Bohdan Luhovyi, de 26 años e Ihor Bazan, de 24 son dos de los ocho estudiantes ucranianos que se están formando en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Nos hablan de su dolor y esperanza sobre la guerra de Ucrania. Son seminaristas del Colegio Basiliano de San Josafat, un santo grieco-católico. Pertenecen a la Iglesia Greco-católica.
Es un tiempo triste para todo el mundo. En Europa, esperábamos una primavera ya sin emergencia sanitaria, mascarillas, distancia social. Esperábamos una temporada nueva, de alegría y de paz, pero nos encontramos con algo horroroso que no nos hubiéramos imaginado nunca pudiera pasar otra vez en Europa: una guerra. Y una guerra cruel, sin piedad, en la franja oriental de nuestro mismo continente.
Imágenes de prófugos desplazados por miles de kilómetros con sus pocas pertenencias; niños llorando; bombas destruyendo palacios antiguos y modernos, viviendas, coches, vida. Y la nieve que cubre la tierra está herida de casas, árboles, vidas y esperanzas quemados.
Y por eso hoy, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y en el mundo entero nos ponemos a rezar. Y más: siendo el Miércoles de Ceniza, la comunidad universitaria ha decidido responder al llamado del Papa Francisco y adherirse a la Jornada de Ayuno por la Paz.
Durante la Santa Misa de las 12:45, en la Basílica de San Apolinar – una misa a la que han estado invitados estudiantes, profesores y empleados – se ha rezado en particular por la paz en Ucrania, en unión con toda la Iglesia.
Y con nosotros han estado dos invitados especiales, Bohdan Luhovyi, de 26 años que nació en Bolekhiv e Ihor Bazan, de 24, nacido en Ternópil. Nos cuentan lo que está pasando en su país.
Tengo que admitir que es muy impactante para mi encontrarme con vosotros… Ambos sois muy jóvenes, como muchos de vuestros amigos que se encuentran en Ucrania combatiendo esta guerra tan absurda. Vosotros estáis aquí estudiando en la Facultad de Comunicación Institucional y ahora mismo estáis involucrados en otra batalla, la de la comunicación, ya que esta es una guerra también de comunicación y vosotros, por primera vez en Roma, sois “comunicadores” de una situación en la cual la Iglesia está particularmente implicada en ayudar a la población ucraniana.
Bohdan: Así es, y además pertenecemos a dos diócesis distintas de la Iglesia greco-católica de Ucrania. Yo nací en la ciudad de Bolekhiv, en la parte occidental de Ucrania, pero después de la escuela estudié durante seis años en el seminario de Kiev. Cuando me gradué, estuve trabajando y viviendo durante un año en Kiev, entre 2021 y 2022. Ahora, pues, pertenezco a la Archieparquía de Kiev y, después de mis estudios aquí en Roma, en la Facultad de Comunicación, regresaré a mi Archieparquía.
Ihor: Yo nací en Ternópil, también en Ucrania occidental, y pertenezco a la Archieparquía de Leópolis. Llevo seis meses en Roma, estudiando, y te tengo que decir que ahora mismo todo es muy difícil… No huí de la guerra. Pero aún así, mis pensamientos están con Ucrania y con mis amigos que están combatiendo. Me siento ansioso por mi hogar, mi gente y mi país. Inclino mi cabeza y mis rodillas ante Dios.
Por mi parte, estando aquí, todo lo que puedo hacer es orar, decirles la verdad sobre la situación en el país y buscar oportunidades para apoyar material y financieramente a la gente que está sufriendo, a los prófugos, a las víctimas, a sus familias. Ahora me he sumado al trabajo de un grupo de voluntarios, aquí en Roma, y me comunico a diario con los adolescentes ucranianos que sufren la guerra, brindándoles apoyo psicológico, contándoles historias que les ayudan a no pensar mucho en la guerra, así cómo actuar en diferentes situaciones y mantener la calma.
Sé que la fe os está ayudando mucho en este momento….
Bohdan: Sí, y gracias a Dios es algo que me acompaña desde la niñez. Cuando era niño, mis padres descubrieron mi fe en Dios y mi deseo de ir a la iglesia. Desde temprana edad acudí a la iglesia, asistí a los servicios litúrgicos y también serví en el altar durante seis años. Por lo tanto, después de graduarme de la escuela secundaria, decidí estudiar para ser sacerdote en el seminario de la Iglesia greco-católica de Ucrania.
