Qui était vraiment Muhammad, en arabe Muḥammad (le loué), et l'histoire de la "révélation", qui s'est répandue dans le monde à partir de lui sous le nom d'Islam, était-elle vraiment l'histoire d'un malentendu, d'une fake news ? Nous allons essayer, de manière absolument non exhaustive, de répondre à ces questions, avant tout car l'analyse de la question des origines de l'Islam est nécessaire pour comprendre les conséquences historiques de l'avènement de cette doctrine.Le nouveau, soi-disant nouveau, dans le monde.
Empecemos con el preguntarnos si realmente se trató de un malentendido. Para ello, vamos a elaborar tres postulados sobre la credibilidad de Muhammad y de su mensaje:
Pour nous, chrétiens, le premier postulat est inacceptable. Si c'était vrai, en effet, le fondement de notre foi (une foi qui, comme nous l'avons vu, est basée sur des milliers de témoignages et de documents historiques) manquerait.
D'autre part, la deuxième affirmation semble également difficile à accepter, du moins d'un point de vue érudit : l'hypothèse selon laquelle Mahomet a été mal compris est plutôt étrange, principalement parce que son intention de se faire passer pour un prophète, et pas n'importe lequel, mais le dernier, le sceau des prophètes, est avérée. La troisième hypothèse est donc la plus plausible, à tel point que Dante, dans la Divine Comédie, place Mahomet, précisément à cause de sa mauvaise foi, dans les cercles inférieurs de l'enfer : "Or vedi com'io mi dilacco ! Vedi come storpiato è Maometto !" [1] (Inferno XXVIII, 30). D'autres, notamment saint Jean Damascène, identifient son message comme une hérésie chrétienne destinée à s'éteindre en quelques années.
En todo caso, es difícil, si no imposible, proporcionar una respuesta precisa e inequívoca a las complejas preguntas que nos hemos hecho. La opinión más extendida entre los islamólogos contemporáneos, pues, es que Mahoma estaba realmente convencido, al menos en la primera fase de su predicación, en La Meca, en la cual desempeña el papel de un reformador religioso acalorado y nada más, de haber recibido una verdadera revelación divina. Aún más convencido aparece posteriormente, en la siguiente fase de su vida pública, llamada medinesa (para contraponerla a la primera, conocida como mecana), de que era justo y necesario dar a los hombres una religión simple, en comparación con los monoteísmos que hasta aquel entonces existían y que él mismo había conocido más o menos; una religión escamondada de todos los elementos que no parecían realmente útiles, especialmente para él. Todo sucedió en distintas fases, en una especie de esquizofrenia que causó muchas dudas respecto a la llamada revelación y al portador de la misma, incluso entre los partidarios más convencidos del autoproclamado profeta.
Mapa Arabia pre-Islam.
La película “El mensaje”, de 1975, describe en detalle lo que era La Meca al comienzo de la predicación de Mahoma: una ciudad pagana, inmersa en la ǧāhilīya (en árabe y en el Islam, se atribuye este nombre, que traducido significa “ignorancia”, al periodo anterior al advenimiento del Islam mismo). En ese momento, en el siglo VI de la era cristiana, Arabia era una zona fronteriza, completamente aislada del llamado mundo civilizado.
Quedaba apartada de las rutas comerciales tradicionales y de las rutas de caravanas (que pasaban por los “puertos del desierto” como Palmira, Damasco o Alepo para adentrarse en Mesopotamia y luego, pasando el Golfo Pérsico, llegar hacia India y China). Sin embargo, en los períodos en el que las mismas rutas comerciales no estaban transitables debido a las guerras y la inestabilidad política, Arabia se volvía en un cruce de gran importancia. En tales casos, había dos rutas seguidas por las caravanas: una pasaba por La Meca, la otra por Yaṯrib (Medina).
La cuna del Islam está ubicada justo en esta área, llamada Ḥiǧāz, donde se encuentran La Meca (la tierra natal de Mahoma, nacido en 570 o 580) y Medina (una ciudad donde el mismo Mahoma se refugió después de las disputas surgidas de su predicación en La Meca: período llamado hiǧra, en castellano hégira), principales centros habitados alrededor de los cuales orbitaban tribus nómadas beduinas, siempre en lucha la una con la otra.
El pastoreo, la caza, los asaltos a caravanas y las incursiones contra tribus rivales eran el principal medio de subsistencia y la dureza de la vida forjaba el carácter de los beduinos, quienes tenían un ideal de virtus, un código de honor: murūwa. En ello se unen los conceptos de hospitalidad e inviolabilidad del huésped, fidelidad a la palabra dada, implacabilidad en el ta‛r, es decir la venganza por el derramamiento de sangre y la vergüenza sufrida.
