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Natividad de la Virgen María: 8 de septiembre

08/09/2025

Natividad de la Virgen María en una ilustración moderna

El 8 de septiembre celebramos el Nacimiento de la Virgen María o Natividad de María. Se celebra nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen, que tiene lugar el 8 de diciembre.

Cada 8 сентября, la Iglesia celebra la Natividad de la Virgen María, fiesta que recuerda el nacimiento de la Madre de Dios. La celebración está estrechamente unida a la solemnidad de la Непорочное зачатие (8 de diciembre), pues nueve meses después la Iglesia contempla el don de su nacimiento.

El nacimiento de María es visto como el inicio del cumplimiento de las promesas divinas: ella es la mujer elegida para ser la Madre del Salvador.

Muchos siglos habían pasado desde que Dios, en los umbrales del Paraíso, prometiera a nuestros primeros padres la llegada del Mesías. Cientos de años en los que la esperanza del pueblo de Israel, depositario de la promesa divina, se centraba en una doncella, del linaje de David, que concebirá y dará a luz un Hijo, a quien pondrá por nombre Enmanuel, que significa Dios con nosotros (Is 7, 14). Generación tras generación, los piadosos israelitas esperaban el nacimiento de la Madre del Mesías, aquella que ha de dar a luz, como explicaba Miqueas teniendo como fondo la profecía de Isaías (cfr. Мой 5, 2).

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El nacimiento de la Virgen de Bartolomé Esteban Murillo. Museo del Louvre, París.

El nacimiento de María, anuncio de la Salvación

Diversos Papas han descrito esta fiesta como el amanecer que anuncia la llegada del Sol de justicia: Jesucristo. En palabras de san Juan Pablo II, el nacimiento de la Virgen es un signo luminoso que prepara la Encarnación del Hijo de Dios.

La liturgia la llama “raíz de nuestra alegría”, porque en María comienza a hacerse visible el plan de salvación. El profeta Miqueas, citado en esta fiesta, anuncia que de Belén nacerá el Salvador y que Él mismo será la paz. María, hija de Israel y madre del Mesías, es el puente entre la promesa y su cumplimiento.

María, signo de paz y esperanza

El Papa Francisco recordó que esta fiesta habla también de paz. En las lecturas del día, la palabra paz resuena tres veces, porque la llegada de María prepara el corazón de la humanidad para recibir a Cristo, el Príncipe de la paz.

Celebrar el nacimiento de la Virgen es reconocerla como estrella de esperanza. Ella ilumina a la Iglesia y a cada cristiano, invitándonos a vivir abiertos a Dios, como ella lo hizo, y a dejar que Cristo transforme nuestra vida.

María modelo de santidad

La Natividad de la Virgen María no es solo un recuerdo histórico, sino una fiesta que nos anima a mirar la vida con fe: María es modelo de santidad y belleza espiritual, la criatura perfecta que Dios preparó para su Hijo.

Su nacimiento marca el inicio de la salvación, siendo ella el eslabón entre las promesas del Antiguo Testamento y su cumplimiento en Cristo. Para los fieles, su fiesta es una ocasión para renovar la confianza en Dios y para pedir la gracia de vivir con la misma docilidad y fe que tuvo la Virgen.

Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos (Gal 4, 4-5). Dios se esmera en elegir a su Hija, Esposa y Madre. Y la Virgen santa, la muy alta Señora, la criatura más amada por Dios, concebida sin pecado original, vino a nuestra tierra. Nació en medio de un profundo silencio. Dicen que en otoño, cuando los campos duermen. Ninguno de sus contemporáneos cayó en la cuenta de lo que estaba sucediendo. Sólo los ángeles del cielo hicieron fiesta.

De las dos genealogías de Cristo que aparecen en los evangelios, la que recoge San Lucas es muy probablemente la de María. Sabemos que era de esclarecida estirpe, descendiente de David, como había señalado el profeta hablando del Mesías —saldrá un vástago de la cepa de Jesé y de sus raíces florecerá un retoño (Is 11, 1)— y como confirma San Pablo cuando escribe a los Romanos acerca de Jesucristo, nacido del linaje de David según la carne (Rm 1, 3).

Un escrito apócrifo del siglo II, conocido con el nombre de Protoevangelio de Santiago, nos ha transmitido los nombres de sus padres –Joaquín y Ana–, que la Iglesia inscribió en el calendario litúrgico. Diversas tradiciones sitúan el lugar del nacimiento de María en Galilea o, con mayor probabilidad, en la ciudad santa de Jerusalén, donde se han encontrado las ruinas de una basílica bizantina del siglo V, edificada sobre la llamada casa de Santa Ana, muy cerca de la piscina Probática. Con razón la liturgia pone en labios de María unas frases del Antiguo Testamento: me establecí en Sión. En la ciudad amada me dio descanso, y en Jerusalén está mi potestad (Sir 24, 15).

Lectura del Evangelio del día

✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo1, 1-16. 18-23

Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.

David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Библиография

Opusdei.org. Vida de María.

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