Ihor: Yo también nací en una familia donde los valores cristianos son lo fundamental, así que fui a la iglesia desde una edad temprana. Incluso en mi primera infancia, estaba muy interesado en la religión. Tengo que decir que mi bisabuela jugó el papel más importante en eso. Me encantaba hablar con ella y escucharla. Me contaba sobre las tradiciones ucranianas, la Segunda Guerra Mundial, me cantaba canciones y me enseñó muchos poemas. La amé mucho.
A menudo, le contaba mis planes y lo que pasaba en mi vida. Falleció hace tres años. Quería conservar mi recuerdo de ella, así que escribí un libro sobre mi bisabuela. Allí recopilé nuestras historias comunes, historias de la época de la guerra y su vida cotidiana, y mucho más.
Sin embargo, al crecer ya no pensé en ser sacerdote. Ni siquiera lo mencioné más. Empecé a estudiar en la Facultad de Periodismo y luego trabajé como locutor en una radio cristiana. Fue allí que comencé a estudiar el tema de la religión de una manera diferente. Empecé a leer la Biblia, estudié los detalles de la liturgia, los ritos y más cosas: fue un tiempo en el que reflexioné sobre por qué creo en Dios.
Y estar aquí en Roma es un sueño, una oportunidad única que aproveché. Recuerdo orar hace unos años para venir a Roma, para aprender mucho, formarme aquí y obtener nuevas experiencias que serán la base de mi vida futura y presente.
Una compañera especializada en lenguas, culturas y política de Rusia y Ucrania de la Santa Cruz nos ha explicado algunas cuestiones de la guerra y el porqué del conflicto. ¿Qué pensáis al respecto?
Bohdan: En mi opinión, Ucrania está muy lejos de Rusia en términos de mentalidad y valores, pero cerca geográficamente, por lo que Ucrania ha sufrido a menudo la violencia de distintos regímenes rusos.
Nuestros valores en Ucrania son la libertad, la democracia, la igualdad, el valor y la dignidad de la vida humana, el trabajo duro y el amor a la patria. En Rusia, sin embargo, estos conceptos son muy vagos y a lo largo de su historia se han aprovechado de naciones colindantes.
Además, el hecho de ser gobernado por un monarca absoluto, hace que el pueblo ruso se identifique mucho con la figura de un autócrata, que puede ser el zar como el presidente actual. Es decir, que han vivido bajo la dictadura toda su existencia.
También por eso en Rusia funciona así de bien la propaganda en el ámbito de la información, lo que distorsiona mucho la verdad, por lo que la gran mayoría de la población solo ve mentiras en la televisión y no interfiere en las acciones de sus líderes.
Aunque estamos viendo que en estos días mucha gente en Rusia sale a la calle para manifestarse contra la guerra, y con gran peligro. Se han producido miles de detenciones de manifestantes pacíficos que se oponían a la invasión.
Bohdan: Sí, los rusos y el mundo entero se están juntando contra esta mentalidad terrorista global.
Rusia, de hecho, ya había atacado a Ucrania en 2014 debido a sus ambiciones imperialistas, culminando con la anexión de Crimea. Parece que su objetivo es la restauración de la Unión Soviética y el establecimiento de su imperio en Europa del Este. Esto, pues, es algo que ahora está pasando con Ucrania y va a ocurrir con otros países.
Ihor: Estoy de acuerdo con lo que dijo Bohdan sobre la manipulación de las masas. Siembre ha habido en Rusia esta forma de manipulación tanto frente a los rusos como al mundo entero. A veces esto tiene éxito. Ahora, afortunadamente, los rusos y todo el mundo se han enterado de lo que está pasando y de las matanzas que están teniendo lugar.
Rusia ha utilizado una poderosa propaganda en Ucrania. La mayoría de los ucranianos han estado viviendo en esta propaganda durante mucho tiempo. El gobierno ruso dice que no somos una nación, que un estado separado de Ucrania no existe y nunca existió. Sin embargo, hace seis días, cuando empezó la guerra, todos los ucranianos y todo el mundo pudimos ver que no es así.
Los gobiernos rusos han estado promoviendo el idioma ruso en Ucrania durante mucho tiempo. Por eso todos los ucranianos entendemos ruso. Por ejemplo, yo nunca lo he estudiado, pero lo entiendo bien y lo hablo con fluidez. ¿Por qué? Porque lo escuché en la televisión desde niño.
