Kenny Ang tiene 25 años y es de Yakarta, Indonesia. Hasta hace muy poco, los domingos, se le podía ver tocando el órgano de la capilla de la Clínica Universidad de Navarra.
Llegó en 2014 a Pamplona y, aunque su vocación sacerdotal le viene de muy joven, explica que fue en Missouri (EE.UU), con 18 años, cuando fue plenamente consciente de ello.
Entonces estudiaba Música en la Missouri Western State University con una beca concecida cuando terminó el colegio y el diploma de piano. Vivía en el Catholic Newman Center junto con otros estudiantes de diferentes facultades. “Fue la primera vez que vi de cerca cómo se vive el sacerdocio al cien por cien, durante las 24 horas del día”, afirma.
Allí un confesor colombiano le ayudó a tomar la difícil decisión: cambiar la carrera de música por la vocación sacerdotal.
Realizó dos de los cuatro años de carrera y volvió a Indonesia. “Al principio mis padres se sorprendieron, pero se alegraron mucho por mí y ahora que me ven feliz están muy contentos”, afirma.
Tras unos meses de retiro espiritual y reflexión, el obispo de Surabaya le envió a formarse al seminario Bidasoa en Pamplona. En 2020 fue ordenado sacerdote y trasladado a Roma para finalizar sus estudios en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Se muestra muy agradecido por toda la ayuda recibida de los benefactores que han hecho posible su formación para el sacerdocio.