La Iglesia católica de Rusia consigue su primer bien en propiedad en San Petersburgo
La Iglesia católica ya tiene el primer inmueble en propiedad en San Petersburgo gracias al sacerdote español Aleksander Burgos, de la diócesis de Valladolid.
En 2021 obtuvo la aprobación del Vaticano para construir el primer santuario dedicado a la Virgen de Fátima en Rusia y, a primeros de año, ha logrado cerrar la compra de la casa en que vivía alquilado. De esta forma, tras la revolución comunista de primeros del siglo XX, esta vivienda se convierte en el primer bien propiedad de la Iglesia católica en Rusia.
Con más de 15 años de labor pastoral en San Petersburgo, el don Aleksander Burgos, conocido en ruso como Otests Aleksander, ha trabajado infatigablemente para llevar a cabo estos proyectos y sigue buscando recursos para la construcción del primer santuario de Rusia dedicado a la Virgen de Fátima.
Formado en Roma para atender a los católicos de rito bizantino, don Aleksander es actualmente párroco de una iglesia de este rito en San Petersburgo. Tras registrar la parroquia y presentar la iniciativa, la Santa Sede dio luz verde a la construcción del santuario.
El obispo Joseph Werth, administrador apostólico de Novosibirsk y primado de la Iglesia católica bizantina rusa, informó al Vaticano sobre el proyecto, que recibió su aprobación en 2021.
El santuario será de rito católico bizantino, pero estará abierto a todos los cristianos, independientemente de su rito, y a personas de buena voluntad interesadas en participar en peregrinaciones marianas.
Construcción de un santuario de Fátima en Rusia
El 13 de julio de 1917 en Fátima, durante la tercera aparición de la Santísima Virgen a los pastorcillos, Nuestra Señora les habló de Rusia. Dijo que Rusia difundiría sus errores por todo el mundo, pero que al final se convertiría y su Corazón Inmaculado triunfaría.
Añadió que volvería para pedir la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, lo cual hizo algunos años más tarde: el 13 de junio de 1929 se apareció a Sor Lucía en Tuy, y le pidió que el Santo Padre consagrara Rusia a su Inmaculado Corazón.
Imagen de la Virgen de Fátima de San Petersburgo.
Como ya se sabe san Juan Pablo II realizó esa consagración el 25 de marzo de 1984 y a partir de ese momento en Rusia se han construido más de 20.000 Iglesias y se han bautizado alrededor del 70 por ciento de sus habitantes.
Aunque las consecuencias del comunismo ateo siguen siendo enormes y el tanto por ciento de fieles practicantes es reducido, ya no se puede decir que es un país ateo, sino un país religioso que favorece la práctica de la religión. En ese sentido podemos decir que Rusia se ha convertido, aunque no en plenitud.
Para que los mismos rusos, especialmente los católicos, puedan dar gracias al Inmaculado Corazón de María por lo sucedido y para ayudar a que el triunfo de ese Corazón se haga pleno existe este proyecto de construir un santuario de Fátima en San Petersburgo.
El proyecto fue autorizado, después de consultar con la Santa Sede, por el obispo Joseph Werth, ordinario para los católicos de rito oriental de toda Rusia.
Para más información sobre el Santuario de Fátima en San Petersburgo, puede acceder a la web oficial aquí: fatimarus.com
Fotografía del padre Aleksander Burgos.
Entrevista a don Aleksander Burgos
Alejandro Burgos-Velasco nació en Valladolid, España, pero ahora es más conocido como Otests Aleksander, o lo que es lo mismo padre Alejandro en ruso, porque desde hace veintidós años vive en San Petersburgo.
Se trata de un traslado que él mismo pidió, cuando le dijeron que hacían falta sacerdotes que fueran a Kazajistán: «Me ofrecí para ir a Kazajistán. Pero eso luego no salió. Como lo había hablado mucho con mi obispo, don José [Delicado Baeza], de Valladolid, le dije: «Esto no ha salido. ¿Y ahora qué hago?». Entonces quedamos en ir a Rusia».
De esta manera tan sencilla, pero a la vez tan impactante este sacerdote cambió el sol de España por la nieve de Rusia. Antes de aterrizar en San Petersburgo, Alejandro hizo una pequeña parada en Roma para recibir la bendición de Juan Pablo II, para esta aventura.
