La Universidad Pontificia de la Santa Cruz y su relación con la Fundación CARF

La Universidad Pontificia Santa Cruz y su relación con la Fundación CARF

Las actividades académicas en la PUSC comenzaron en 1984, con el nombre de Centro Accademico Romano della Santa Croce, germen de la actual Universidad, que fue erigida como “Pontificia” por el santo padre Juan Pablo II el 9 de enero de 1990.

La Universidad Pontificia de la Santa Cruz actualmente está formada por las Facultades de Teología, Derecho Canónico, Filosofía y Comunicación Social Institucional; también es parte esencial de ella el Instituto Superior de Ciencias Religiosas del Apollinare.

La Fundación CARF y su compromiso con la formación

Cientos de obispos de todo el mundo solicitan ayudas al estudio a la Universidad y la Fundación CARF se encarga de obtener los fondos para enviar a sacerdotes diocesanos y seminaristas y religiosos a formarse en sus aulas. El objetivo de la Fundación CARF, desde el año 1989 es facilitarles a estos jóvenes una profunda formación científica y espiritual en la PSUC.

La misión específica de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz es la de profundizar en el contenido intelectual y la riqueza antropológica de la fe, estableciendo al mismo tiempo un diálogo con la cultura contemporánea.

La Universidad Pontificia Santa Cruz una formación abierta al mundo

La Santa Croce se caracteriza por una parte por estar abierta al mundo, en diálogo con la cultura secular. Tanto en la docencia, como en la investigación hay una mirada atenta a los problemas del mundo, siendo conscientes que desde las ciencias sagradas se puede contribuir a la búsqueda de la verdad.

Temas como la antropología, la doctrina social, la defensa de la vida, son objeto de estudio. Además, la gran mayoría de los profesores de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz han obtenido títulos académicos civiles en los distintos campos del saber, lo cual facilita ese diálogo.

Siguiendo el deseo del beato Álvaro del Portillo, las actividades académicas están abiertas a estudiosos e intelectuales de ámbito científico, filosófico, económico y social, proporcionando los elementos necesarios para un verdadero diálogo de la fe con el mundo.

Entre las mayores herencias espirituales recibidas por san Josemaría Escrivá está sin duda la exhortación a cultivar una profunda unidad de vida. Esa no se manifiesta solamente en una debida coherencia entre palabras y obras, sino también a través de la armonía que debe existir entre la formación profesional e intelectual, por una parte, y la formación espiritual y teológica por otra.

«La Santa Croce se caracteriza por estar abierta al mundo, en diálogo con la cultura secular»,

Luis Navarro, rector de la PUSC desde 2016.

Porque es importante para la Fundación CARF que los seminaristas y sacerdotes accedan a una formación en la Universidad Pontificia Santa Cruz

En primer lugar, ¡porque Roma es la cuna de la cristiandad! Hace unos años el papa Benedicto XVI, dirigiéndose a los estudiantes de las universidades romanas, les decía que “la posibilidad de estudiar en Roma, sede del sucesor de Pedro y por tanto del ministerio petrino, os ayuda a reforzar el sentido de pertenencia a la Iglesia y el compromiso de fidelidad al magisterio universal del Papa”.

También cobra relevancia durante la formación en Roma el sentido de unión con toda la Iglesia que se fortalece en la ciudad eterna. Caminar por las calles donde tantas mujeres y hombres santos han caminado es impresionante y un acicate para cada uno. A esto se añade otro factor: en Roma se toca la universalidad de la Iglesia. Ves, hablas, convives con católicos de todo el mundo: personas de culturas, tradiciones, razas muy diversas y a la vez muy cercanas porque creen, anuncian y aman a Jesucristo. Al descubrir esto se abre un gran horizonte en la vida interior: la pertenencia a la gran familia de Dios.

Por esto mismo la Universidad Pontificia Santa Cruz es una institución abierta al mundo y realiza una formación donde se busca que los estudiantes estén en condiciones de poder ayudar a los hombres y mujeres de su país a encontrar a Dios precisamente en las realidades temporales. La mayoría de los fieles son ciudadanos que necesitan recibir una formación que les permita ser santos en su vida corriente.

universidad PUSC

La visita anual de benefactores de la Fundación CARF a la PUSC en Roma

Cada año la fundación organiza una jornada de encuentro y formación en Roma, en la que los benefactores y amigos tienen la oportunidad de conocer a algunos de los alumnos a los que apoyan y charlar y comer con ellos, pudiendo visitar la PUSC y participar en algunas conferencias impartidas por docentes o personalidades involucradas en el ámbito académico, cultural o de la comunicación.

Los participantes realizan una verdadera peregrinación a Roma pudiendo, visitar el Seminario Internacional Sedes Sapientiae, el Colegio Sacerdotal Tiberino, las excavaciones de la Necrópolis Vaticana, junto con algunos alumnos de la universidad, y participar en la Audiencia y el Ángelus con el papa Francisco.

Durante el viaje, los benefactores pueden comprobar porque la Universidad Pontificia de la Santa Cruz tiene una conformación única entre todas las demás Universidades Pontificias. La PUSC puntualmente fomenta, además de las tres facultades principales, el Instituto Superior de Ciencias Religiosas y varios centros de investigación. Un reto, difícil en nuestros tiempos, pero en el cual pone todos sus esfuerzos para que por medio la formación se contribuya también a la evangelización y la difusión del mensaje de Cristo.

Gracias a mis benefactores de la Fundación CARF. A veces puede que, para un joven europeo, sea normal tener la oportunidad de formarse en una universidad tan prestigiosa como puede ser la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, pero les puedo asegurar que no es así para la gente de mi país: su ayuda me ha permitido tener la oportunidad de estudiar en Roma y de compartir mi vida y mi fe con otros jóvenes seminaristas de todo el mundo. Así que, de verdad, mi deseo es que Dios les bendiga en su trabajo diario y mantenga en ustedes ese maravilloso corazón».

Mathias Msonganzila, seminarista de la Archidiócesis de Mwanza, en Tanzania.

Bibliografía

- Entrevista a don Luis Navarro, Gerardo Ferrara.
- Entrevista a Mª Dolores Cuadrado, corresponsal de la Fundación CARF en Valladolid.
- Entrevista a don Mariano Fazio con motivo de su libro número 28: “Libertad para amar, a través de los clásicos”, Marta Santín.

Poemas para el asombro agradecido

¡Ay, los poemas! Conocí esta obra de un modo un tanto insólito: una agencia de mensajería lo depositó en mi domicilio por error. Confirmé que era una equivocación cuando ya lo había abierto, lo hojeé, me gustó y me lo regalaron. Y todo regalo merece un agradecimiento, que intento transmitir con estas líneas.

Alumbramientos

Es un libro de poesía religiosa, un trabajo pulido y bien condimentado por un escritor que tiene varios premios poéticos en su haber, aunque además ha cultivado la narrativa.

Es una síntesis de formas poéticas, en la que no faltan combinaciones de estrofas tradicionales con otras de corte más reciente. Sin embargo, no estoy de acuerdo con que no sea un libro místico, como se dice en la presentación, porque supuestamente el autor tendría los pies bien clavados en la tierra.

Pero los grandes místicos, como los santos del Carmelo, también los han tenido y han conocido los sinsabores y las alegrías de la vida cotidiana, si bien su vocación fuera de la de almas contemplativas en su celda.

Tener los pies firmes en la tierra es ocasión de contemplar la Belleza con mayúscula tras fijarse en las maravillas de la naturaleza, huellas de la existencia divina. Es el asombro, un asombro agradecido, lo que hace descubrir al poeta la Belleza.

Daniel Cotta - Poemas y poesía. Alumbramiento Poesía Antonio Rubio Plo

Daniel Cotta Lobato (Málaga, 1974) es un poeta y novelista español. 

El autor y el asombro en los poemas y la poesía

Cotta se remonta primero al Dios del Universo, que no solo es Padre sino también Madre, para llevarnos poco a poco a Cristo, el Dios encarnado.

Alumbramientos es una continua acción de gracias. Para dar las gracias hay primero que dejarse llevar por el asombro, algo que nuestro mundo no aprecia demasiado, pues su racionalismo quiere tener controlados todos los procesos, los explicables y lo inexplicables.

Sin embargo, tal y como dice Cotta, Dios es todo asombro y posee un gozo infinito. El asombro es propio de los niños, y seguramente desde esta perspectiva podemos comprender el mandato de Cristo de hacerse como niños para entrar en el reino de los Cielos (Mt 18,3), si bien ese mismo pasaje evangélico nos recuerda que esa infancia espiritual solo es posible por la conversión personal.

El poeta llama a Dios Creador, Padre y Redentor Mío. Una oración de la tradición cristiana le lleva a subrayar que Dios no se ha desentendido del mundo. Dios vino una vez a vivir entre los hombres y sigue viniendo, particularmente en la Eucaristía.

Por eso, según dice Cotta, la tierra es el Sagrario que guarda a Dios. Nos ha visitado el Sol que nace de los alto, recuerda el escritor con las palabras del cántico de Zacarías (Lc 1, 67-69), y el autor vuelve a dejarse llevar por ese asombro infinito, presente en su poesía, para recordar que el Padre le ha confiado a Cristo: “ Y tú serás su ángel de la guarda”.

Pero el asombro no cesa en otras partes del libro, sobre todo por lo que Dios ha hecho por ese hombre, “poco inferior a los ángeles” (Sal 8,5), y lo ha hecho a su imagen y semejanza. Tal y como dice Cotta, “para hacerme, Señor, te inspiraste en Ti mismo. Te miraste por dentro y me sacaste el Dios y me lo vestiste”. El poeta cree en el buen endiosamiento: “Yo, Señor, estoy hecho de Ti. ¡Vamos a hacer el Universo juntos!”

Muchos sistemas sociopolíticos han intentado, y siguen intentando, crear al “hombre nuevo”. Están destinados a fracasar, según demuestra la historia. Por el contrario, Daniel Cotta nos habla en Alumbramientos del hombre nuevo, del hombre eterno, en expresión de G. K. Chesterton, que es imagen de Cristo.


Antonio R. Rubio Plo, Licenciado en Historia y en Derecho y Escritor y analista internacional
@blogculturayfe / @arubioplo

Oración al Espíritu Santo para darle las gracias o pedir favores

El papa Francisco explica la fe en el Espíritu Santo.
Imagen del Espíritu Santo interpretado por una paloma blanca con las alas abiertas

Secuencia de Pentecostés

La oración al Espíritu Santo para pedir un favor mas antigua es la secuencia de Pentecostés o Veni Sancte Spiritus es una oración escrita en latín, con la que realizar la invocación al Espíritu Santo. Esta una de las cuatro secuencias que se mantuvieron tras la reforma litúrgica realizada por el Concilio de Trento.

Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles.

El texto original de esta oración al Espíritu Santo se atribuye a Stephen Langton, arzobispo de Canterbury (alrededor de 1150-1228), aunque también fueron considerados sus autores tanto el rey de Francia Roberto II el Piadoso (970-1031) como el papa Inocencio III (ha. 1161-1216).

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el Cielo
un rayo de tu luz.

Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.

Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.

Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.

¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.

Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.

Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.

Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.

Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.

Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.

Amen.

Juan Pablo II de rodilla con las manos juntas rezando
Juan Pablo II de rodilla con las manos juntas rezando

Ven Espíritu Creador: Oración al Espíritu Santo que rezaba a diario Juan Pablo II

En enero de 1980, en su primer encuentro con la Renovación Carismática Católica, San Juan Pablo II les confió a sus oyentes que rezaba esta oración al Espíritu Santo para pedir un favor.

"Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo. Cuando tenía 11 años, me entristecía porque se me dificultaban mucho las matemáticas. Mi padre, me mostró en un librito el Himno "Ven Espíritu Creador", y me dijo: Rézalo y verás que El te ayuda a comprender. Llevo más de 40 años rezando este himno todos los días y he sabido lo mucho que ayuda el Divino Espíritu."

“Sigo obediente a este mandamiento que mi padre me dio”, señaló el santo polaco quien hasta el final de su vida rezó a diario la plegaria sugerida por su padre, el himno Ven Espíritu Santo Creador. “Esta era mi propia iniciación espiritual”, añadió.

Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.

Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.

V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo .Por Jesucristo Nuestro Señor.

R. Amén.

Oración al Espíritu Santo de San Josemaría

San Josemaría tenía una devoción especial por el Paráclito , tal vez por ser la Persona de la Santísima Trinidad menos invocada.

Todos los años, San Josemaría hacía el Decenario al Espíritu Santo, utilizando el libro de Francisca Javiera del Valle. En abril de 1934 compuso una oración al Paráclito que le entregó, manuscrita, a Ricardo Fernández Vallespín, entonces director de la primera Residencia del Opus Dei.

Ven, Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Oración:

Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

Decenario al Espíritu Santo, 10 días de preparación para Pentecostés

El Decenario al Espiritu Santo, es una bonita y antigua costumbre con la que la Iglesia anima a sus fieles a preparar del mejor modo posible la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

Comienza 10 días antes de dicha fiesta, es decir, el día de la Ascensión de Jesús a los cielos. En ese día Jesucristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Paráclito. Los discípulos permanecieron en Jerusalén en continua oración al Espíritu Santo junto a María.

Son, por tanto, estos días de Cuaresma son una ocasión propicia para recordar aquella primera oración conjunta y prepararnos para celebrar la venida del Espíritu Santo.

“La víspera de empezar este Decenario, que es la víspera de la Ascensión gloriosa de nuestro Divino Redentor, nos debemos preparar, con resoluciones firmes, para emprender la vida interior, y emprendida esta vida, no abandonarla jamás.”    (Francisca Javiera del Valle)

Proponemos a continuación un decenario sencillo, basado en las peticiones del papa Francisco el año de la Fe. Pensado para preparar la fiesta de Pentecostés, rezar una oración al Espíritu Santo, leer un texto de san Josemaría y proponerse una misión para cada uno de los diez días.

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Domingo de Ramos: significado bíblico e historia

¿Qué celebramos el Domingo de Ramos?

El Domingo de Ramos es el último domingo antes del Triduo Pascual. Al que también llamamos Domingo de Pasión.

Esta es una fiesta cristiana de paz. Los ramos, con su antiguo simbolismo, nos hacen recordar ahora, la alianza entre Dios y su pueblo. Confirmada y establecida en Cristo, porque Él es nuestra paz.

En la liturgia de nuestra Santa Iglesia Católica, leemos en el día de hoy estas palabras de profunda alegría: los hijos de los hebreos, llevando ramos de olivo salieron al encuentro del Señor, clamando y diciendo: Gloria en las alturas.

Mientras Jesús pasaba, cuenta San Lucas, las gentes tendían sus vestidos por el camino. Y estando ya cercano a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos en gran número, transportados de gozo, comenzaron a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto: bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las alturas.

"Con obras de servicio, podemos preparar al Señor un triunfo mayor que el de su entrada en Jerusalén" San Josemaría Escrivá.

Historia y origen

En este día, los cristianos conmemoramos la entrada de Cristo en Jerusalén para consumar su Misterio Pascual. Por eso se leen desde muy hace mucho tiempo dos evangelios en la Santa Misa de este día.

Como lo explica el Papa Francisco, “esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del evangelio sobre su pasión.

Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén”

Es en el Domingo de Ramos, cuando Nuestro Señor comienza la semana decisiva para nuestra salvación, San Josemaría nos recomienda que “dejémonos de consideraciones superficiales, vayamos a lo central, a lo que verdaderamente es importante.

Mirad: lo que hemos de pretender es ir al cielo. Si no, nada vale la pena. Para ir al cielo, es indispensable la fidelidad a la doctrina de Cristo. Para ser fiel, es indispensable porfiar con constancia en nuestra contienda contra los obstáculos que se oponen a nuestra eterna felicidad...”

Las hojas de palma, escribe San Agustín, son símbolo de homenaje, porque significan victoria. El Señor estaba a punto de vencer, muriendo en la Cruz. Iba a triunfar, en el signo de la Cruz, sobre el Diablo, príncipe de la muerte.

Él viene a salvarnos; y nosotros estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos encaminarnos por este camino deteniéndonos durante estos días a mirar el Crucifijo, es la “cátedra de Dios”. Papa Francisco.

Significado del Domingo de Ramos

Mons. Javier Echevarría, nos hace ver el significado cristiano de esta fiesta: «Nosotros, que no somos nada, nos mostramos a menudo vanidosos y soberbios: buscamos sobresalir, llamar la atención; tratamos de que los demás nos admiren y alaben. 

El entusiasmo de las gentes no suele ser duradero. Pocos días después, los que le habían acogido con vivas pedirán a gritos su muerte. Y nosotros ¿nos dejaremos llevar por un entusiasmo pasajero?

Si en estos días notamos el aleteo divino de la gracia de Dios, que pasa cerca, démosle cabida en nuestras almas. Extendamos en el suelo, más que palmas o ramos de olivo, nuestros corazones. Seamos humildes, mortificados y comprensivos con los demás. Éste es el homenaje que Jesús espera de nosotros».

