La historia de la vocación de Jonathas demuestra que, cuando una persona deja de tener miedo a abrirse a Dios, descubre una plenitud de vida y una paz infinita.
La Fundación CARF (acrónimo que significa Centro Académico Romano Fundación) promueve actividades de carácter cultural, encaminadas al fomento y al desarrollo de las humanidades en todas sus manifestaciones, y, primordialmente, la formación específica que reciben los seminaristas, sacerdotes diocesanos y religiosos de la Iglesia Católica.
Creemos que es posible mejorar la vida cotidiana de las personas, a través de una formación integral de jóvenes con vocación que sirvan desde el sacerdocio. Por esta razón, la Fundación CARF, gracias a sus benefactores, contribuye económicamente para que seminaristas, sacerdotes diocesanos y religiosos de todo el mundo puedan recibir una sólida preparación académica, teológica, humana y espiritual.
Gracias a personas generosas como tú, los candidatos pueden completar su formación académica, teológica, humana y espiritual en universidades y seminarios de Roma y Pamplona.
Cada año, más de 800 obispos de todo el mundo solicitan ayudas para poder formar a sus estudiantes en la PUSC y en la UNAV. La mayoría de las vocaciones nacen hoy en países de África, Asia o de América, carentes de medios.
131 países envían candidatos a universidades y centros de formación.
La historia de la vocación de Jonathas demuestra que, cuando una persona deja de tener miedo a abrirse a Dios, descubre una plenitud de vida y una paz infinita.
En la Anunciación, el Sí de la Virgen María es el momento estelar de la entrega y aceptación de la misión salvadora, que tiene su significado para la vida y la vocación sacerdotal.
Un legado o un testamento solidario permite extender la generosidad más allá de la vida, destinando una parte del patrimonio a la formación y al sostenimiento de seminaristas y sacerdotes diocesanos, sin perjudicar a los herederos legítimos. Es un acto de fe y de amor hacia la misión de la Iglesia que deja un legado perpetuo.