"Y subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a Él. Y designó a doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. (Marcos 3,13-14).
Con estas palabras del Evangelio puedo resumir lo que desde hace muchos es mi experiencia. Crecí en una familia de valores cristianos y por tanto en un ambiente propicio para cultivar una vocación como esta que el Señor me ha concedido.
Allá por el año 2007, cuando me planteaba mi futuro, qué carrera elegir en la universidad, vino a mí una inquietud que fue imposible de evadir. El ejemplo de algunos sacerdotes que conocía, y el hecho participar activamente en la vida parroquial, fue el medio que Dios utilizó para llamarme.
Así fue como en el año 2008, sin pensarlo tanto, entré al seminario de mi Diócesis.
Desde entonces comenzó una gran aventura.
Con el pasar de los años de formación me iba enamorando más de mi vocación.
Cuando en enero de 2010, mi rector me propuso seguir la formación en el Seminario Internacional Bidasoa, fue para mí una señal definitiva de Dios que me llamaba. De septiembre de 2010 a junio de 2015 fueron de verdad años maravillosos. La experiencia vivida en Bidasoa, y la formación académica en la Universidad de Navarra, marcó profundamente mi vida.
El 18 de abril de 2015 fui ordenado diácono en Pamplona.
Al terminar el curso, volví feliz a mi Diócesis.
El 19 de diciembre de ese mismo año recibí la ordenación sacerdotal. De eso hace ya cerca de cinco años."
"La única palabra que me brota del corazón es ¡gracias!
Gracias, Señor por haberme llamado. Y ¡gracias! a quienes, con sus esfuerzos y renuncias, hacen posible la formación de muchos sacerdotes."