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Fiesta de la Transfiguración del Señor

06/08/2025

transfiguración del señor basílica monte tabor

La Transfiguración del Señor revela la gloria de Cristo y nos invita a cambiar y mejorar nuestras vidas a la luz del Evangelio. La gloria de Jesucristo ante sus apóstoles, un misterio para contemplar y vivir. Si somos fieles, la veremos con nuestros ojos.

El 6 de agosto, la Iglesia celebra con solemnidad la Transfiguración del Señor, uno de tantos momentos iluminadores de los Evangelios. Jesús sube acompañado por sus discípulos Pedro, Santiago y Juan a una "montaña alta”, y allí su rostro se hace resplandeciente “como el sol”, y sus vestiduras, “blancas como la luz”. En ese instante, se les presentan Moisés y Elías, representantes de la Ley y de los Profetas, en diálogo con Cristo, repasan cómo será la Salvación de todo el género humano. La escena culmina con una voz que brota de una nube: “Éste es mi Hijo, el Amado; escuchadle” (Mateo 17, 5).

Esta escena es clave porque configura el momento en que el cielo y la tierra se encuentran de una forma tangible. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, los sinópticos, relatan el episodio cada uno con sus matices pero todos revelan la importancia de este misterio cristiano .

Origen histórico de la festividad

La Transfiguración se celebró inicialmente por la consagración de una basílica en el Monte Tabor, lugar tradicional del suceso. Desde el siglo IX comenzó a festejarse en Occidente y, entre los siglos XI y XII, se estableció la fiesta en Roma. Finalmente en 1457, el papa Calixto III lo elevó a solemnidad en el calendario romano para conmemorar la victoria en la batalla de Belgrado (1456), victoria considerada un signo de intervención divina.

En la tradición oriental, la Transfiguración forma parte de las doce grandes solemnidades, junto con Navidad, Pascua y la Exaltación de la Cruz; se considera un pilar teológico por exponer la divinización del hombre por gracia divina.

la transfiguración del Señor en el monte Tabor
Basílica de la Transfiguración de Señor. Liorca, CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons.

Monte Tabor: el encuentro entre cielo y tierra

El Monte Tabor, ubicado en Baja Galilea unos 17 km. al oeste del Mar de Galilea, se eleva a unos 575 metros de altitud y domina el paisaje circundante. Es un lugar conocido también como Yabel at‑Tur o Monte de la Transfiguración, considerado tradicionalmente el monte alto al que subieron Jesús y los apóstoles.

En su cima se alza una basílica franciscana, obra del arquitecto Antonio Barluzzi, inaugurada en 1924 sobre ruinas de estructuras bizantinas y anteriores del tiempo de las cruzadas.

Su interior contiene multitud de mosaicos y un ábside dorado, donde Cristo glorificado ocupa el centro, flanqueado por Moisés y Elías, y una paloma simboliza el Espíritu. Esta iconografía busca traducir con belleza el pasaje de los Evangelios.

Algunas claves de la escena

1. Confirmación de la Divinidad de Cristo

El momento de la Transfiguración reafirma que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios vivo. Según el Catecismo, expresa la gloria divina, confirma la confesión de Pedro y anticipa la gloria que vendría tras la Pasión y Resurrección.

2. Continuidad con la Ley y los Profetas

La presencia de Moisés y Elías no es casual: representan el Antiguo Testamento y su misión en la Historia de la Salvación. Pero Jesús ha venido a darle cumplimiento perfecto y debe ser escuchado .

3. Revelación de la Trinidad

La nube –vislumbra la presencia del Padre y del Espíritu Santo– y la voz que define a Jesús como Hijo, manifiestan la realidad de la Trinidad y se expone ante los ojos de los discípulos.

4. Preludio al Misterio Pascual

La Transfiguración prepara a los discípulos para la Cruz. Intenta hacerles entender el escándalo de la Cruz y fortalecerlos para la venidera Pasión y Resurrección . Además, el espacio de cuarenta días entre el 6 de agosto y la Exaltación de la Cruz se equipara a una segunda Cuaresma.