Casi no había en la tele idioma ucraniano. También se hablaba ruso en la radio, se escuchaba música rusa. Nuestro idioma no estaba considerado y para nosotros esto era terrible.
Ihor Bazan tiene 24 años, es seminarista de la iglesia greco-católica y estudia Comunicación Institucional en Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
"Llevo seis meses en Roma, estudiando, y te tengo que decir que ahora mismo todo es muy difícil. No huí de la guerra. Pero aún así, mis pensamientos están con Ucrania y con mis amigos que están combatiendo. Me siento ansioso por mi hogar, mi gente y mi país. Inclino mi cabeza y mis rodillas ante Dios.
Explica que la Iglesia greco-católica ucraniana ha desempeñado un papel muy importante en la preservación y el desarrollo de su cultura, de la fe y del pensamiento de los pueblos eslavos desde el comienzo del cristianismo.
Y también estamos viendo que hay una diferencia entre el este y el oeste del país…
Ihor: Así es. El oeste de Ucrania es más pro-ucraniano, o sea más consciente de su propia identidad nacional, mientras que el este es todo lo contrario. Este problema remonta a la tragedia del Holodomor.
Para nuestros lectores que no lo sepan, explicamos que el Holodomor (Голодомор en ucraniano y ruso) ha sido uno de los grandes genocidios del siglo XX.
Incluso, si se cuenta el número de víctimas, podría haber sido el más grande, pues, entre 1932 y 1933, provocó la muerte de millones de personas. El término deriva de la expresión ucraniana moryty holodom (Морити голодом), que combina las palabras ucranianas holod (hambre, hambruna) y moryty (matar, pasar hambre, agotar), y la combinación de las dos palabras enfatiza la intención de provocar la inanición por parte de alguien.
En la segunda mitad de la década de 1920, Stalin decidió iniciar un proceso de transformación radical de la estructura económica y social del estado soviético, con el objetivo de fundar una economía y una sociedad totalmente reguladas.
Ucrania, junto con los territorios del sur de Rusia en el Mar Negro, después de la Primera Guerra Mundial, sin embargo había confirmado su vocación agrícola. De hecho, se la consideraba el granero de la Unión Soviética. Y sin embargo, según el plan del régimen, la riqueza producida por la agricultura se reinvertiría íntegramente en la industria, el nuevo motor de la economía planificada.
Por eso, Stalin ordenó que las tierras se unificaran en cooperativas agrícolas (Koljoz) o en empresas estatales (Sovjoz), que tenían la obligación de entregar los productos al precio fijado por el estado. Para que el proceso se llevara a cabo por completo, las tierras y toda la producción debían pasar bajo el control de éste.
Teniendo Ucrania una larga tradición de granjas de propiedad individual, los pequeños empresarios agrícolas (kulaks) constituían el componente más independiente del tejido social y económico local y, junto con sus campesinos, no querían someterse a la imposición de Stalin.
El dictador ordenó, con una acción muy coercitiva y violenta, la “colectivización” y “deskulakización” de las tierras de Ucrania y de otras regiones de la Unión Soviética, a través del fin de la propiedad privada y la eliminación física o deportación (hacia Siberia y las regiones árticas) de millones de pequeños campesinos.
Estas medidas extremas se tomaron durante la “Segunda Revolución” o “Revolución de Stalin”, entre 1927-1928. Luego, en los años 1932-1933, se implementaron medidas gubernamentales para poner de rodillas a la población sobreviviente mediante una hambruna “programada” que asoló los territorios afectados en el mismo período.
De hecho, y estas frases ponen la piel de gallina si lo pensamos hoy frente a algunas declaraciones de Putin, Stalin dijo varias veces: “Ucrania es hoy en día la principal cuestión, estando el Partido, y el propio Estado y sus órganos de la policía política de la república, infestados por agentes nacionalistas y por espías polacos. Así que corremos el riesgo ‘de perder Ucrania’, una Ucrania que, por el contrario, es necesario transformar en una fortaleza bolchevique”.
“Para eliminar a los kulaks como clase, no basta la política de limitar y eliminar grupos individuales de kulaks, [...] es necesario romper la resistencia de esta clase con una lucha abierta y despojarla de las fuentes económicas de su existencia y su desarrollo”.
Todo esto está descrito muy bien en una película canadiense que se titula “Bitter harvest”, de 2017.
