandonado o curar heridas del cuerpo y del alma». Estas palabras reflejan bien lo que ella fue: una mujer que supo descubrir a Cristo en el rostro de los más pobres.
En su reflexión sobre la Madre Teresa, enfatizaba cómo ella encarnó la caridad en el día a día. No se limitó a gestos grandiosos, sino que encontró a Cristo en cada persona necesitada: enfermos, pobres, abandonados. Su vida demuestra que la santidad se construye a través de actos concretos de amor, consistencia y entrega.
Su vida interpela a todos los cristianos, porque no se trata solo de admirar su generosidad, sino de hacer de la entrega un estilo de vida en lo ordinario. Tal como enseñaba Püha Joosemaría, la santidad está en las pequeñas cosas, en el trabajo, en la familia y también en el servicio desinteresado a quienes nos rodean.
Por eso, la memoria de la Madre Teresa se convierte en una ocasión para revisar nuestro compromiso cristiano: ¿miramos a quienes sufren con ojos de fe?, ¿sabemos descubrir en cada persona la dignidad de hijo de Dios?, ¿ponemos el amor en los detalles concretos de la vida?
En la Iglesia, la memoria de un santo se celebra el día de su fallecimiento, entendido como el momento en que entra plenamente en la gloria del cielo. En el caso de la Madre Teresa, esto corresponde al 5 de septiembre de 1997, fecha en la que murió en Calcuta.
Desde ese día, muchos comenzaron a recordar su ejemplo y a rezar mediante su intercesión. Su canonización en 2016 por el papa Francisco reforzó la importancia de esta fecha. Así, la celebración anual no solo honra su vida, sino que también invita a los fieles a reflexionar sobre la santidad y el servicio concreto a los demás.
En diversas diócesis y parroquias, esta fecha se ha convertido en ocasión para realizar actividades caritativas y celebraciones litúrgicas, recordando que la vida de la Madre Teresa fue un testimonio de amor a los más pobres y marginados.
El cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino, afirmó que la Madre Teresa es «un testigo excepcional de esperanza» en tiempos de dolor y marginación. Su vida es una respuesta concreta al llamado del Evangelio a servir a los más pequeños y olvidados.
Desde la perspectiva cristiana, su fiesta litúrgica no es solo un recuerdo histórico, sino una invitación a seguir su ejemplo en el presente. Cada cristiano puede encarnar ese mismo espíritu en su entorno: cuidando enfermos, acompañando a solitarios, moribundos, huérfanos... dedicando tiempo a quien lo necesita.
Así, la Madre Teresa se convierte en una guía para vivir la caridad con coherencia, recordando que el camino de la santidad no se mide por las palabras, sino por gestos concretos de amor.
El decreto litúrgico incluye textos específicos para la Misa y la Liturgia de las Horas, adaptables por las conferencias episcopales en diferentes lenguas. Entre ellos se encuentran oraciones, lecturas y antífonas que subrayan la misericordia de Dios y la importancia de la caridad activa.
Esto asegura que los fieles puedan participar en una celebración uniforme en todo el mundo, y que la fiesta de la Madre Teresa no se limite a un recuerdo histórico, sino que se viva de manera espiritual y comunitaria.
Su vida y obra muestran cómo la caridad cristiana puede transformar realidades concretas y dejar un legado que sigue inspirando a millones de personas en todo el mundo.
La fiesta de la Madre Teresa nos invita a mirar el mundo con sus ojos: ojos de compasión, de fe, de entrega sin límites. Como subrayó el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, se trata de aprender a vivir para los demás.
A dos días de su partida a la Casa del Padre, el papa Johannes Paulus II, amigo personal de la religiosa, dedicó el rezo dominical del Ángelus en la plaza san Pedro a la madre Teresa de quien dijo lo siguiente: «la querida religiosa reconocida universalmente como la Madre de los Pobres, nos deja un ejemplo elocuente para todos, creyentes y no creyentes. Nos deja el testimonio del amor de Dios. Las obras por ella realizadas hablan por si mismas y ponen de manifiesto ante los hombres de nuestro tiempo el alto significado que tiene la vida".
¿Y tú? ¿Cómo puedes hacer de tu día a día un servicio a los demás? El 5 de septiembre, pero durante toda tu vida, celebra la fiesta de la Madre Teresa con gestos de servicio: oración, actos de caridad o una reflexión sobre cómo poner amor y compasión en tu vida diaria. Ayúdanos a difundir su legado de santidad y entrega.
Fuentes consultadas