Don Luis Navarro, nacido en San Sebastián, es rector de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma desde 2016, además de ser profesor y antiguo decano de la Facultad de Derecho Canónico en esta universidad y presidente de la Conferencia de Rectores de las universidades pontificias romanas. En una entrevista para TRECE exponía que los alumnos de la Santa Cruz proceden de más de 90 países: «Uno va por los pasillos y parece que estás en las Naciones Unidas», afirmaba con emoción el doctor Navarro.
También habló de la importancia y el nivel académico de la Facultad de Comunicación Institucional y Social, que es única en el mundo: «Es una necesidad en la vida eclesiástica. Los medios de comunicación son importantísimos y estar en buena relación con los periodistas es fundamental para la Iglesia. Además, la Iglesia tiene que aprender y está aprendiendo a informar con veracidad y transparencia para que mucha gente pueda conocer la realidad de la institución fundada por Jesucristo».
Muchos de los alumnos que se forman en esta universidad más tarde son los portavoces de las Conferencias Episcopales de sus respectivos países, o de sus diócesis, o de sus congregaciones.
— En Roma hay varias universidades pontificias y eclesiásticas. Cada una imparte la formación teológica y filosófica necesaria para la formación de sacerdote y laicos, pero cada una aporta alguna característica particular. ¿Cuál cree usted que es el sello personal de la Santa Cruz?
En Roma hay siete universidades pontificias y quince centros entre ateneos, facultades, institutos y academias. A la Conferencia de Rectores de Universidades Eclesiásticas de Roma, que tengo el honor de presidir, pertenecen por lo tanto un total de veintidós miembros. Todos realizan una valiosa aportación, cada uno con su personalidad propia. En esos centros se forman aproximadamente ocho mil alumnos. Muchos de ellos vienen a Roma a realizar los estudios de Filosofía y Teología, como parte de preparación al sacerdocio.
Y tenemos claro que el sello particular de la Santa Croce está formado por dos elementos: por un lado, la atención personalizada de cada estudiante, al que procuramos acompañar en sus años de estancia en Roma, en diversos aspectos: académico, soluciones al alojamiento, acceso a becas; y, por otro, la seriedad de los estudios, que se manifiesta en el modo de desarrollar las clases, la disponibilidad de los profesores, el seguimiento de las tesis doctorales e incluso diría, el cuidado de las instalaciones.
— En cuanto a los seminaristas, sacerdotes y religiosos que estudian Teología en la Santa Cruz ¿por qué cree, en su opinión, que eligen esta universidad?
Como sucede en general con las universidades eclesiásticas y civiles, los motivos de elección son múltiples, pero hay dos que prevalecen: la reputación académica y la ciudad donde se ubica el centro. Pienso que la Santa Croce no es una excepción. La importancia de tener la sede en Roma no necesita explicación.
Respecto al prestigio académico, que se ha ido consolidando en nuestros casi 40 años de vida, creo que hay un factor destacado: la casi totalidad de nuestros profesores posee los grados académicos eclesiásticos exigidos por la legislación de la Iglesia y también títulos universitarios civiles. Esto contribuye a una mayor sensibilidad ante los problemas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Esta preparación ayuda a la nueva evangelización a la que nos ha convocado el papa Francisco.
— En su opinión, cuando los alumnos terminan los estudios que reciben en la Santa Cruz, ¿cuáles son las características principales que han recibido de esta universidad, qué dicen de ella, cuál es su grado de satisfacción?
Por las encuestas más recientes hechas a los alumnos sabemos que su nivel de satisfacción es elevado. Y por lo que nos dicen los antiguos alumnos, uno de los factores que más valoran es la ayuda por parte de los profesores, su disponibilidad y cercanía. Son muchas las evidencias que confirman lo que decía al principio: una universidad cumple su misión cuando es seria en su labor académica y cercana en la atención personal de los estudiantes.
— La Facultad de Comunicación Institucional y Social de la Santa Cruz es única en Roma, cuyo objetivo fundamental es que los sacerdotes, religiosos y laicos comuniquen a la sociedad las acciones y el mensaje de la Iglesia y que tengan una buena relación con los periodistas y medios. ¿Cuál es la clave en estos momentos para conseguir esa buena comunicación entre la Iglesia y la sociedad?
Efectivamente, la Facultad de Comunicación, que ha cumplido ya 25 años, es pionera en su campo. Nace de la convicción de la importancia de la comunicación de la fe. Pienso que se apoya en dos pilares, que caracterizan a profesores y estudiantes: por un lado, un profundo amor a Cristo y a la Iglesia y, en consecuencia, un sincero deseo de participar activamente en la misión evangelizadora.
Y por otro, un marcado sentido profesional como comunicadores, es decir como personas que están siempre buscando el mejor modo de transmitir la fe a través de distintos canales, pensando en los destinatarios, aprendiendo nuevos lenguajes. Esa armonización -vida de fe y profesionalidad- es la que procura fomentar la facultad.
Marta Santín,
Periodista especializada en información religiosa.