Ihor: Así es, el Holodomor mató a cerca de 8 millones de ucranianos, quienes murieron de hambre durante el régimen estalinista. Esto fue en el este de Ucrania. Después de esta gran tragedia, Rusia trasladó a rusos “étnicos” a esta parte de Ucrania para remplazar a los millones de ucranianos muertos de hambre.
Algo típico de los regímenes revolucionarios, socialistas, comunistas. Lo hicieron también los revolucionarios franceses en Vandea, los soviéticos en Moldavia y en Georgia (véanse las cuestiones de Transistria y Abjasia) y en Kazajsta, los yugoslavos, con Tito, en Istria…
Ihor: Sí, una tragedia. Y después de eso, comenzó el período de rusificación global. Hasta el día de hoy, este problema ha afectado a Ucrania. Por lo tanto, puedo decir que la propaganda de Rusia funcionó, que en este sentido es el país más poderoso del mundo. Rusia está atacando a Ucrania porque Putin ha dicho que quiere recuperar el imperio soviético, pero eso nunca sucederá. Los ucranianos sabemos bien cómo vivir en un régimen dictatorial totalitario. El régimen de Putin no es diferente del de Stalin.
Podemos ver esto en las noticias de hoy. Vemos al ejército ruso matando a niños, bombardeando escuelas y hospitales, incendiando fábricas y centrales nucleares. Esto es inhumano, es un crimen contra la humanidad. Estamos es el siglo XXI y en Europa: ¡ya no puede pasar!
Estoy seguro de que los ucranianos no podrán aceptarlo: no queremos vivir en un país que solo invade y no se desarrolla. Los objetivos de los ucranianos son opuestos a los de Putin.
No creo que otros pueblos entiendan completamente esto, porque nunca han vivido bajo este tipo de mentalidad.
Pero no es justo que Ucrania siempre tenga que sufrir, por eso pedimos ayuda especial. Queremos vivir la vida como europeos, sin que haya guerras de conquista de territorios extranjeros y matanzas de otros pueblos por ambiciones políticas. Queremos ser libres. Y pedimos que el mundo nos libere de esta oscuridad.
"La Iglesia greco-católica ucraniana siempre ha sido un baluarte de nuestra identidad. Por eso las autoridades rusas y soviéticas la han estado destruyendo durante muchos años"
Es un testimonio muy fuerte, palabras que rompen el corazón, sobre todo pensando que vuestros amigos y vuestras familias se encuentran en este momento allí, en Ucrania. ¿Podéis decirnos algo más al respecto?
Bohdan: Yo estuve mucho tiempo viviendo y estudiando en Kiev, aunque soy de otra región, y puedo decir que esta ciudad se ha convertido en mi hogar. Hay gente muy amable y hospitalaria. Tengo muchos conocidos y amigos de allí. Así que ahora, en estos tiempos de guerra, les llamo muy a menudo y les escribo para saber si todo está bien y estoy muy preocupado por su seguridad y su vida. El ejército ruso ahora está matando civiles y, como estáis escuchando, está tratando de irrumpir en nuestras grandes ciudades y derrocar al gobierno democrático, poniendo a sus títeres en su lugar.
Ihor: Yo soy de Leópolis, mi ciudad está en el oeste del país. En Ucrania, Leópolis se la conoce como la ciudad más patriótica. Esta ciudad es el centro cultural más desarrollado del país, la que guarda mejor la tradición y la fe.
Gracias a Dios, por ahora mi familia está a salvo. No ha habido bombas en Leópolis desde el comienzo de esta guerra. Pero están preocupados. Todo el mundo tiene estrés psicológico.
Y hablando de fe, ¿qué importancia tiene vuestra Iglesia, la Iglesia greco-católica (que está en comunión con el Papa y con Roma) en la historia de Ucrania y cuál es su papel en el país?
Bohdan: La Iglesia greco-católica ucraniana ha desempeñado un papel muy importante en la preservación y el desarrollo de nuestra cultura, de la fe y del pensamiento de los pueblos eslavos desde el comienzo del cristianismo en la Rus’ de Kiev.
Nuestra Iglesia siempre ha sido y sigue siendo independiente de las autoridades políticas. En cambio, la Iglesia Ortodoxa Rusa tiene una gran conexión con el presidente, lo que a veces produce la censura de la predicación de la Palabra de Dios.
Durante la persecución de nuestra Iglesia por parte del régimen comunista, la gente rezaba bajo tierra o en las casas, a escondidas. Sacerdotes y obispos eran ordenados en secreto porque las autoridades comunistas enviaban obispos y sacerdotes de la Iglesia greco-católica ucraniana a Siberia o los fusilaban. La Unión Soviética, y ahora su sucesor el gobierno de Rusia, también ven a nuestra Iglesia como una amenaza a su dictadura.
Hemos visto algo parecido también en Rumania durante el régimen de Ceaucescu, cuando la Iglesia greco-católica rumana fue la más perseguida por el comunismo de estado, representando una verdadera amenaza en cuanto la identidad y la especificidad del pueblo.
Ihor: Sí, de hecho la Iglesia greco-católica ucraniana siempre ha sido un baluarte de nuestra identidad. Por eso las autoridades rusas y soviéticas la han estado destruyendo durante muchos años.
Como decía Bohdan, por mucho tiempo la Iglesia greco-católica ucraniana permaneció en la clandestinidad durante el régimen soviético. Los sacerdotes de nuestra Iglesia estuvieron en prisión, torturados y asesinados por reconocer a Ucrania como una identidad específica y ser parte de la Iglesia católica de rito griego.
¿Cómo podemos nosotros, y me refiero en particular a los lectores de Europa y América Latina, ayudar de alguna manera al pueblo ucraniano?
Bohdan: En primer lugar con la oración, porque solo Dios puede vencer este mal de la guerra. Además, si es posible, pueden los lectores ayudar a través del Exarcado Apostólico en Italia, que tiene una cuenta bancaria en su página de Facebook donde es posible transferir fondos. Incluso en nuestras parroquias de Europa y de todo el mundo recogemos alimentos y otras cosas y las enviamos en camiones a Polonia, y de allí a Ucrania.
¡Gracias a cada uno de ustedes, y sobre todo a CARF – Centro Académico Romano Fundación, por unirse de diferentes maneras a nosotros y a nuestro pueblo!
Ihor: La ayuda más significativa que puede venir del extranjero son las manifestaciones públicas, la oración y la ayuda financiera, cuando sea posible. La ayuda humanitaria también se está recogiendo en muchos países.
Por ejemplo, aquí en Roma, ya se está haciendo desde el primer día de la guerra. Muchos italianos y ucranianos en Italia están apoyando, también a través del envío o de la entrega personal, aquí en Roma, de ayuda humanitaria a la Catedral Ucraniana de Santa Sofía. Yo mismo soy voluntario allí. Ayudo a clasificar productos y otras cosas, y también cargamos camiones que entregan ayuda humanitaria a Ucrania.
A ustedes, amigos de España y América Latina, les pido sinceramente que recen para que termine para siempre la violencia en Europa Central. Juntos detendremos al enemigo del mundo.
¡No a la guerra en Ucrania! ¡No a la guerra!
Gracias de verdad a Bohdan e Ihor por su testimonio tan fuerte. Concluimos diciéndoles a nuestros lectores en España que pueden ayudar también a través de Caritas y de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Por nuestra parte, aquí en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, solamente podemos, gracias a la labor de nuestros benefactores, seguir haciendo lo nuestro, que es formar a nuestros estudiantes que vienen de todo el mundo sobre el valor de la paz y del diálogo.
El nuestro es un pequeño universo, ya que aquí, cruzándose jóvenes de todas partes del mundo, sentimos un poco más los problemas y las necesidades de cada uno de ellos que nos cuentan sus historias.
Y gracias a las herramientas y a los estudios que se les proporcionan, tratamos de que no solamente sean capaces de comunicar para evitar conflictos y guerras como la que estamos viendo ahora, sino también para que sean capaces de reconstruir humana y espiritualmente el futuro de aquellos países destrozados por la violencia y las peleas entre los seres humanos.
Bohdan Luhovyi, de 26 años, nació en la ciudad de Bolekhiv. "Nuestros valores en Ucrania son la libertad, la democracia, la igualdad, el valor y la dignidad de la vida humana, el trabajo duro y el amor a la patria. En Rusia, sin embargo, estos conceptos son muy vagos y a lo largo de su historia se han aprovechado de naciones colindantes", explica.
Gerardo Ferrara
Licenciado en Historia y en Ciencias Políticas, especializado en Oriente Medio.
Responsable del alumnado
Universidad de la Santa Cruz de Roma