«...El sacerdocio, se confiere mediante un Sacramento particular, por el que los sacerdotes, por la unción del Espíritu Santo, son sellados con un carácter especial, y se configuran con Cristo de tal modo que pueden actuar en la persona de Cristo». (Cfr. Concilio Vaticano II, Decreto Presbyterorum Ordinis n. 2)
Para ser sacerdote primero tenemos que sentir la inquietud dentro de nuestros corazones. Si entendemos que tenemos la vocación para seguir por el camino que Dios nos pide, debemos profundizar en ello.
La vocación es la llamada. Todas las personas tienen una llamada universal a ser santos, pero cada persona de manera distinta. Las vocaciones incluyen la vida consagrada, el sacerdocio, la soltería y el matrimonio.
El discernimiento es el proceso que dura toda la vida para averiguar la voluntad de Dios por medio de la oración y de la dirección espiritual. Este proceso requiere de mucha paciencia.
En cuanto a la misión de un sacerdote, «precisamente porque pertenece a Cristo, el sacerdote está radicalmente al servicio de los hombres: es ministro de su salvación, de su felicidad, de su auténtica liberación», Benedicto XVI.
Ser sacerdote no es una decisión que se deba tomar a la ligera. Es un camino que demora años en completarse. Por tanto, se necesita fortaleza de corazón y creencias firmes.
Es fundamental participar en tu parroquia y, en una palabra, formar parte de la Iglesia activamente. También es importante fomentar un hábito profundo de oración y una vida devocional equilibrada. Este proceso va de la mano del sentimiento de vocación y del discernimiento.
Para llegar a ser sacerdote, las diferentes fuentes de conocimiento pueden ayudar a tomar una decisión. Durante el camino, los candidatos recibirán ayuda de sus formadores y directores espirituales.
«Se trata de custodiar y cultivar las vocaciones, para que den frutos maduros. Ellas son un “diamante en bruto”, que hay que trabajar con cuidado, paciencia y respeto a la conciencia de las personas, para que brillen en medio del pueblo de Dios». Papa Francisco
Uno de los pasos más importantes para ser sacerdote en España es ingresar en el seminario. Los seminarios, como el Seminario Internacional Sedes Sapientiae en Roma y el Seminario Internacional Bidasoa en Pamplona, forman y albergan a los seminaristas que llegan de todo el mundo, enviados por sus obispos, para cursar los últimos cuatro años hasta su ordenación diaconal.
Al regreso a sus diócesis y después de las prácticas correspondientes, serán ordenados presbíteros.
En algunos casos, y siempre que el obispo de la diócesis lo considere necesario, los seminaristas podrán formarse en un centro de estudios más especializado e internacional, como las universidades pontificias. Estas instituciones proporcionan el conocimiento académico y donde se vive la universalidad de la iglesia en el camino de la formación de sacerdotes.
Los centros de estudio promovidos por la Fundación CARF son labores corporativas que el Opus Dei pone al servicio de los obispos del mundo entero.
Todos los estudios eclesiásticos cursados en instituciones pontificias habilitan para el ministerio sacerdotal en cualquier lugar del mundo, siempre que se cuente con la debida licencia.
Después de completar el seminario, un obispo puede llamarte a las órdenes sagradas y ordenar en el ministerio. El sacramento del orden sacerdotal consiste en la consagración al ministerio del servicio a la Iglesia y a Dios, lo que exige dedicación plena y libre disposición a Dios.
El sacramento de la orden concede la autoridad para ejercer funciones y ministerios eclesiásticos. Está dividido en tres grados de compromiso:
«El sacerdote no es un psicólogo, ni un sociólogo, ni un antropólogo: es otro Cristo, el mismo Cristo, para atender a las almas de sus hermanos». Es Cristo que pasa, 79
En la Fundación CARF queremos que todas las vocaciones lleguen al sacerdocio. Por ello, invitamos a los cristianos a tener un mayor compromiso y apoyar económicamente a los candidatos que desean completar de forma adecuada su formación sacerdotal.
Una sólida formación sacerdotal permitirá que asistan mejor a todas las personas durante el ejercicio de su labor pastoral.
Los residentes de Sedes Sapientiae y de Bidasoa pasan hasta seis años formándose para servir a la Iglesia en los cinco continentes. Ellos ya se han formulado la pregunta de cómo ser sacerdote. Han recorrido todos los pasos para ser sacerdotes en España y en el mundo. ¿Quieres conocer sus testimonios? Te los contamos en la web de Fundación CARF.
Los seminaristas que se preparan para ser sacerdotes están respondiendo al llamado de Dios al dedicar sus vidas a la obra de la Iglesia. Solo poder llegar a la puerta del seminario ya ha sido una lucha y una entrega para todos ellos.