"Así como entonces el Señor entró en la Ciudad Santa a lomos del asno, dice Benedicto XVI, así también la Iglesia lo veía llegar siempre nuevamente bajo la humilde apariencia del pan y el vino”.

La escena del domingo de Ramos se repite en cierto modo en nuestra propia vida. Jesús se acerca a la ciudad de nuestra alma a lomos de lo ordinario: en la sobriedad de los sacramentos; o en las suaves insinuaciones, como las que san Josemaría señalaba en su homilía sobre esta fiesta:

«vive con puntualidad el cumplimiento del deber; sonríe a quien lo necesite, aunque tú tengas el alma dolorida; dedica, sin regateo, el tiempo necesario a la oración; acude en ayuda de quien te busca; practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad».

El Papa Francisco señala que nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo y de la tristeza.

Quien recibe a Jesús con humildad y sencillez, luego lo lleva a todas partes.

Domingo de ramos: significado bíblico e historia

El Domingo de Ramos en la Biblia

La liturgia del Domingo de Ramos pone en boca de los cristianos este cántico: levantad, puertas, vuestros dinteles; levantaos, puertas antiguas, para que entre el Rey de la gloria.

Primer Evangelio del Domingo de Ramos (Lucas 19,28-40)

Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén.
Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípulos, diciendo:
— Id a la aldea que está enfrente; al entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: «Porque el Señor lo necesita».
Los enviados fueron y lo encontraron tal como les había dicho. Al desatar el borrico sus amos les dijeron:
— ¿Por qué desatáis el borrico?
— Porque el Señor lo necesita —contestaron ellos.
Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos sobre el borrico hicieron montar a Jesús. Según él avanzaba extendían sus mantos por el camino. Al acercarse, ya en la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llena de alegría, comenzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto, diciendo:
¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Algunos fariseos de entre la multitud le dijeron: —Maestro, reprende a tus discípulos.
Él les respondió: —Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.

Evangelio del Domingo de Ramos  (Marcos 11, 1-10)

Al acercarse a Jerusalén, a Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo:
—Id a la aldea que tenéis enfrente y nada más entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», respondedle: «El Señor lo necesita y enseguida lo devolverá aquí».
Se marcharon y encontraron un borrico atado junto a una puerta, fuera, en un cruce de caminos, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les decían:
—¿Qué hacéis desatando el borrico?
Ellos les respondieron como Jesús les había dicho, y se lo permitieron.
Entonces llevaron el borrico a Jesús, echaron encima sus mantos, y se montó sobre él. Muchos extendieron sus mantos en el camino, otros el ramaje que cortaban de los campos. Los que iban delante y los que seguían detrás gritaban:
—¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que viene, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!
Y entró en Jerusalén en el Templo; y después de observar todo atentamente, como ya era hora tardía, salió para Betania con los doce.

«Hay cientos de animales más hermosos, más hábiles y más crueles. Pero Cristo se fijó en él borrico para presentarse como rey ante el pueblo que lo aclamaba. Porque Jesús no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa pero hueca.

Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño. Así reina en el alma». San Josemaría

Las procesiones del Domingo de Ramos

La tradición de celebrar el Domingo de Ramos tiene cientos de años. Durante siglos, la bendición del olivos ha sido parte de esta fiesta, al igual que las procesiones, La Santa Misa y el relato durante la misma de la Pasión de Cristo. Hoy se celebran en muchos países.

Los fieles que participan en la procesión de Jerusalén, que data del siglo IV, también llevan en las manos ramos de palma, olivos u otros árboles, y entonan los cantos del Domingo de Ramos. Los sacerdotes llevan ramos y van delante guiando a los fieles.

En España, una alegre procesión de Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén. Reunidos se canta hosanna y se agita las palmas como un gesto de alabanza y bienvenida.

Las ramas de olivo son un recordatorio de que la Cuaresma es un tiempo de esperanza y renovación de la fe en Dios. Se les atribuye ser un símbolo de la vida y resurrección de Jesucristo. Asimismo, recuerdan también la fe de la Iglesia en Cristo y su proclamación como Rey del Cielo y de la Tierra.

