ǞǞǞ 圣十字教廷大学 cumple 40 años al servicio de la Iglesia, habiendo formado a más de 15.000 estudiantes de todo el mundo. Su nuevo rector, don Fernando Puig, destaca los logros, desafíos y su papel clave en la evangelización.
– ¿Cuáles son los objetivos cumplidos por esta universidad en servicio a la Iglesia y al Santo Padre en este tiempo?
Ante todo, quisiera agradecer a la Fundación CARF –a cada una de las personas que trabajan en la Fundación y colaboran con ella– estos 40 años de ayudas, oraciones y aliento. Puede parecer una simple cortesía, pero no lo es. La Santa Croce existe porque hay personas que la hacen existir, desde los que la iniciaron con visión de futuro y una fe grande, hasta el 修士 o el sacerdote que siente la necesidad de la formación, para vivir su vocación y entregarse a la misión en comunión con su obispo.
También cada vez más laicos nos piden formación porque la necesitan para su vocación de transformadores del mundo. Si esto es así, un objetivo cumplido es que miles de personas quieren que la Santa Croce exista. Los que trabajamos en ella acumulamos deuda sobre deuda.
Los números son fríos y siempre parciales, pero haber acogido en estos años a 15.000 estudiantes de 1.300 diócesis distintas o que nuestros profesores hayan publicado 1.800 libros no es algo que se improvise. De todos modos, solo al final de la vida de un alumno, un profesor o un empleado de la Santa Croce se verá la la amplitud del impacto evangelizador de su trabajo.
– ¿Cuáles son los desafíos y las metas que tiene usted por delante para los próximos cuatro años?
No son fijos, predeterminados. Tenemos los ojos bien abiertos a las necesidades de la evangelización. Cómo lo que hacemos –ayudar a formarse, enseñar a pensar, animar a transmitir la fe– se desarrolla sin prisas, con calma y con perspectiva amplia.
Tenemos muy presente el ejemplo de nuestros predecesores (algunos son santos, quizás de los «de la puerta de al lado» de los que habla el Papa) y una divisa fundamental que les distinguió: trabajar, trabajar y trabajar. Eso sí, lo más unidos posible y procurando que todos, uno a uno, en la Santa Croce, crezcamos profesionalmente y personalmente.
– ¿Le ha pedido el Papa algo concreto al frente de la PUSC?
No he podido saludar al Papa después del nombramiento, pero me gusta imaginármelo mientras nos dice su andate avanti («seguid adelante») que comunica a tanta gente. Estas palabras se traducen para mí en el Duc in altum! («mar adentro») que gritara Jesús a los suyos. Pienso que sirven también para el trabajo en una universidad como la nuestra.
– Como decía en una entrevista don Luis Navarro, anterior rector, la PUSC se caracteriza por estar abierta al mundo. ¿cómo fortalecer este mensaje para que se conozca realmente el servicio que realiza esta Universidad por la Iglesia universal?
Decía siempre don Luis que nuestros mejores embajadores son los antiguos alumnos (los 毕业). Prueba de ello son los numerosos sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y laicos, de distintas partes del mundo y de distintos carismas y congregaciones, que estudian en la Santa Croce. Es así, porque en su servicio real, generoso y desinteresado llevan algo de la universidad.
Esto no quita que trabajemos profesionalmente en dar a conocer nuestras actividades, como hace cualquier entidad educativa. En todo caso el mensaje se fortalece recorriéndolo: trabajar, trabajar y trabajar.
– La conferencia de rectores asociados en CRUIPRO es un organismo de coordinación y promoción de la acción común de las Instituciones Universitarias Pontificias de Roma. ¿Cuál es la contribución de la PUSC a este organismo y que puede aprender la Santa Croce de las demás universidades?
Tres de mis predecesores en el Rectorado de la Santa Croce presidieron la CRUIPRO, con dedicación y empuje. Nuestro deseo es contribuir lealmente a un empeño que es común, no competitivo. De hecho, los rectores nos llevamos bien, compartimos experiencias y nos apoyamos unos a otros.
– Usted es profesor de Derecho de Organización y Gobierno de la Iglesia en la universidad. Con la constitución apostólica Praedicate Evangelium sobre la Curia Romana, algunos cambios que se están realizando quizá no se hayan entendido ampliamente. ¿Cómo nos lo puede explicar el rector de la Santa Croce en «titulares» y en mensajes clave para los católicos en general?
La Curia Romana es una institución compleja, con una historia milenaria. Suelo decir en broma que entre algunas cuestiones singulares de estilo que ciertamente posee y otras que se le atribuyen, especialmente en las películas, se ha generado un «monstruo». No responde a la verdad: ayudar al Papa es difícil; hacerse con las dinámicas cambiantes de los últimos decenios está poniendo a prueba a todas las instituciones.
Tengo mis dudas de que sea realmente tan importante entender la Curia Romana: la Iglesia está viva en cada comunidad y en corazón de cada fiel y esto corresponde a la eficacia de la acción sacramental de la Iglesia en cada lugar.
Cada lugar (en realidad, cada Eucaristía) es tan o más centro que la Curia Romana. Eso sí, el ministerio de unidad visible que desarrolla el Papa es insustituible y condición de posibilidad de la caridad de Cristo: la Curia Romana se justifica por esta misión. Mucha gente trabaja en ella con seriedad y abnegación.
– Entre otros cambios, quizás no se está entendiendo del todo bien que el Papa haya nombrado a una religiosa mujer la primera prefecta de un dicasterio y ahora haya anunciado que a una religiosa como la presidenta de la Gobernación del estado del Vaticano. ¿Si nos puede explicar?
Como le decía, hay elementos de la Curia romana que reclaman un estudio especializado. El Papa ha insistido en que, en condiciones de igual competencia, no hay que distinguir entre hombres y mujeres para ejercitar funciones de gobierno. Que pase a los hechos es lo normal.
Hay cuestiones técnicas acerca de la titularidad de oficios en personas no ordenadas (ya sean mujeres u hombres) que merecen un ajuste jurídico fino, pero basta con elaborarlo, si se cumple la misión de servicio de la Curia.
– A mi entender, y espero su corrección si me equivoco, el Papa Francisco ha destacado la importancia de un derecho canónico que sea más pastoral, accesible y centrado en la misericordia. Las reformas recientes reflejan esta visión. ¿Qué cuestiones se están adaptando? ¿Están beneficiando a los fieles los cambios en protección a menores y nulidad matrimonial?
Los dos temas a los que alude son importantes y se están dando buenos pasos. No hay que perder de vista que el servicio del derecho canónico es modesto para favorecer bienes tan grandes como la familia y la defensa de las personas débiles, especialmente si han sido dañadas.
Hace falta mucho apostolado familiar, mucha formación en las personas y la implicación de todos para que se deba recurrir lo menos posible a procesos sancionatorios y procesos de nulidad. Al final todo se resuelve en un empeño en responder a la llamada universal a la santidad, que no es un slogan sino un designio divino que interpela también a los canonistas.
Marta Santín专门研究宗教信息的记者。