El Domingo de Ramos es el último domingo antes del Triduo Pascual. Al que también llamamos Domingo de Pasión.
Esta es una fiesta cristiana de paz. Los ramos, con su antiguo simbolismo, nos hacen recordar ahora, la alianza entre Dios y su pueblo. Confirmada y establecida en Cristo, porque Él es nuestra paz.
En la liturgia de nuestra Santa Iglesia Católica, leemos en el día de hoy estas palabras de profunda alegría: los hijos de los hebreos, llevando ramos de olivo salieron al encuentro del Señor, clamando y diciendo: Gloria en las alturas.
Mientras Jesús pasaba, cuenta San Lucas, las gentes tendían sus vestidos por el camino. Y estando ya cercano a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos en gran número, transportados de gozo, comenzaron a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto: bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las alturas.
"Con obras de servicio, podemos preparar al Señor un triunfo mayor que el de su entrada en Jerusalén" San Josemaría Escrivá
Historia y origen del Domingo de Ramos
En este día, los cristianos conmemoramos la entrada de Cristo en Jerusalén para consumar su Misterio Pascual. Por eso se leen desde muy hace mucho tiempo dos evangelios en la Santa Misa de este día.
Como lo explica el Papa Francisco, “esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del evangelio sobre su pasión. Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén”
Es en el Domingo de Ramos, cuando Nuestro Señor comienza la semana decisiva para nuestra salvación, San Josemaría nos recomienda que “dejémonos de consideraciones superficiales, vayamos a lo central, a lo que verdaderamente es importante. Mirad: lo que hemos de pretender es ir al cielo. Si no, nada vale la pena. Para ir al cielo, es indispensable la fidelidad a la doctrina de Cristo. Para ser fiel, es indispensable porfiar con constancia en nuestra contienda contra los obstáculos que se oponen a nuestra eterna felicidad...”
Las hojas de palma, escribe San Agustín, son símbolo de homenaje, porque significan victoria. El Señor estaba a punto de vencer, muriendo en la Cruz. Iba a triunfar, en el signo de la Cruz, sobre el Diablo, príncipe de la muerte.
Él viene a salvarnos; y nosotros estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos encaminarnos por este camino deteniéndonos durante estos días a mirar el Crucifijo, es la “cátedra de Dios” Papa Francisco.
Significado del Domingo de Ramos
Mons. Javier Echevarría, nos hace ver el significado cristiano de esta fiesta: “Nosotros, que no somos nada, nos mostramos a menudo vanidosos y soberbios: buscamos sobresalir, llamar la atención; tratamos de que los demás nos admiren y alaben. El entusiasmo de las gentes no suele ser duradero. Pocos días después, los que le habían acogido con vivas pedirán a gritos su muerte. Y nosotros ¿nos dejaremos llevar por un entusiasmo pasajero? Si en estos días notamos el aleteo divino de la gracia de Dios, que pasa cerca, démosle cabida en nuestras almas.Extendamos en el suelo, más que palmas o ramos de olivo, nuestros corazones. Seamos humildes, mortificados y comprensivos con los demás. Éste es el homenaje que Jesús espera de nosotros."
"Así como entonces el Señor entró en la Ciudad Santa a lomos del asno, dice Benedicto XVI, así también la Iglesia lo veía llegar siempre nuevamente bajo la humilde apariencia del pan y el vino”.
La escena del domingo de Ramos se repite en cierto modo en nuestra propia vida. Jesús se acerca a la ciudad de nuestra alma a lomos de lo ordinario: en la sobriedad de los sacramentos; o en las suaves insinuaciones, como las que San Josemaría señalaba en su homilía sobre esta fiesta: “vive con puntualidad el cumplimiento del deber; sonríe a quien lo necesite, aunque tú tengas el alma dolorida; dedica, sin regateo, el tiempo necesario a la oración; acude en ayuda de quien te busca; practica la justicia, ampliándola con la gracia de la caridad”.
El Papa Francisco señala que nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo y de la tristeza.
Quien recibe a Jesús con humildad y sencillez, luego lo lleva a todas partes.
El Domingo de Ramos en la Biblia
La liturgia del Domingo de Ramos pone en boca de los cristianos este cántico: levantad, puertas, vuestros dinteles; levantaos, puertas antiguas, para que entre el Rey de la gloria.
