«Nací el 16 de octubre de 1998 en la Villa Benito Juárez, Mac. Tabasco, México. Mis padres son José Luis y María Ofelia. Tengo una hermana: Melina. Y mi hermano Juan Daniel, que de Dios goce.
Crecí en una familia católica que me mostró cómo caminar en la fe. Como familia visitábamos cada lunes el Santísimo Sacramento. Los jueves y domingos participamos de la Eucaristía. Con mi familia aprendí a valorar el sentido del jueves: como día sacerdotal. Era un chico que participaba a la catequesis, grupo de adolescentes, etc. Mis anhelos en la vida era ser una persona que ayudase a muchísimas personas. La opción era ser médico, pero no ser cura. Incluso, en varios momentos me invitaron a ser monaguillo, pero mi respuesta era negativa. De hecho, mi hermano quería ser sacerdote.
En momentos de reflexión personal me di cuenta que algo me faltaba, que no era del todo feliz. Fue hasta que un momento pensé: y ¿si pruebo a ser sacerdote? Ingresé al seminario menor a la edad de 14 años, allí fueron mis primeros pasos formativos. Al inicio fue muy difícil, pero luego encontré grandes amigos, que ahora con el tiempo se han convertido en mis hermanos, aunque ellos no continúan en la formación.
Sé que la vida del seminario no solo nos forma, sino que también nos hace formar una familia. En diversas ocasiones me han preguntado el porqué de mi ingreso al seminario a tan temprana edad, pero puedo decir que mi historia vocacional no tiene fecha y lugar, más bien, nace del testimonio de mis padres: su amor por la Eucaristía. Por ello, he descubierto que la única manera de amar verdaderamente, es amar a Cristo. Consagrando mi vida a los demás es la forma en que puedo manifestar el gran amor por Cristo. Él es la fuente de mi vocación.
Agradezco a todos sus oraciones y sus colaboraciones. Les tengo presente en mis oraciones. Dios les bendiga. Gracias».