La Providencia Divina ha manifestado su misericordia conmigo, destinándome por pura gracia y amor a este ministerio sacerdotal

Nombre: Berman de Jesús Robles Romero.
Edad: 27 años.
Situación: Presbítero.
Origen: Granada, Nicaragua.
Estudia: de Licenciatura en Teología en la Universidad de Navarra, en Pamplona.

A medida que fui creciendo también crecía en mí la luz de la vocación

Berman de Jesús Robles Romero es un sacerdote nicaragüense de la Diócesis de Granada, estudiante del segundo curso de Licenciatura en Teología Sistemática (orientación en Teología Moral y Espiritual) en la Facultada de Teología de la Universidad de Navarra.

"Deseo compartirle en unas pinceladas mi recorrido vocacional, donde la Providencia Divina ha manifestado su misericordia conmigo, destinándome por pura gracia y amor a este ministerio sacerdotal, llamada que se confirmó 08 de diciembre del 2018, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, Nuestra Madre.

Gracias a Dios he nacido y crecido a lado de mis padres y de mis cuatro hermanos en un ambiente familiar y de fe cristiana, ayudándome esto a experimentar las grandezas del Señor desde muy pequeño y despertando en mí el deseo de corresponderle.

El primer recuerdo que tengo sobre mi inquietud vocacional fue cuando tenía alrededor de unos cinco años de edad; en esa ocasión mi papá me preguntó sobre qué quería ser de grande, a lo que respondí sin tardanza: “quiero ser sacerdote”. Me dijo que al día siguiente me llevaría al pueblo donde el párroco para que me hiciera sacerdote; por supuesto que no lo hizo porque yo era demasiado pequeño e inconsciente de lo que decía.

A medida que fui creciendo, también, en silencio, crecía en mí aquella luz de la vocación que se exteriorizó como el resplandor de una estrella fugaz cuando yo era muy pequeño. Participaba muy de cerca en las actividades de la capilla de mi comunidad los domingos, donde un laico dirigía lo que llamamos Celebración de la Palabra de Dios, debido a la ausencia del sacerdote; mi parroquia, con su sede en el pueblo, estaba conformada con más de 50 comunidades como la mía, haciendo imposible la asistencia frecuente del sacerdote a las celebraciones de las comunidades.

Cuando yo cursaba los estudios secundarios ya el sacerdote a mi capilla llegaba cuatro veces al año a celebrar los sacramentos, cada tres meses; todo aquello era una gran fiesta, todo se suspendía en la comunidad por ir a la iglesia. Y el ver esa apertura de la gente por las celebraciones sacramentales fue despertando en mí la curiosidad de por qué no llegaba el sacerdote con más frecuencia si la gente iba con gran dedicación a la capilla cuando él estaba en la comunidad, además, si casi todos lo buscaban para saludarlo, para platicar con él; pues no me reservé la curiosidad, le hice saber mis curiosidades y me respondió que era porque no
había muchos sacerdotes; seguramente pregunté también las causas de la escasez, y sobre los requisitos para ser sacerdote.

Así fue desvelándose nuevamente en mí la vocación sacerdotal, ingresé a los 17 años al Seminario Menor de mi Diócesis a cursar un año propedéutico, después de terminar los estudios secundarios, sabiendo que iba a intentarlo, a comprobar si el Señor me llamaba a este camino.

Así se lo dije a mis padres y ellos también lo confirmaron al decirme que si no me sentía en lo mío que me regresara a casa sin ningún problema para que estudiara en la universidad.

Ingresé en enero del 2011, al año siguiente pasé al Seminario Mayor, también de mi Diócesis, y de ahí salí el año pasado siendo sacerdote para continuar formándome aquí en Navarra, gracias a la generosidad y dedicación de todos ustedes. Rezo a Dios y a la Virgen por sus necesidades e intenciones".

"Gracias a sus oraciones sigo adelante en busca de ser otro Cristo. Del mismo modo, así como ayudan en lo espiritual, lo hacen también en lo material, porque esto no se lograría sin las personas de corazón generoso, que piensan en el futuro de la Iglesia. Por este motivo me dirijo a ustedes agradeciéndoles, de manera incondicional, por su carisma de servicio, colaboración, y disponibilidad.

Dios bendiga la obra que realizan en la Iglesia, para que sea fructífera, y bendiga su labor personal. Porque esta es la causa de donde surgirán más actos de generosidad en el mundo, más sacerdotes en la Iglesia y más personas entregadas por vuestro ejemplo. Os encomiendo ante nuestra Madre La Virgen María, hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo".