Una peregrinación a Tierra Santa es abrir las páginas del “quinto evangelio”. Recorrer los caminos por los que anduvo Jesús, acudir a los lugares donde realizó milagros, y rezar en los sitios donde se llevó a cabo la redención de los hombres y su entrega hasta el extremo por puro amor. Estas experiencias –vividas como un personaje más– remueven por dentro y reblandecen hasta el corazón más duro. La peregrinación a Tierra Santa que organiza cada año la Fundación CARF facilita la apertura a la Vida que se derrama en los lugares que habitó el Hijo de Dios. Durante todo el viaje, un sacerdote nos acompaña, nos brinda atención espiritual y celebra la Santa Misa a diario. Además, seleccionamos a los guías que nos ayudan para lograr una comprensión plena de los lugares santos. Se trata, también, de un viaje cómodo que facilite la contemplación y no tener que estar pendiente de otros detalles operativos por lo que contamos con pensión completa en hotel de cuatro estrellas y transporte permanente a nuestra disposición.
Descubre estos cuatro lugares imprescindibles en tu peregrinación a Tierra Santa que, por supuesto, están incluidos en el itinerario de la Fundación CARF.
También conocido como el lago de Tiberíades, de agua dulce y alimentado por el río Jordán. Lugar de faena de Simón, Andrés y sus compañeros. Fue el escenario de numerosos milagros de Jesús, como caminar sobre sus aguas o la multiplicación de los panes y los peces. En una peregrinación a Tierra Santa se puede disfrutar de un paseo en barca por sus tranquilas aguas y explorar las ciudades y aldeas a orillas del lago, como Tiberíades o Cafarnaúm.
Ubicada en la ciudad de Belén, cuyo nombre significa “casa del pan”, la basílica de la Natividad es uno de los sitios más sagrados del cristianismo. Fue construida sobre el lugar de nacimiento de Jesús. Su arquitectura impresionante combina elementos bizantinos y de los cruzados. El punto culminante es la gruta de la Natividad, donde la tradición sitúa el punto exacto donde María dio a luz a Jesús.
A pesar de las invasiones, terremotos y restauraciones a lo largo de su historia, gran parte de la estructura original construida en el siglo IV todavía se mantiene en pie. Uno de los aspectos más curiosos de la edificación es la llamada Puerta de la Humildad, una entrada de reducido tamaño por la que los visitantes deben encogerse para entrar. Se dice que esta puerta se construyó así para evitar que personas a caballo la atravesaran sin desmontar, recordando la humildad que caracterizó el nacimiento de Jesús en un establo. Esta puerta también tiene un significado más profundo como un recordatorio de que todos los que ingresan en la presencia de Dios deben hacerlo con un corazón humilde.
El Santo Sepulcro de Jerusalén fue construido por el emperador Constantino en el siglo IV d.C. en el lugar donde se cree que Jesucristo fue crucificado, enterrado y resucitado. A lo largo de los siglos, ha sufrido daños, reconstrucciones y divisiones entre las diferentes denominaciones cristianas. Hoy en día, es custodiado por varias confesiones cristianas, principalmente la Iglesia Ortodoxa griega, la Iglesia apostólica armenia y la Iglesia Católica romana –a través de la Custodia de Tierra Santa franciscana–, que comparten la responsabilidad de mantener y administrar el sitio. El Santo Sepulcro se encuentra en el corazón del casco antiguo de Jerusalén, en la iglesia del Santo Sepulcro, un complejo que incluye:
El Santo Edículo: Esta pequeña estructura alberga la tumba de Jesús, La única tumba vacía de la historia. Este es el lugar donde Jesús resucitó.
La capilla del Calvario o Gólgota: En la misma iglesia, se encuentra el lugar tradicionalmente identificado como el monte Calvario o Gólgota, donde Jesús fue crucificado. Los peregrinos pueden ver una grieta en la roca que se cree que se formó durante el terremoto que ocurrió al momento de la muerte de Jesús.
La capilla del Ángel: En el vestíbulo del Edículo se encuentra una capilla dedicada al Ángel que anunció la Resurrección a las mujeres que visitaron la tumba.
La capilla de santa Elena: En el complejo, también se encuentra la capilla de santa Elena, una iglesia armenia del siglo XII dedicada a la madre del emperador Constantino, quien se cree que encontró la cruz de Cristo en Jerusalén.
La capilla de la invención de la Cruz: Se trata del punto más profundo del Santo Sepulcro. Es el lugar donde Santa Elena descubrió la Veracruz, los clavos y el titulus de la Crucifixión. Después de la destrucción de Jerusalén en el año 70, el emperador Adriano levantó sobre el lugar un templo a Júpiter, gracias al cuál santa Elena, madre de otro emperador –Constantino–, supo la ubicación exacta de las reliquias.
En el Cenáculo, en el Monte Sión, es donde Jesús celebró la Última Cena, cuando instituyó la Eucaristía y lavó los pies a sus discípulos.
Se trata de una sala de unos 15 metros de largo y 10 de ancho, prácticamente vacía de adornos y mobiliario. Varias pilastras en las paredes y dos columnas en el centro, con capiteles antiguos reutilizados, sostienen un techo abovedado. En las claves quedan restos de relieves con figuras de animales, en particular, se reconoce un cordero.
En la actualidad no es posible el culto en el Cenáculo, debido a que la tradición judía sitúa en ese mismo lugar la tumba del rey David, lugar sagrado para los judíos. Solamente dos papas han gozado del privilegio de celebrar la Santa Misa en esta sala: san Juan Pablo II, el 23 de marzo de 2000, y Francisco, el 26 de mayo de 2014. En nuestra peregrinación a Tierra Santa se celebra la Misa en una capilla muy cercana conocida como el Cenacolino.
El coste de una peregrinación a Tierra Santa puede variar mucho dependiendo de factores como la duración del viaje, la calidad del tipo de alojamiento o del número de actividades que realices. La peregrinación a Tierra Santa con la Fundación CARF cuida de todos los detalles logísticos.
Viajamos ayudados por Halcón Peregrinaciones, una reconocida agencia de viajes, que cuenta con acuerdos preferenciales con hoteles y proveedores de servicios turísticos, lo que nos permite obtener unas tarifas muy razonables.
Contamos además con un itinerario planificado y optimizado, en términos de tiempo y distancia, lo que permite reducir los costes asociados a desplazamientos y a cambios de alojamiento que tendrías de otro modo.
Por eso, aunque una peregrinación a Tierra Santa organizada puede implicar un coste inicial, por la eficiencia y los beneficios adicionales suponen un gasto razonable. Además, la comodidad y la vivencia enriquecedora que proporciona este tipo de experiencia hace que el precio valga la pena.
La peregrinación a Tierra Santa organizada por la Fundación CARF dura ocho días, suficiente tiempo para explorar y conocer los lugares más importantes.
Está organizada para aprovechar cada segundo al máximo, con suficiente tiempo para contemplar, meditar y rezar en los lugares sagrados.
¿Qué no puedes perderte en una peregrinación Tierra Santa?
En una peregrinación a Tierra Santa no te puedes perder la oportunidad única de sumergirte en la cultura de Palestina e Israel. Puedes participar en las devociones y ceremonias religiosas en los sitios sagrados de Jerusalén, donde la fe cristiana se engarza en la historia de la humanidad.
Explorar los mercados tradicionales y saborear la cocina local te aportará un vistazo a la vida cotidiana en esta región tan especial del mundo. Y te permite aprovechar la oportunidad de conocer a personas de diversas tradiciones religiosas y escuchar sus historias personales de fe y convicciones en nuestra peregrinación a Tierra Santa.