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Desde Río de Janeiro: la vocación sacerdotal de José Gabriel

17/12/2025

José Gabriel Silva Kafa, seminarista de Brasil de la diócesis de Río de Janeiro, continúa creciendo en su fe y su vocación sacerdotal.

José Gabriel Silva Kafa, seminarista de Brasil de la diócesis de Río de Janeiro, continúa creciendo en su fe y en su vocación sacerdotal que nació gracias al ejemplo constante de su familia. Hoy la consolida en España mientras se forma en Navarra.

En un barrio de la periferia de Río de Janeiro, en Brasil, donde las casas envejecen antes de terminarse y las familias tiran adelante como pueden, nació José Gabriel Silva Kafa, un estudiante que sueña con consolidar su vocación sacerdotal.

José Gabriel tiene 23 años, es un seminarista que estudia tercero de Teología en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra y reside y recibe una formación integral en el seminario internacional Bidasoa, en Pamplona.

Una fe doméstica y sin discursos

En su casa la fe no se explicaba: se vivía. Su padre, trabajador del comercio, y su madre, graduada en administración pero dedicada al hogar, transmitieron la religión y la fe con una naturalidad sin pretensiones ni alharacas.

Nunca se consideraron una familia modélica e imitable, simplemente daban por hecho que creer en Dios y la fe formaba parte de la vida diaria. Ese ambiente estable fue el que permitió a José Gabriel tomarse a Dios en serio sin necesidad de rupturas ni episodios dramáticos.

La adolescencia en la parroquia

A los 14 años empezó a servir como monaguillo. La sacristía, el altar y el trato cotidiano con su párroco fueron, poco a poco, el ambiente y lugar donde entendió que la vocación sacerdotal no era una idea abstracta.

Su adolescencia se movía entre la parroquia, el fútbol y los encuentros diocesanos: actividades que hoy recuerda como el espacio donde descubrió que la fe podía ser una forma concreta de estar en el mundo.

El curso de Confirmación marcó un punto de inflexión. Allí conoció a jóvenes que buscaban a Dios sin complejos. Ese ambiente le obligó a preguntarse qué quería hacer con su propia vida. A los dieciocho años, tras iniciar estudios de Filosofía, ingresó en el seminario.

José Gabriel Silva Kafa, seminarista de Brasil de la diócesis de Río de Janeiro, continúa creciendo en su fe y su vocación sacerdotal.
José Gabriel junto a una imagen de la Virgen María en Río de Janeiro, que acompañó el inicio de su vocación sacerdotal.

La diócesis de Río, terreno complejo

La archidiócesis de Río de Janeiro, una de las mayores del país, cuenta con unos 750 sacerdotes repartidos en 298 parroquias. De los más de seis millones de habitantes, el 43,6 % se declara católico, pero aumenta el número de personas sin religión y que conviven con tradiciones diversas: protestantes, espiritistas umbanda, sincretistas candomblé...

José Gabriel describe este panorama sin dramatismos, pero con mucha lucidez. Dice que evangelizar en su país significa hablar de Dios a una población que ha aprendido a desconfiar, también en lo afectivo. «Muchos no creen en el amor, porque han visto cómo se rompe», explica. Por eso admira el trabajo de su arzobispo, presente en barrios y comunidades muy distintas. Ese estilo pastoral –cercano, constante, sin artificios– es el modelo en el que él mismo se mira para aprender y mejorar como futuro servidor de Dios.

Evangelizar sin técnicas ni eslóganes

Cuando habla de misión, evita las frases hechas. Para él, evangelizar consiste en «vivir de una manera que haga creíble lo que se predica». No se refiere a proezas morales, sino a coherencia: una vida entregada que sea visible en los gestos cotidianos. La sencillez de evangelizar con el ejemplo sin buscar aplicar técnicas de mercadotecnia.

Considera que la trivialización del amor y la fragilidad familiar han dejado heridas hondas en muchos jóvenes. Por eso insiste en que el anuncio cristiano solo puede entenderse si se muestra un amor estable y capaz de reconstruir.

José Gabriel estudiando en una sala del seminario, dando testimonio de su vocación sacerdotal.
José Gabriel durante la entrevista que realizó para la Fundación CARF en un aula de Bidasoa.

España: solemnidad y distancia

Su llegada a España le hizo descubrir otro modo de vivir la fe. Aprecia la belleza de la liturgia y la seriedad intelectual del entorno en el que se encuentra ahora, pero percibe menos implicación comunitaria que en Brasil. No lo formula como crítica, sino como contraste: «aquí todo está cuidado y bien celebrado, pero a veces falta la cercanía que mueve a participar y a servir».

Cuando se le pregunta por el sacerdote que necesita la Iglesia de hoy, responde sin adornos: «alguien que ame de verdad su vocación, que estudie en serio y que rece sin negociar. En un contexto secularizado, la gente distingue rápido si un sacerdote cree lo que dice o si solo cumple con el rol», afirma José Gabriel Silva Kafa.

Una historia sin fuegos artificiales

La trayectoria de José Gabriel no se sostiene en milagros llamativos ni por haber vivido experiencias extraordinarias. Nace de una familia coherente con su fe católica, vive la cercanía de una parroquia viva y de un proceso lento en el que aprendió a escuchar a Dios en medio del ruido cotidiano.

Hoy continúa ese camino lejos de su país, en un seminario que –según reconoce– también le está moldeando. Su historia es sencilla, pero deja claro que la vocación puede crecer en silencio y hacerse sólida con el paso del tiempo.


Marta Santín, periodista especializada en Religión.



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