Primer Evangelio del Domingo de Ramos (Lucas 19,28-40)
Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén. Y cuando se acercó a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos discípulos, diciendo: —Id a la aldea que está enfrente; al entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis esto: «Porque el Señor lo necesita». Los enviados fueron y lo encontraron tal como les había dicho. Al desatar el borrico sus amos les dijeron: —¿Por qué desatáis el borrico? —Porque el Señor lo necesita —contestaron ellos. Se lo llevaron a Jesús. Y echando sus mantos sobre el borrico hicieron montar a Jesús. Según él avanzaba extendían sus mantos por el camino. Al acercarse, ya en la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llena de alegría, comenzó a alabar a Dios en alta voz por todos los prodigios que habían visto, diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! Algunos fariseos de entre la multitud le dijeron: —Maestro, reprende a tus discípulos. Él les respondió: —Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.
Evangelio del Domingo de Ramos (Marcos 11, 1-10)
Al acercarse a Jerusalén, a Betfagé y Betania, junto al Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo: —Id a la aldea que tenéis enfrente y nada más entrar en ella encontraréis un borrico atado, en el que todavía no ha montado nadie; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», respondedle: «El Señor lo necesita y enseguida lo devolverá aquí». Se marcharon y encontraron un borrico atado junto a una puerta, fuera, en un cruce de caminos, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les decían: —¿Qué hacéis desatando el borrico? Ellos les respondieron como Jesús les había dicho, y se lo permitieron. Entonces llevaron el borrico a Jesús, echaron encima sus mantos, y se montó sobre él. Muchos extendieron sus mantos en el camino, otros el ramaje que cortaban de los campos. Los que iban delante y los que seguían detrás gritaban: —¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que viene, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas! Y entró en Jerusalén en el Templo; y después de observar todo atentamente, como ya era hora tardía, salió para Betania con los doce.
“Hay cientos de animales más hermosos, más hábiles y más crueles. Pero Cristo se fijó en él borrico para presentarse como rey ante el pueblo que lo aclamaba. Porque Jesús no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa pero hueca. Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño. Así reina en el alma”
San Josemaría
Las procesiones del Domingo de Ramos
La tradición de celebrar el Domingo de Ramos tiene cientos de años. Durante siglos, la bendición del olivos ha sido parte de esta fiesta, al igual que las procesiones, La Santa Misa y el relato durante la misma de la Pasión de Cristo. Hoy se celebran en muchos países.
Los fieles que participan en la procesión de Jerusalén, que data del siglo IV, también llevan en las manos ramos de palma, olivos u otros árboles, y entonan los cantos del Domingo de Ramos. Los sacerdotes llevan ramos y van delante guiando a los fieles.
En España, una alegre procesión de Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén. Reunidos se canta hosanna y se agita las palmas como un gesto de alabanza y bienvenida.
Las ramas de olivo son un recordatorio de que la Cuaresma es un tiempo de esperanza y renovación de la fe en Dios. Se les atribuye ser un símbolo de la vida y resurrección de Jesucristo. Asimismo, recuerdan también la fe de la Iglesia en Cristo y su proclamación como Rey del Cielo y de la Tierra.
Al final la peregrinación, es costumbre colocar las palmas, ya bendecidas, junto a las cruces que hay en nuestro hogar como recuerdo de la victoria pascual de Jesús.
Estos mismos olivos se prepararán para el siguiente Miércoles de Ceniza. Ya que para esta importante ceremonia se queman los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas se rocían con agua bendita y luego son aromatizadas con incienso.
Cantos para Domingo de Ramos
Breve lista de los cantos recomendados para la celebración del Domingo de Ramos
Canto procesional: TÚ REINARÁS
Canto de entrada: HOSANNA, HOSANNA
Del Salmo 21: DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
Aclamación antes del Evangelio: HONOR Y GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
En el pórtico de entrada a la Semana Santa, el Viernes de Dolores marca una antesala profundamente espiritual que nos invita a contemplar el sufrimiento silencioso y amoroso de nuestra madre, la Virgen María. Este día, celebrado el viernes anterior al Domingo de Ramos, se convierte en una oportunidad para acercarnos al corazón de una madre que acompaña el camino de la cruz de su Hijo. En muchas parroquias se sustituye el Vía Crucis por el Vía Matrix que contempla los sufrimientos de María.
Los llamados Siete Dolores de la Virgen María son una devoción centenaria que invita a meditar sobre los momentos más dolorosos que María vivió junto a Jesús. A través de esta meditación, los fieles encuentran un puente para conectar su propio sufrimiento con la esperanza cristiana.
Los Siete Dolores de la Virgen María
1) La profecía de Simeón
Cuando María presenta a Jesús en el templo, Simeón le anuncia que una «espada le atravesará el alma». Este primer dolor abre el corazón de María a un futuro incierto, lleno de pruebas donde en ella todo es Fe y Esperanza en su Hijo como ya hiciera en su primer gran sí en la Encarnación.
Maestra de caridad. Recordad aquella escena de la presentación de Jesús en el templo. El anciano Simeón "aseguró a María, su Madre: mira, este niño está destinado para ruina y para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción; lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, a fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de muchos". La inmensa caridad de María por la humanidad hace que se cumpla, también en Ella, la afirmación de Cristo: "nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos".
En plena Semana Santa, este pasaje nos recuerda que la fe no siempre significa certeza, sino confianza en medio de la oscuridad.
2) La huida a Egipto
María y José deben huir a Egipto para proteger al niño Jesús de la amenaza de Herodes. Esta escena nos habla del dolor de la inestabilidad, del abandono de la tierra propia y del temor por la vida de un hijo. La Virgen María se convierte en imagen de todas las madres que deben dejarlo todo por amor.
Después de haberse marchado, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para acabar con él”. Él se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche y se fue a Egipto. Allí estuvo hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que anunció el Señor por el profeta al decir: “De Egipto llamé a mi hijo” (Mt 2, 13-15).
María cooperó con su caridad para que nacieran en la Iglesia los fieles, miembros de aquella Cabeza de la que es efectivamente madre según el cuerpo. Como Madre, enseña; y, también como Madre, sus lecciones no son ruidosas. Es preciso tener en el alma una base de finura, un toque de delicadeza, para comprender lo que nos manifiesta, más que con promesas, con obras.
3) El Niño Jesús perdido en el templo
Durante tres días, María y José buscan a Jesús, que se había quedado en el templo. La angustia de la pérdida y la impotencia ante lo que no se comprende son emociones humanas que todos hemos vivido. La Virgen María las asume con fe y humildad.
El Evangelio de la Santa Misa nos ha recordado aquella escena conmovedora de Jesús, que se queda en Jerusalén enseñando en el templo. María y José anduvieron la jornada entera, preguntando a los parientes y conocidos. Pero, como no lo hallasen, volvieron a Jerusalén en su busca. La Madre de Dios, que buscó afanosamente a su hijo, perdido sin culpa de Ella, que experimentó la mayor alegría al encontrarle, nos ayudará a desandar lo andado, a rectificar lo que sea preciso cuando por nuestras ligerezas o pecados no acertemos a distinguir a Cristo. Alcanzaremos así la alegría de abrazarnos de nuevo a Él, para decirle que no lo perderemos más.
4) María encuentra a Jesús camino del Calvario
En la vía dolorosa, María se encuentra con su Hijo cargando la cruz. No puede detener el sufrimiento, pero está allí. Esta escena, tan representativa en las procesiones de Semana Santa, nos habla del valor de la presencia, de estar junto al que sufre aunque no podamos cambiar su destino.
Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde El pasa.
Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo.
¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor! (Lam I,12).
Pero nadie se da cuenta, nadie se fija; sólo Jesús.
Se ha cumplido la profecía de Simeón: una espada traspasará tu alma (Lc II,35).
En la oscura soledad de la Pasión, Nuestra Señora ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura, de unión, de fidelidad; un sí a la voluntad divina.
De la mano de María, tú y yo queremos también consolar a Jesús, aceptando siempre y en todo la Voluntad de su Padre, de nuestro Padre.
Sólo así gustaremos de la dulzura de la Cruz de Cristo, y la abrazaremos con la fuerza del amor, llevándola en triunfo por todos los caminos de la tierra. Estación IV Vía Crucis.