5. Anticipo de la Resurrección

Orígenes de Alejandría y teólogos medievales afirmaron que la gloria del cuerpo glorificado tras la Resurrección se ve anticipada aquí. La misma luz que les envuelve en el monte hace presagiar la luz de la nueva creación.

Pintura de Rafael Sanzio que representa la Transfiguración del Señor
La Transfiguración (1516-1520), última obra maestra de Rafael Sanzio.

La llamada a contemplar

San Josemaría Escrivá recalca que somos llamados a ser contemplativos en medio del mundo, donde el silencio interior permite escuchar la voz de Jesús: «Señor nuestro, aquí nos tienes dispuestos a escuchar cuanto quieras decirnos… Que tu conversación, cayendo en nuestra alma, inflame nuestra voluntad para que se lance fervorosamente a obedecerte».

Una de sus obras, Amigos de Dios, anima al lector a convertir cada tarea diaria en un diálogo de amor con el Señor, transformando la rutina en servicio y contemplación. Así buscamos la presencia de Dios en lo ordinario.

Caracterizada por su solemnidad, la liturgia del día de la Transfiguración está vestida de blanco, símbolo de la luz gloriosa de Cristo . Te dejamos el Evangelio del día para meditarlo.

Evangelio de San Mateo, Mt 17, 1-9

«Seis días después, Jesús se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los condujo a un monte alto, a ellos solos. Y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con él. Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:

—Señor, qué bien estamos aquí; si quieres haré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando, cuando una nube de luz los cubrió y una voz desde la nube dijo:

—Este es mi Hijo, el Amado, en quien me he complacido: escuchadle.

Los discípulos al oírlo cayeron de bruces llenos de temor. Entonces se acercó Jesús y los tocó y les dijo:

—Levantaos y no tengáis miedo.

Al alzar sus ojos no vieron a nadie. Sólo a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:

—No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos».

Medita, contempla, reza en silencio (si puedes ante un Sagrario donde esté presente Nuestro Señor); revive la escena y decide con Jesús algún propósito y compromiso para mejorar en este día.

San Josemaría nos invita a esa contemplación en Santo Rosario, Apéndice, 4º misterio de Luz.

«Y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz (Mt 17,2). ¡Jesús: verte, hablarte! ¡Permanecer así, contemplándote, abismado en la inmensidad de tu hermosura y no cesar nunca, nunca, en esa contemplación! ¡Oh, Cristo, quién te viera! ¡Quién te viera para quedar herido de amor a Ti!

Y una voz desde la nube dijo: Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco; escuchadle (Mt 17, 5). Señor nuestro, aquí nos tienes dispuestos a escuchar cuanto quieras decirnos. Háblanos; estamos atentos a tu voz. Que tu conversación, cayendo en nuestra alma, inflame nuestra voluntad para que se lance fervorosamente a obedecerte.

“Vultum tuum, Domine, requiram” (Ps. 26, 8), buscaré, Señor, tu rostro. Me ilusiona cerrar los ojos, y pensar que llegará el momento, cuando Dios quiera, en que podré verle, no como en un espejo, y bajo imágenes oscuras... sino cara a cara (I Cor. 13, 12). Sí, mi corazón está sediento de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo vendré y veré la faz de Dios? (Ps. 41,3)».

Subir al monte Tabor no debe suponer una huida del mundo en el que vivimos; en tu día a día eleva el corazón para encontrarte con Cristo, Jesús “luz del mundo”, sostenido y fortalecido para abrazar su cruz y, en ella, descubrir la promesa de la futura gloria.

¿Es día de precepto la fiesta de la Transfiguración del Señor?

No, no es obligatorio ir a Misa el día de la Transfiguración del Señor. Si bien es una fiesta importante en la Iglesia católica, no es día de precepto, lo que significa que no es obligatorio asistir a Misa como los domingos y otras fiestas de guardar. 

La Fundación CARF invita a todas aquellas personas que quieran asistir a Misa en este día a que recen y pidan por las vocaciones sacerdotales, para que haya muchas, y sean vocaciones muy santas.


Bibliografía:

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