Al final la peregrinación, es costumbre colocar las palmas, ya bendecidas, junto a las cruces que hay en nuestro hogar como recuerdo de la victoria pascual de Jesús.

Estos mismos olivos se prepararán para el siguiente Miércoles de Ceniza.  Ya que para esta importante ceremonia se queman los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas se rocían con agua bendita y luego son aromatizadas con incienso.

Cantos para el Domingo de Ramos

Breve lista de los cantos recomendados para la celebración del Domingo de Ramos.

  • Canto procesional: TÚ REINARÁS
  • Canto de entrada: HOSANNA, HOSANNA
  • Del Salmo 21: DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
  •  Aclamación antes del Evangelio: HONOR Y GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
  • Versículo: CRISTO POR NOSOTROS SE SOMETIÓ
  • Canto de ofertorio: LLEVEMOS AL SEÑOR
  • Santo: SANTO, SANTO, SANTO - Alberto Taulé.mp3
  • Cordero de Dios: CORDERO DE DIOS
  • Canto de comunión: SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?
  • Canto de reflexión: EN TU CRUZ SIGUES HOY
  • Canto de salida: AL PIE DE LA CRUZ
  • Antes de las lecturas: GLORIA A TI, SEÑOR

Bibliografía:
Papa Francisco, Homilía de Domingo de Ramos 2017.
Benedicto XVI, Jesús de Nazaret.
San Josemaría, Es Cristo que pasa.
San Josemaría, Forja.

Nuevos diplomas de experto de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra

Las materias de estos diplomas no están diseñadas como un mero estudio de Psicología o de conocimientos exclusivamente técnicos. Al impartirse en una Facultad de Teología, el enfoque es necesariamente multidisciplinar, incidiendo en su dimensión teológica, espiritual y pastoral.

¿Por qué unos estudios de Psicología y vida espiritual?

Muchos formadores de centros relacionados con la Iglesia detectan una laguna en conocimientos psicológicos básicos, que les impide atender de un modo adecuado a las personas que se les han confiado.

La complejidad de la cultura y la sociedad en el siglo XXI influyen grandemente en la formación de la personalidad de los jóvenes y en el modo de afrontar la vida y los problemas a todas las edades.

La dedicación a tareas formativas y de acompañamiento espiritual requieren conocimientos específicos y profundos, tanto de la normalidad psicológica y de sus variantes como de posibles trastornos.

De todos es conocido el importante aumento de sintomatología psíquica en la época actual, en particular unida a la ansiedad, adicciones, depresión y estrés profesional.

Por todo ello, parece necesario ofrecer una formación profunda en Psicología y materias afines, que sirva de complemento a la capacitación del profesor, guía espiritual o de personas con tareas directivas o de áreas sensibles en entidades educativas tanto laicas como religiosas.

¿Cuáles son los objetivos de estos diplomas de experto?

  • Dotar a las personas de un conocimiento en Psicología y ciencias afines suficiente para acoger, comprender y acompañar a personas de toda edad y condición en su vida moral y espiritual.
  • Aportar herramientas teóricas y prácticas para conocer los modos normales de la madurez personal, sus variantes y las posibles crisis; así como las estrategias útiles para afrontarlas. Esto capacitará para realizar un primer diagnóstico de posibles alteraciones o variantes de la normalidad.
  • Ayudar a prevenir, reconocer y auxiliar en situaciones conflictivas o de riesgo que dificulten el desarrollo de la identidad personal, de las relaciones interpersonales y de la vida espiritual.

Oferta de los diplomas de Experto

Fechas de los diplomas de experto

Los Diplomas se cursan de manera presencial en el campus de Pamplona de la Universidad de Navarra. Tienen titulación propia de la Universidad de Navarra.

  • Diploma en Psicología y vida moral. Del 4 de septiembre al 10 de octubre de 2023. De lunes a viernes.
  • Diploma en Acompañamiento espiritual y resolución de conflictos. Del 26 de octubre al 7 de diciembre de 2023. De lunes a viernes.

 

Para más información: José María Pardo Sáenz: jmpardo@unav.es

Obras de misericordia: espirituales y corporales

¿Qué son las obras de misericordia?