5) La crucifixión y muerte de Jesús
El corazón de María se rompe al ver morir a su Hijo en la cruz. Este dolor resume el sacrificio más grande, el del amor que no se guarda nada. La Virgen María permanece de pie, firme en la fe. En el Viernes de Dolores, esta imagen cobra una fuerza especial, recordándonos que la esperanza cristiana nace en la cruz.
Estaban de pie junto a la Cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la tomó consigo. Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un vaso lleno de vinagre; y atando a una rama de hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: “Todo está consumado”. E inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19, 25-30).
En el escándalo del Sacrificio de la Cruz, Santa María estaba presente, oyendo con tristeza a los que pasaban por allí, y blasfemaban meneando la cabeza y gritando: ¡Tú, que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo!; si eres el hijo de Dios, desciende de la Cruz. Nuestra Señora escuchaba las palabras de su Hijo, uniéndose a su dolor: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Qué podía hacer Ella? Fundirse con el amor redentor de su Hijo, ofrecer al Padre el dolor inmenso —como una espada afilada— que traspasaba su Corazón puro.
6) Jesús es bajado de la cruz y entregado a su madre
María recibe en sus brazos el cuerpo muerto de Jesús. Es un momento de silencio, de luto profundo. Ella lo abraza con el mismo amor con el que lo recibió al nacer. En este gesto está toda la ternura de una madre que sigue amando incluso en la muerte.
Ahora, situados ante ese momento del Calvario, cuando Jesús ya ha muerto y no se ha manifestado todavía la gloria de su triunfo, es una buena ocasión para examinar nuestros deseos de vida cristiana, de santidad; para reaccionar con un acto de fe ante nuestras debilidades, y confiando en el poder de Dios, hacer el propósito de poner amor en las cosas de nuestra jornada. La experiencia del pecado debe conducirnos al dolor, a una decisión más madura y más honda de ser fieles, de identificarnos de veras con Cristo, de perseverar, cueste lo que cueste, en esa misión sacerdotal que Él ha encomendado a todos sus discípulos sin excepción, que nos empuja a ser sal y luz del mundo. Es Cristo que pasa, 96
7) Dan sepultura al cuerpo de Jesús
Finalmente, María acompaña a su Hijo al sepulcro. La piedra se cierra, y todo parece acabado. Pero en el corazón de María late la esperanza. Sabe que Dios cumple sus promesas, aunque ahora todo sea silencio y oscuridad.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por temor a los judíos, pidió a Pilato permiso para retirar el Cuerpo de Jesús. Pilato lo concedió. Fue, pues, y retiró el cuerpo de Jesús. Llegó también Nicodemo –el que antes había ido a él de noche- trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron con lienzos y aromas, como acostumbran a sepultar los judíos. Había un huerto en el lugar donde fue crucificado, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que todavía nadie había sido sepultado. Como era la Preparación de los judíos, y por la proximidad del sepulcro, pusieron allí a Jesús (Jn 19, 38-42).
Vamos a pedir ahora al Señor, para terminar este rato de conversación con El, que nos conceda repetir con San Pablo que "triunfamos por virtud de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni virtudes, ni lo presente, ni lo venidero, ni la fuerza, ni lo que hay de más alto, ni de más profundo, ni cualquier otra criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está en Jesucristo Nuestro Señor".
La Virgen María como compañera en el dolor
Meditar los Siete Dolores de la Virgen María no es quedarse en el sufrimiento, sino descubrir una manera de vivirlo con sentido. María no es una figura lejana, sino una madre que conoce nos conoce y que ha vivido el dolor humano. En Semana Santa, su corazón traspasado se convierte en refugio para quienes atraviesan pruebas.
El Viernes de Dolores es una ocasión especial para rezar el Rosario de los Siete Dolores o simplemente para hacer una oración desde lo más profundo del corazón. La espada que atraviesa el corazón de María puede convertirse en una luz para nuestras propias heridas.
Semana Santa: tiempo para abrir el corazón
Vivir la Semana Santa es adentrarse en el misterio del amor de Dios. Y María, con su corazón herido, pero lleno de fe, es la mejor guía. Su presencia discreta y valiente en cada paso de la pasión de Cristo nos recuerda que el dolor no es el final, sino el inicio de una transformación.
Este Viernes de Dolores, pongamos nuestro corazón junto al de María. Escuchemos su silencio, aprendamos de su fortaleza, y dejemos que su fe nos inspire a vivir esta Semana Santa con un espíritu nuevo.
Y llega el Domingo de Ramos
El Domingo de Ramos es como el pórtico que precede y dispone al Triduo Pascual: «este umbral de la Semana Santa, tan próximo ya el momento en el que se consumó sobre el Calvario la Redención de la humanidad entera, me parece un tiempo particularmente apropiado para que tú y yo consideremos por qué caminos nos ha salvado Jesús Señor Nuestro; para que contemplemos ese amor suyo —verdaderamente inefable— a unas pobres criaturas, formadas con barro de la tierra». (San Josemaría, Amigos de Dios, n. 110.)
Imágenes procedentes de la película La Pasión de Mel Gibson.
2 jornadas con Nociones de Medicina para sacerdotes
Bajo el nombre de Nociones de Medicina para sacerdotes el curso se organiza, por quinto año consecutivo, con la dirección del capellán de la Clínica de la Universidad de Navarra, Vicente Aparicio, y con el patrocinio de la Fundación CARF.
Aproximadamente medio centenar de sacerdotes participaron en esta actividad, que tuvo lugar los días 11 de enero y 8 de febrero de 2025.
En una entrevista con la plataforma digital Omnes, el capellán de la CUN, Vicente Aparicio, explicó el objetivo de estas jornadas: «no se trata de que los sacerdotes actúen como médicos, sino de facilitar que actuemos como lo que somos, pero con algo más de formación sobre temas complicados a los que nos enfrentamos con frecuencia».
Imagen realizada con IA de un sacerdote con una bata de médico.
Asimismo, destacó que, en general, los pacientes y sus familias valoran profundamente la presencia de los sacerdotes en momentos tan difíciles ya cercanos a la muerte. Las visitas y el acompañamiento espiritual se perciben como un apoyo fundamental, ya que brindan consuelo y fortaleza tanto al enfermo como a sus seres queridos.
Este acompañamiento no solo ofrece un espacio para la oración y la reflexión, sino que también genera un ambiente de paz y esperanza en medio de la angustia. Las palabras de aliento y la bendición de los sacerdotes son vistas como un refugio emocional y espiritual, creando una conexión que trasciende lo físico y ayuda a los pacientes y sus familias a afrontar la enfermedad con mayor serenidad.
Primera sesión: Medicina para sacerdotes, salud y familia
En esta sesión se abordaron soluciones a problemas familiares. El Dr. Francisco Leal Quiñones, especialista en Anestesiología, Reanimación y Unidad del Dolor, enfatizó la importancia de llevar un estilo de vida ordenado y familiar, con espacios de conversación, juegos, viajes compartidos y contacto con la naturaleza.
Este tipo de vida, señaló, favorece el desarrollo de los hijos, mejora la comunicación y el entendimiento entre padres e hijos y contribuye al bienestar de todos. Existen, además, evidencias científicas y empíricas que respaldan estos beneficios.
También intervino la Dra. Montse Erostarbe, quien ofreció propuestas para que la vida familiar siga las pautas más adecuadas durante la infancia y la adolescencia, asegurando así un desarrollo integral para los hijos.
Segunda jornada: atención a enfermos crónicos y enfermedades degenerativas
Durante esta jornada, se ofrecieron orientaciones para la atención de pacientes con enfermedades crónicas y de larga duración.
El Dr. Borja Montero, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, brindó pautas sobre el acompañamiento y cuidado espiritual de estos pacientes.
La Dra. María Die Trill, especialista en Psicología Clínica, compartió estrategias para apoyar tanto a los enfermos como a sus familias.
Beatriz Luqui, trabajadora social, explicó las ayudas disponibles para cubrir las necesidades de estos pacientes, detallando quiénes las ofrecen, los requisitos para acceder a ellas y otros aspectos clave.
La relación entre la medicina y la labor pastoral tiene raíces profundas en la historia de la Iglesia. San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, mostró un gran amor por los enfermos y una profunda admiración por los profesionales de la salud.
En su enseñanza, resaltó la importancia del trabajo bien hecho y del servicio a los demás, valores fundamentales tanto en la práctica médica como en la labor sacerdotal. Además, impulsó la creación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra en 1954, con el objetivo de formar médicos con «gran categoría científica y alto nivel profesional».
A través de iniciativas como el curso Nociones de Medicina para sacerdotes, se refuerza la conexión entre la formación médica y la labor pastoral, permitiendo que los sacerdotes brinden un acompañamiento más completo y empático a los enfermos y sus familias.
En la entrevista concedida a Omnes, Vicente Aparicio resaltó la importancia de esta formación para los sacerdotes: «que no solo están para impartir los sacramentos, sino también para acompañar, escuchar y consolar. Muchas veces nos encontramos con situaciones médicas complejas y tener nociones básicas nos permite ser un apoyo más efectivo para los enfermos y sus familias».
Marta Santín, periodista especializada en religión.
5 pasos para incluir en tu testamento solidario a la Fundación CARF
Un testamento solidario es un tipo de documento legal en el que una persona física o jurídica destina parte o la totalidad de su herencia a una institución de la Iglesia, una causa benéfica, organización sin fines de lucro (como la Fundación CARF), ONG o institución de ayuda social.
Su objetivo es contribuir a una causa altruista después de su fallecimiento. Este tipo de testamento solidario permite que el testador deje un legado con impacto social, asegurando que sus bienes se utilicen para apoyar iniciativas que reflejen sus valores y compromisos religiosos o éticos.
Incluir a la Fundación CARF en tu testamento es una manera especial de apoyar la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos de todo el mundo, asegurando que puedan continuar su preparación para llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra, ayudando a mantener la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra, así como los seminarios y colegios mayores donde residen los seminaristas y sacerdotes que se benefician de tu generosidad. Si te planteas esta posibilidad, aquí te explicamos cómo hacerlo en cinco sencillos pasos.
1) Reflexiona e infórmate sobre instituciones que hagan rendir responsablemente tu testamento solidario
Tomarse un tiempo para decidir qué destino dar a los bienes acumulados a lo largo de la vida es un acto de responsabilidad y de generosidad.
Compartir esta reflexión con familiares o personas de confianza te ayudará a tomar la mejor decisión. En la Fundación CARF podemos asesorarte para que tu testamento refleje fielmente tus deseos y contribuya a la misión universal de la Iglesia.
Recuerda que un testamento solidario no afecta a los derechos de tus herederos legítimos, sino que permite que una parte de tu patrimonio se destine a una causa en la que crees.
2) Acude al notario: ¿qué información debo llevar para hacer mi testamento solidario?
El notario se encargará de que tu testamento quede redactado conforme a la ley y refleje con precisión tu voluntad. Para que todo el proceso sea sencillo, es conveniente llevar:
Documento de identidad (DNI, NIE o pasaporte en vigor).
Listado de bienes que deseas incluir en tu testamento.
Decisión clara sobre los beneficiarios, indicando la parte de tu patrimonio que quieres dejar a la Fundación CARF.
Datos correctos de la Fundación CARF para evitar errores administrativos. Los datos identificativos necesarios para incluir a la Fundación CARF en el testamento o legado solidario son: CENTRO ACADÉMICO ROMANO FUNDACIÓN. CIF: G-79059218. Calle Conde de Peñalver, 45. Entreplanta, Oficina 1. 28006 Madrid.
Instrucciones específicas, si deseas que tu legado tenga un uso concreto dentro de la misión de la fundación.
Si decides incluir a la Fundación CARF, el notario se asegurará de que todo quede correctamente formalizado y que tu generosidad se traduzca en un impacto real y sostenido a lo largo del tiempo.
3) Guarda una copia: ¿cómo asegurarme de que mi testamento esté accesible cuando sea necesario?
Una vez firmado el testamento solidario, es importante que guardes una copia en un lugar seguro y que informes a alguiende confianza sobre su existencia y ubicación.
También puedes optar por digitalizar el documento, siempre recordando que el documento legalmente válido será el original firmado ante notario.
4) Comunícalo a la Fundación CARF: ¿por qué es importante informarnos?
Hacer partícipe a Fundación CARF de tu decisión permite que podamos garantizar el cumplimiento de tu voluntad en el futuro. Además, podemos asesorarte sobre la mejor forma de canalizar tu legado solidario y de maximizar su impacto.
Esta comunicación nos ayuda a planificar mejor el uso de los recursos, asegurando que tu legado o testamento solidario se utilice de manera eficaz para la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos de todo el mundo.
5) Comparte tu decisión: ¿quién debería saberlo y por qué?
Contar tu decisión a alguien de confianza es clave para que, llegado el momento, se pueda ejecutar sin dificultades. Esto facilita que tu testamento solidario se cumpla conforme a tus deseos y que tu generosidad se traduzca en oportunidades reales para quienes más lo necesitan. Hablar con un albacea o con tu familia sobre tu decisión evita confusiones y ayuda a que tu voluntad sea respetada.
Gracias a tu testamento solidario, tu compromiso con la formación de seminaristas y sacerdotes diocesanos seguirá vivo, y tu generosidad se convertirá en un legado permanente que trascenderá en el tiempo.
Si necesitas más información o asesoramiento, estamos a tu disposición.
25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor
La Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor el 25 de marzo, un momento crucial en la historia de la salvación. Esta festividad recuerda el instante en que el Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que será la madre del Hijo de Dios. Su «hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) representa un modelo de fe y entrega total a la voluntad divina.
El significado de la Anunciación y de la encarnación del Verbo
El misterio de la Anunciación es inseparable de la Encarnación, ya que es el momento en que Dios asume la naturaleza humana. San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, resaltó la grandeza de este evento afirmando que: «Dios nos llama a santificarnos en la vida ordinaria, como María aceptó su misión con humildad».
María, modelo de vocación y entrega
Nuestra madre, la Virgen María es ejemplo para todos los cristianos, especialmente para aquellos que han sido llamados al sacerdocio. Su respuesta confiada y sin reservas es un reflejo de la disposición que todo seminarista y sacerdote debe tener ante la llamada de Dios.
La Anunciación y la defensa de la vida
En España, la Conferencia Episcopal celebra el 25 de marzo la «Jornada por la Vida», recordando el valor sagrado de la vida humana desde su concepción. En 2025, el lema es «Abrazando la vida, construimos esperanza», una llamada a la protección de la vida en todas sus etapas.
El compromiso de los sacerdotes y seminaristas
Para los sacerdotes diocesanos y para los futuros pastores apoyados por la Fundación CARF, esta festividad tiene un significado especial. La defensa de la vida es parte de su misión, siendo testigos del Evangelio en una sociedad que a menudo relativiza el valor de la existencia humana.
El compromiso de los sacerdotes y seminaristas no solo se basa en la defensa de la vida desde la concepción, sino en su labor pastoral para acompañar a las personas en cada etapa de su vida. Su formación teológica y espiritual los prepara para ser guías en la fe y orientadores en los momentos difíciles. Inspirados por el sí de María, están llamados a ser heraldos de la esperanza, promoviendo una cultura de la vida y el amor cristiano.
Además, esta festividad los invita a profundizar en su vocación, reafirmando su compromiso con la evangelización y la enseñanza de la doctrina cristiana.
En tiempos donde la dignidad humana enfrenta múltiples desafíos, su testimonio cobra especial relevancia. La Anunciación es para ellos un recordatorio de su misión de ser presencia viva de Cristo en el mundo, transmitiendo el mensaje de salvación con palabras y obras.
Vivir el sí de María: un compromiso para todo cristiano
La fiesta de la Anunciación no solo nos invita a meditar en el sí de María, sino también a renovar nuestra entrega a Dios con confianza y alegría.
María, con su aceptación humilde y valiente, nos enseña que todo cristiano, sin importar su estado de vida, está llamado a dar su propio sí a Dios en la cotidianidad del día a día.
Para los seminaristas y sacerdotes diocesanos es un día de especial reflexión sobre su vocación y sobre el compromiso de ser defensores de la vida y la fe.
Sin embargo, esta llamada no es exclusiva de ellos. Cada fiel, desde su propia realidad, puede hacer presente a Cristo en el mundo con sus actos de caridad, su testimonio cristiano y su confianza en la providencia de Dios.
La Anunciación nos recuerda que cada uno de nosotros, como parte del pueblo de Dios, puede ser un instrumento en sus manos, llevando esperanza, amor y fe a quienes nos rodean.