La religiosidad de los nómadas y sedentarios de la Arabia preislámica era puramente fetichista: se veneraban las piedras sagradas, con vagas nociones sobre la supervivencia del alma después de la muerte (completamente absurdo y burlado era el concepto de la resurrección de la carne, luego predicado por Mahoma). Algunos lugares se consideraban santos, en particular el santuario de la Ka‛ba, en La Meca, donde, durante ciertos meses proclamados sagrados, la gente hacía peregrinaciones y celebraba festivales y ferias (en particular certámenes poéticos).
En La Meca, se adoraba a dioses como Ḥubal, Al-Lāt, Al-‛Uzzāt e Al- Manāṯ, así como la Piedra Negra, engastada en una pared de la Kaaba, una especie de panteón árabe en el que también se encontraba la efigie de Cristo (la única no destruida por Muhammad en el momento de su regreso triunfante de la hégira en 630).
Antes del advenimiento del Islam, Arabia (que había visto florecer una gran civilización al sur de la península, la de las mineos y de los sabeos antes y de los himyaritas después, estaba formalmente bajo el dominio de los persas, quienes habían expulsado a los cristianos abisinios (un pueblo que había acudido en masa desde Etiopía para defender a sus correligionarios perseguidos por los reyes sabeos, de religión judía, después de la masacre de cristianos que fueron arrojados a miles en un horno de fuego por el rey Ḍū Nūwās, en Naǧrān, en 523).
En el norte, en el limes del Imperio bizantino, se habían creado reinos vasallos de Constantinopla, gobernados por las dinastías gasánida (nómadas sedentarizados de religión cristiana monofisita) y laḥmida (nestorianos): estos estados impedían que los asaltantes beduinos cruzaran las fronteras del Imperio, protegiendo las regiones más remotas de ello, así como el comercio de caravanas. Por lo tanto, la presencia de elementos cristianos y judíos en la península árabe en la época de Mahoma es muy cierta. Estos elementos, sin embargo, eran heterodoxos y heréticos, lo que sugiere que el mismo “profeta” del Islam fue engañado acerca de muchas de las doctrinas cristianas y judías.
No hay información histórica precisa sobre la primera fase de la vida de Mahoma (una situación curiosamente análoga a la de Jesús). Sobre él mismo, por otro lado, hay muchas leyendas que hoy en día forman parte de la tradición islámica, a pesar de que estas anécdotas no hayan sido investigadas mediante un análisis histórico y textual detallado (lo que sí sucedió, por lo contrario, para los evangelios apócrifos).
Por esta razón nos encontramos con dos historiografías diferentes sobre el autoproclamado profeta del Islam: una, precisamente, musulmana; la otra, la que vamos a considerar nosotros, es la historiografía occidental moderna, que se basa en fuentes más confiables, así como en el propio Corán, que puede considerarse, de una forma u otra, una especie de autobiografía de Muhammad.
La fecha más segura que tenemos es la de 622 (I de la era islámica), año de la hiǧra, la hégira, emigración de Muhammad y sus seguidores a Yaṯrib (más tarde renombrada Medina).
Quant à l'année de naissance de Mahomet, la tradition, bien que non étayée par suffisamment d'éléments concrets, dit qu'il est né en 570, tandis que plusieurs historiens s'accordent à dire qu'il a donné naissance au nôtre vers 580, toujours à La Mecque.
Muhammad était un membre de la tribu des Banū Qurayiš (également appelés Korahites), né alors que son père était déjà mort et qu'il avait perdu sa mère en bas âge. Il est ensuite reçu d'abord par son grand-père, puis, après la mort de ce dernier, par son oncle paternel Abū Ṭālib.
À l'âge de vingt ans environ, M. entre au service d'une riche veuve qui est déjà d'un âge avancé à l'époque : Ḫadīǧa, une sorte de femme d'affaires qui fait le commerce des parfums avec la Syrie. Elle (qui est devenue plus tard célèbre comme la première musulmane parce qu'elle était en fait la première personne à croire qu'il était le messager de Dieu) a épousé Mahomet quelques années plus tard. Cette union fut apparemment longue, heureuse et monogame, à tel point que ‛Āʼiša, qui, après la mort de Ḫadīǧa, devint plus tard l'épouse préférée de Mahomet, aurait été plus jalouse de la défunte que de toutes les autres épouses de la vie du "prophète" de l'islam.
Muhammad n'a pas eu d'enfant avec Ḫadīǧa, tandis que le mariage avec Āʼiša a produit quatre filles : Zaynab, Ruqayya, Fāṭima et Umm Kulṯūm. Le fils unique de Mahomet, Ibraḥīm, qui est mort très jeune, avait pour mère une concubine copte chrétienne.
Au nom de Ḫadīǧa, Muḥammad devait voyager avec des caravanes pour vendre des marchandises au-delà de la frontière byzantine, c'est-à-dire en Syrie. Au cours de ces voyages, il est vraisemblablement entré en contact avec des membres de diverses sectes chrétiennes hérétiques (docétistes, monophysites, nestoriens), se faisant endoctriner par eux, sans avoir, en tant qu'analphabète, la possibilité d'accéder directement aux textes sacrés chrétiens. Cependant, nous répétons que des éléments des religions judaïque et chrétienne - ou simplement des idées monothéistes, ḥanīf, existaient déjà à La Mecque et dans ses environs.
Todo cambió, en la vida de Mahoma, cuando él ya tenía alrededor de cuarenta años y abandonó el paganismo para adoptar – y comenzar a predicar – ideas monoteístas. Muḥammad estaba convencido, al menos en los primeros años de su misión “profética”, de estar profesando la misma doctrina de judíos y cristianos y que, por lo tanto, incluso estos, además de los paganos, deberían reconocerlo como rasūl Allāh, mensajero, enviado de Dios.
Fue solamente en un segundo momento, cuando ya se encontraba en Medina, que él mismo remarcó las notables diferencias entre su predicación y la doctrina oficial cristiana y judía. De hecho, el Corán contiene deformaciones de las narraciones bíblicas (tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento), así como resultan evidentes en ello tanto las ideas docetistas de Mahoma en cristología como su confusión con respecto a la doctrina de la Trinidad (en su opinión formada por Dios, Jesús y María).
Selon Ibn Iṣḥāq, le premier biographe de Mahomet, alors qu'il dormait dans une grotte du mont Ḥīra, à l'extérieur de La Mecque, l'ange Gabriel lui est apparu, tenant un tissu de brocart dans ses mains et lui disant de lire ("iqrāʼ") ; Muhammad, cependant, était analphabète, et c'est donc l'archange qui a récité les cinq premiers versets de la sūra 96 (appelée "du caillot"), qui, selon Muhammad, ont été littéralement imprimés sur son cœur.
Cette nuit est appelée laylat al-qadr, la nuit du pouvoir. Au début, Muḥammad ne se considérait pas comme l'initiateur d'une nouvelle religion, mais comme le destinataire d'une révélation transmise également à d'autres envoyés d'Allah qui l'avaient précédé. Il croyait, en effet, que ce qui l'inspirait était des passages d'un livre céleste, umm al-kitāb (mère du livre), déjà révélé aussi aux juifs et aux chrétiens (appelés par lui ahl al-kitāb, c'est-à-dire les gens du livre).
Pour en revenir aux débuts de La Mecque, il n'est pas difficile d'imaginer la réaction des notables de la ville à la prédication de Muhammad, car aucun d'entre eux ne voulait bouleverser le statu quo religieux de la ville, mettre en péril sa prospérité économique et ses anciennes traditions, simplement à cause de la parole de Muhammad, qui, bien qu'exhorté, n'a jamais accompli de miracle ni donné de signe tangible des révélations qu'il prétendait avoir reçues.
Ainsi commença une persécution du "prophète" et de ses disciples, au point que Mahomet dut envoyer au moins quatre-vingts d'entre eux en Abyssinie, pour se réfugier sous la protection d'un roi chrétien.
L'islamologue Felix M. Pareja, ainsi que des auteurs islamiques plus anciens, par exemple Ṭabarī et al-Wāqidī, placent le célèbre épisode des "versets sataniques", auquel le Coran semble faire référence dans la sūra 22/52, dans cette période. [3]
Il est arrivé, en effet, que Muhammad, pour tenter de s'entendre avec les concitoyens de la Mecque, aurait été tenté par Satan en récitant la sūra 53/19 et aurait proclamé :
"Comment se fait-il que vous adoriez al-Lāt, al-‛Uzzāt et al-Manāṯ Lât, 'Uzza et Manât ? Ils sont les Ġarānīq exaltés, dont nous attendons l'intercession."
Como hemos visto, estas tres diosas eran una parte fundamental del panteón mecano y protagonistas de varios ritos que atraían cientos de peregrinos a la Ka‛ba cada año: su título era el de “tres grullas sublimes” (Ġarānīq) y admitir su existencia, además del poder de intercesión con Allah, si por un lado significaba reconciliarse con la élite de La Meca y permitir el regreso de sus seguidores exiliados, por el otro implicaba desacreditarse a sí mismo y al rígido monoteísmo que había profesado hasta entonces.
Evidentemente, el juego no valía la pena, tanto que a la mañana siguiente el “Mensajero de Dios” se retractó y declaró que Satanás le había susurrado esos versos en el oído izquierdo, en lugar de Gabriel en el derecho; debían considerarse, por lo tanto, de origen satánico. En su lugar, se dictaron los siguientes:
"Comment se fait-il que vous adoriez al-Lāt, al-‛Uzzāt et al-Manāṯ ? [Ces trois idoles] ne sont que des noms que vous et vos pères avez inventés, et Allah ne vous a donné aucune autorité pour cela."
El episodio recién citado le trajo aún más descrédito a Mahoma, quien, con la muerte de su esposa y de su tío-protector Abū Ṭālib, permaneció sin dos apoyos válidos. Dada la situación, se vio obligado (y las sūra de este período revelan la desolación y el abandono en el que se encontró, con la sūra de los ǧinn sūra contando cuántos duendes se hicieron musulmanes en esos mismos momentos) para buscar protección en otra parte, algo que logró encontrando a oyentes válidos entre los ciudadanos de Yaṯrib, una ciudad al norte de La Meca, poblada entonces por tres tribus judías (los Banū Naḍīr, los Banū Qurayẓa y los Banū Qaynuqā‛ y por dos tribus beduinas).
Entre los judíos y los beduinos no había buena relación y Mahoma, en virtud de su fama, fue llamado a ser árbitro imparcial entre los contendientes, por lo que en el año 622, el primero de la era islámica, comenzó la hiǧra, hégira del “profeta” y de sus seguidores, alrededor de ciento cincuenta. El término hiǧra no significa solo “emigración”, sino extrañamiento, una especie de renuncia a la ciudadanía y a la pertenencia a La Meca y a la tribu, con la consiguiente privación de toda protección.
Yaṯrib más tarde se llamará Medina (Madīnat al-nabī, la ciudad del profeta). Recién llegado aquí, para granjearse a los judíos, que constituían los ricos y notables de la ciudad, M. introdujo innovaciones en el primitivo ritual islámico, en particular orientando la qibla, la dirección de la oración, hacia Jerusalén. Sin embargo, cuando los propios judíos se dieron cuenta de la confusión de Mahoma en cuestiones bíblicas, se burlaron de él, enemistándose con él para siempre.
En aquel mismo momento empezó, pues, a producirse la división entre lo que evolucionaría como el islam, por un lado, y el judaísmo y el cristianismo, por el otro. Mahoma no podía admitir que estaba confundido o que no conocía los episodios bíblicos que había citado repetidamente a sus seguidores. Lo que hizo, pues, fue usar su ascendencia sobre sus discípulos y acusar a judíos y a cristianos de falsificar deliberadamente la revelación que recibieron; el mismo ascendente y la misma autoridad son suficientes para que los musulmanes de hoy continúen creyendo en tales acusaciones.
Una vez más, sin embargo, la intención de Muhammad Mais là encore, l'intention de Muḥammad n'était pas de fonder une nouvelle religion, mais d'essayer de restaurer ce qu'il considérait comme la foi pure et vraie, primitive, fondée sur Abraham, qui pour lui n'était ni chrétien ni juif, mais un simple monothéiste, en arabe ḥanīf. C'est par ce terme qu'il était connu des Arabes païens, qui se considéraient comme ses descendants par Ismaël. Et c'est ainsi que, dans le Coran, Ismaël est devenu le fils bien-aimé d'Abraham, à la place d'Isaac ; c'est Ismaël qu'Abraham est sommé de sacrifier à Jérusalem, où se dresse aujourd'hui le Dôme du Rocher ; c'est Ismaël qui, avec son père, construit le sanctuaire de la Ka‛ba à La Mecque, où, par ailleurs, sa mère Agar s'était réfugiée après avoir été chassée du désert par Sarah.
Toujours pour se venger des Juifs, même la direction de la qibla a changé, et a été orientée vers la Mecque. L'islam devient la religion nationale des Arabes, avec un livre révélé en arabe : la reconquête de la ville sainte devient alors un objectif fondamental.
En Medina, en la figura y en la persona de Mahoma se juntan la autoridad religiosa y la política es allí donde nacen los conceptos de umma (la comunidad de los creyentes musulmanes), de estado islámico y de ǧihād, guerra santa: la comunidad de Medina, con las diversas religiones. Que allí se profesaban (musulmana, judía, pagana), vivió en paz bajo el gobierno del árbitro, y ya autoridad política y religiosa, que venía de La Meca. Los musulmanes prosperaron particularmente, garantizándose ingresos considerables a través de razias a las caravanas que pasaban por allí. Los éxitos y fracasos (los éxitos se llamaban obra divina, los fracasos faltas de fe, indisciplina y cobardía) se alternaron en las campañas contra los mecanos.
En unos pocos años, sin embargo, Muhammad decidió deshacerse de las tribus judías que se habían vuelto hostiles mientras tanto: los primeros fueron los banū Naḍīr, seguidos por los banū Qaynuqā‛, a los cuales fueron confiscados los bienes pero fue perdonada la vida; un destino más atroz, por otro lado, les tocó a los banū Qurayẓa, cuyos mujeres y niños fueron esclavizados, y cuyos hombres, una vez confiscados sus bienes, fueron degollados en la plaza (hubo alrededor de setecientos muertos: solamente uno de ellos se salvó pues se convirtió al islam).
En el sexto año de la Hégira Muhammad La sixième année de l'Hégire, M. prétendit avoir reçu une vision dans laquelle on lui remettait les clés de la Mecque. Il entame alors une longue campagne de reconquête, violant une trêve (ce qui était terriblement déshonorant pour l'époque) et s'emparant, l'une après l'autre, des riches oasis juives au nord de Médine. Le succès économique et militaire a été un aimant pour les Bédouins, qui ont commencé à se convertir en masse (évidemment pas pour des raisons religieuses). Tout cela a culminé avec l'entrée triomphale dans la ville natale en 630, ne rencontrant aucune résistance. Les idoles présentes dans la Ka‛ba (à l'exception de l'effigie du Christ) ont été détruites.
Les deux années suivantes voient la consolidation de la force et du pouvoir de M. et de ses disciples, jusqu'à ce que, en 632, le "prophète" meurt, dans la fièvre et le délire, sans indiquer de successeurs.
Ce qui ressort de l'analyse de la vie de Muḥammad, c'est avant tout sa grande ambiguïté, ainsi que sa personnalité, que les spécialistes définissent souvent comme schizophrène, en raison du caractère contradictoire de ses attitudes et de ses discours, ainsi que des révélations rapportées dans le Coran. C'est pour cette raison que les savants et théologiens musulmans auront recours à la pratique du nasḫ wa mansūḫ (abroger et abroger, procédure selon laquelle, si un passage du Coran en contredit un autre, le second annule le premier). [4]
Un exemple de cela se trouve dans l'épisode dans lequel M. Il se rend dans la maison de son fils adoptif Zayd (cet épisode même est cité dans la conclusion de cet article) et bien d'autres : des circonstances extravagantes et suspectes dans lesquelles Allah vient littéralement en aide à Muhammad et lui révèle des versets admonestant les incroyants et les sceptiques qui osent l'accuser d'être entré en contradiction ; ou encore des paroles encourageant Muhammad lui-même à ne pas vouloir suivre les lois et les coutumes des hommes et à accepter les faveurs que Dieu lui a accordées à lui seul :
“A veces se han querido ver en Muhammad dos personalidades casi contradictorias; la del piadoso agitador de La Meca y la del prepotente político de Medina. [---] En sus diversos aspectos nos parece generoso y cruel, tímido y audaz, guerrero y político.
Su forma de actuar era extremadamente realista: no tenía ningún problema en abrogar una revelación reemplazándola por otra, en faltar a su palabra, en servirse de sicarios, en dejar caer la responsabilidad de ciertas acciones en otras personas, en componérselas entre hostilidades y rivalidades. La suya era una política de compromisos y contradicciones siempre dirigida a alcanzar su objetivo. [---] Monógamo hasta que vivió su primera esposa, se convirtió en un gran amigo de las mujeres ya que las circunstancias lo permitieron y mostró una predilección por las viudas". [5]
Gerardo Ferrara
Diplômé en histoire et en sciences politiques, spécialisé dans le Moyen-Orient.
Responsable des étudiants de l'Université de la Sainte-Croix à Rome.