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Solo sé que el padre san Josemaría ha permitido que esté yo acá

Nombre: Iván Bravo Calvimontes.
Edad: 37 años.
Situación: Presbítero.
Origen: La Paz, Bolivia.
Estudia: de Licenciatura en Comunicación Institucional en la Universidad Pontifica de la Santa Cruz, en Roma.

«Soy Iván Bravo Calvimontes, tengo 37 años sacerdote Diocesano de La Paz – Bolivia.

Doy gracias a Dios por ser cristiano ante todo conocer la fe que me han transmitido de forma sencilla en mi familia. Provengo de raíces indígenas mis papás son de ascendencia Quechua mi madre de provincia entre Potosí y Chuquisaca y mi padre de Sucre. Debido a la situación familiar mis padres tuvieron que migrar del campo a la ciudad y fue allí donde se conocieron sus oficios de ambos fueron sencillos porque no pudieron estudiar en la escuela del todo. 

Mi padre aprendió el oficio de sastre y mi madre trabajaba en como personal de servicio de limpieza. Pues somos cuatro hermanos yo vengo a ser el menor. La situación económica y también dentro la vida familiar no fue fácil, hasta la fecha mi familia no tiene casa propia mis hermanos mayores estudiaron y formaron sus familias, mi padre murió hace dos años.

Dentro la familia hemos vivido la fe de forma sencilla y fue así que asistíamos a misa dominical, al llegar mis 13 años tomé la iniciativa de prepararme a mi primera comunión que al haber buscado el catecismo me ayudó a descubrir más al Señor, fue así que me acerqué a la Iglesia donde íbamos a misa en el centro de la ciudad, en los avisos invitaron a un espacio llamado oratorio para poder ayudar en tiempos libres, además que consideraba que era un espacio de recreación personal y comunitaria.

Luego de dos años lo dejé por las exigencias en casa, pero sentí un gran vacío y organizando mis tiempos acudí a la parroquia del barrio el sacerdote me recibió bien y me hizo catequista de niños de primera comunión y colaborador de monaguillos. Fue linda etapa juvenil, aunque debía organizar bien mis tiempos lo que también antes de terminar el colegio tuve que dejar por las exigencias en la secundaria, en casa y en el servicio pre militar. 

Yo sinceramente al acabar el colegio pensé en varias carreras universitarias en ámbito social como un campo de apoyo y de servicio a la humanidad y sociedad. Mis padres me animaban a ser profesional buscar salir de la pobreza y la superación mis capacidades daban a ver una carrera social, pero algo estaba en mí y era la curiosidad de entrar a una casa de formación para ser sacerdote. Pues pregunté y averigüé me pusieron en camino con la pastoral vocacional, a tiempo de entrar y afrontar en casa el llamado todos quedaron mudos porque no esperaban que entre a un seminario. Lo que hice fue algo libre y consciente no puedo negar que me afligía dejar la familia y mis planes personales, pero algo mayor a mis fuerzas me dio el valor de hacerlo. El día que yo salía de casa supieron que era un paso muy maduro de mi parte y que aceptaron porque se dieron cuenta que los hijos debemos ser felices en el discernimiento vocacional para la vida.

En mi formación sacerdotal conocí sacerdotes del Opus Dei que me confesaban, me animaban y me acompañaban. Tras estar ordenado diácono me invitaron a círculos para sacerdotes donde me sentía muy bien y fue así que conocí a San Josemaría a quien me encomendé por varias felices coincidencias.

Yo fui ordenado sacerdote el 12 de mayo de 2011 me hicieron párroco el año 2017 yo seguía frecuentando los retiros para sacerdotes diocesanos ofrecidos por la Obra y fue así que el año 2021 tras diez años de mi servicio en una parroquia de indígenas aymaras y periférica se me hizo posible pensar en un estudio superior. Desde que se abría esa posibilidad todo lo puse bajo la voluntad de Dios porque mi Diócesis esta en momentos difíciles económicos desde mucho antes de la Pandemia por eso muchos sacerdotes de la jurisdicción no pudieron tener esa oportunidad, una dificultar es el dinero, la variación de moneda nacional con moneda extrajera, luego la situación socio política en Bolivia, la Iglesia afronta aún persecución, la reducción de vocaciones.

El nuevo arzobispo apuesta por la cualificación del clero y al tener esta posibilidad de la Universidad de la Santa Cruz aceptó a pesar de la situación compleja que atraviesa nuestra Iglesia local.

Nunca salí de mí país, me tocó hacer todo desde cero para poder acceder al estudio, desde ese momento todo viene siendo nuevo para mí, pero no dudo en agradecer al Señor el regalo de los estudios en la Pontifica Universidad de la Santa Cruz en Roma, solo sé que el Padre San Josemaría ha permitido que este yo acá. Estoy dando lo mejor de mí ante lo que toca vivir en esta hermosa experiencia de fe y de vida. En la Universidad nos damos cuenta de que el Señor está en medio de nosotros porque la catolicidad se hace palpable estamos de América, Europa, India, Australia, África. Hablamos de Dios, vivimos para él y celebramos en comunión, configurándonos a Jesús en Buen Pastor, para santificar la vida diaria. Gracias a Dios y a quienes hacen posible que podamos formarnos y volver a nuestros países con la alegría del Evangelio, siendo enviados como discípulos y misioneros».