Son actos desinteresados realizados con desprendimiento y generosidad que hacemos por otras personas. Las obras de misericordia son catorce, siete corporales y siete espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Entre las obras de misericordia corporales encontramos, la limosna que es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; como también una práctica de justicia que agrada a Dios. Catecismo de la Iglesia Católica, 2447

En papa Francisco nombró el año 2014 como el Año de la Misericordia, aquí vamos a hacer un repaso para recordar qué son y cuáles son las obras de misericordia que ha recomendado meditar y realizar durante ese tiempo pero que no pueden quedar en el olvido.

Todo cristiano tiene que mantener presente estas obras como “modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.”

La Iglesia tiene la sabiduría de una buena madre, que sabe lo que necesitan sus hijos para crecer sanos y fuertes, en el cuerpo y en el espíritu. Con las obras de misericordia, nos invita a descubrir siempre de nuevo que tanto el cuerpo como el alma de nuestros hermanos los hombres necesitan de cuidados, y que Dios nos confía a cada uno esa custodia atenta.

«El objeto de la misericordia es la misma vida humana en su totalidad. Nuestra vida misma en cuanto “carne” está hambrienta y sedienta, necesitada de vestido, casa y visitas, así como de un entierro digno, cosa que nadie puede darse a sí mismo (…). Nuestra vida misma, en cuanto “espíritu”, necesita ser educada, corregida, animada, consolada (…). Necesitamos que otros nos aconsejen, nos perdonen, nos aguanten y recen por nosotros»  Francisco, 3ª meditación en el Jubileo de los sacerdotes, 2-VI-2016.

Impacto de las obras de misericordia en quien las realiza

La práctica de las obras de misericordia genera gracia a quien las ejerce. El evangelio de Lucas relata las palabras de Jesús: “Dad, y se os dará”. Por lo que con las obras de misericordia hacemos la Voluntad de Dios, entregamos algo nuestro a los demás y el Señor nos promete que nos otorgará también a nosotros lo que necesitemos.

Por otro lado, realizar obras de misericordia es una manera de compensar y restituir nuestra alma por nuestros pecados ya perdonados en el sacramento de la confesión. Realizando obras buenas como son, por supuesto, las Obras de Misericordia. “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos alcanzarán misericordia” Mt.5, 7.

Además, las Obras de Misericordia nos van ayudando a avanzar en el camino al Cielo, porque nos van haciendo parecidos a Jesús, nuestro modelo, que nos enseñó cómo debe ser nuestra actitud hacia los demás. En Mateo se recogen las siguientes palabras de Cristo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Al seguir esta enseñanza del Señor cambiamos los bienes temporales por los eternos, que son los que valen de verdad.

Obras de Misericordia Corporales

1 Visitar a los enfermos
2 Dar de comer al hambriento
3 Dar de beber al sediento.
4 Dar posada al peregrino.
5 Vestir al desnudo.
6 Visitar a los presos.
7 Enterrar a los difuntos.

"Un hombre que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no es un hombre a la medida del amor del corazón de Cristo".
Papa Francisco

Dar de comer al hambriento y Dar de beber al sediento

"El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo" (Lc 3, 11). Estas dos obras de misericordia se complementan y se refieren a la ayuda que debemos procurar en alimento y otros bienes a los más necesitados.

Dar posada al peregrino

No es el caso común de hoy en día pero podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad.

Vestir al desnudo

Esta obra de misericordia se dirige a paliar otra necesidad básica: el vestido. Muchas veces, se nos facilita con las recogidas de ropa que se hacen en Parroquias y otros centros. A la hora de entregar nuestra ropa es bueno pensar que podemos dar de lo que nos sobra o ya no nos sirve, pero también podemos dar de lo que aún es útil.

En la carta de Santiago se nos anima a ser generosos: «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» St 2, 15-16.

Visitar al enfermo

En esta época de pandemia mundial esta obra de misericordia cobra un fuerte significado. Se trata de una verdadera atención, tanto en las necesidades físicas, como hacerles compañía y orar por los enfermos y ancianos. Un buen ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la Parábola del Buen Samaritano en el Evangelio de San Lucas.

Visitar a los encarcelados

Consiste en visitar a los presos y prestarles no sólo ayuda material sino una asistencia espiritual que les sirva para mejorar como personas, enmendarse, aprender a desarrollar un trabajo que les pueda ser útil cuando terminen el tiempo asignado por la justicia. Hoy son los sacerdotes y consagradas los que realizan esta tarea solidaria tan complicada, hay que rezar por los sacerdotes, acompañarlos y apoyarlos en esta obra solidaria social.

Enterrar a los difuntos

Ofrecer una misa por los difuntos y enterrar dignamente a los muertos parece un mandato superfluo, pero no lo es. En tiempo de guerra, puede ser un mandato muy exigente. ¿Por qué es importante dar digna sepultura al cuerpo humano? Porque el cuerpo humano ha sido alojamiento del Espíritu Santo. Somos “templos del Espíritu Santo” 1 Cor 6, 19.

Obras de Misericordia Espirituales

1 Enseñar al que no sabe.
2 Dar buen consejo al que lo necesita.
3 Corregir al que se equivoca.
4 Perdonar al que nos ofende.
5 Consolar al triste.
6 Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
7 Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

"Un cristiano no puede detenerse solo en problemas personales, ya que ha de vivir de cara a la Iglesia universal, pensando en la salvación de todas las almas."
Papa Francisco

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Enseñar al que no sabe

"Los que enseñan la justicia a la multitud, brillarán como las estrellas a perpetua eternidad" (Dan 12, 3b).

Se refiere a enseñar en cualquier materia: también sobre temas religiosos. Esta enseñanza puede ser a través de escritos o de palabra, por cualquier medio de comunicación o directamente. Dar ayuda y apoyo a la formación sacerdotal también es una obra de misericordia espiritual.

Dar buen consejo al que lo necesita

Uno de los dones del espíritu Santo es el don de consejo. Por ello, quien pretenda dar un buen consejo debe, primeramente, estar en sintonía con Dios, ya que no se trata de dar opiniones personales, sino de aconsejar bien al necesitado de guía.

Corregir al que se equivoca

La corrección fraterna es explicada por el mismo Jesús en el evangelio de Mateo: “Si tu hermano peca, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano” (Mt 18, 15-17).

Para corregir a nuestro prójimo debemos hacerlo con mansedumbre y humildad. Muchas veces será difícil pero podemos acordarnos de los que dice el apóstol Santiago al final de su carta: “el que endereza a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos pecados” (St 5, 20).

Perdonar las injurias

Cuando rezamos el Padrenuestro decimos “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” y Jesucristo nos dice: “si perdonáis las ofensas de los hombres, también el Padre Celestial os perdonará. En cambio, si no perdonáis las ofensas de los hombres, tampoco el Padre os perdonará a vosotros” (Mt 6, 14-15).

Perdonar es superar la venganza y el resentimiento. Significa tratar amablemente a quien nos ha ofendido. El mayor perdón es el de Cristo en la Cruz, que nos enseña que debemos perdonar todo y siempre: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc 23, 34).

Consolar al triste

El consuelo para el triste, para el que sufre alguna dificultad personal o se encuentra en un momento donde tiene que superar el duelo es otra obra de misericordia espiritual. Muchas veces, se complementará con dar un buen consejo, que ayude a superar esas situación de dolor o tristeza. Acompañar al prójimo en todos los momentos, pero sobre todo en los más difíciles, es poner en práctica el ejemplo de Jesús en el Evangelio que se compadecía del dolor ajeno siempre que lo veía.

Sufrir con paciencia los defectos de los demás

La paciencia ante los defectos ajenos es virtud y es una obra de misericordia. Cuando el soportar esos defectos causa más daño que bien, con mucha caridad y suavidad, debe hacerse la advertencia.

Orar por vivos y difuntos

San Pablo recomienda orar por todos, sin distinción, también por gobernantes y personas de responsabilidad. Orar por las vocaciones sacerdotales y religiosas y las intenciones del Papa. También es importante orar por los difuntos que están en el Purgatorio, rezar por ellos y pedir indulgencia plenaria para que sus almas sean libres de pecado. 

Arropar la debilidad del prójimo

Aunque sin duda conviene dar vida a proyectos allí donde tengamos posibilidad de dar una mano, el terreno habitual de la misericordia es un día a día del trabajo regido por la pasión de ayudar: ¿qué más puedo hacer? ¿a quién más puedo implicar? Todo esto es misericordia en acto, sin horarios, sin cálculos: «una misericordia dinámica, no como un sustantivo cosificado y definido, ni como adjetivo que decora un poco la vida, sino como verbo –misericordiar y ser misericordiados–». Francisco, 1ª meditación en el Jubileo de los sacerdotes, 2-VI-2016.


Bibliografía: