Timothy Katende, seminarista ugandés de 28 años, estudia 5º curso del Bachiller en Teología en la Universidad de Navarra y se forma con una beca de la Fundación CARF. Se quedó huérfano de madre y padre siendo niño y fue educado por sus tíos. Es el primer miembro de su diócesis Kiyinda-Mityana, que viene a España a formarse en Teología.
Al desgranar su presente y su futuro, Timothy visualiza el camino que ha recorrido. Apenas al mes de nacer, perdió a su madre y con siete años a su padre, lo que hizo que tuviese que separarse de su hermano para ser criado por unos parientes en Maddu, aldea perteneciente a la diócesis de Kiyinda-Mityana.
“Crecer con mis tíos y mis cuatro primos que eran más o menos de mi misma edad, me ayudó mucho. Además, en el pueblo había un buen ambiente familiar y tenía muchos amigos con los que jugaba al fútbol e iba a la escuela primaria. Mis tíos me han apoyado mucho con lo poco que tenían, me han dado mucho cariño y sacrificio. Nunca perdí el contacto con mi hermano”, relata.
Para Timothy, el papel de la familia es muy importante porque allí es donde se enseñan los valores morales y sociales: el respeto a los demás, la responsabilidad y cuidado de las prácticas culturales y religiosas. “La familia es donde uno debe sentirse más amado, respetado y apoyado. En las familias, se enseñan y se aprenden las responsabilidades y las obligaciones de cada uno”, explica.
Desde pequeño colaboraba en la parroquia como monaguillo, organizando el coro y trasladando los avisos del sacerdote a la comunidad.
“Después del examen nacional para terminar Primaria, con 13 años, el párroco me habló del seminario menor que buscaba chicos jóvenes y me preguntó si me gustaría ir: ¡estaba contentísimo!”, afirma.
Superar el acceso era un paso, pero costear los estudios y el material, otro más difícil si cabe. El párroco expuso la situación en la celebración dominical y los vecinos se volcaron para ayudarle.
Fue el comienzo de una andadura que prosiguió tras superar seis cursos y acceder al seminario mayor (Alokolum Major Seminary), en Gulu.
“La familia es donde uno debe sentirse más amado, respetado y apoyado. En las familias, se enseñan y se aprenden las responsabilidades"
Al desgranar su presente y su futuro, Timothy visualiza el camino que ha recorrido. Apenas al mes de nacer, perdió a su madre y con siete años a su padre, lo que hizo que tuviese que separarse de su hermano para ser criado por unos parientes en Maddu, aldea perteneciente a la diócesis de Kiyinda-Mityana (Uganda).
“Crecer con mis tíos y mis cuatro primos que eran más o menos de mi misma edad, me ayudó mucho. Además, en el pueblo había un buen ambiente familiar y tenía muchos amigos con los que jugaba al fútbol e iba a la escuela primaria. Mis tíos me han apoyado mucho con lo poco que tenían, me han dado mucho cariño y sacrificio. Nunca perdí el contacto con mi hermano”, relata.
“Al terminar me ofrecieron una beca para estudiar Filología Francesa: me gustaba el Derecho y los idiomas… pero yo ya tenía claro que quería ser sacerdote, quería seguir el camino que Dios había elegido para mí”. Y así fue como continuó su formación con tres años de Filosofía, otro de pastoral en una parroquia y otro más de Teología en el seminario Kinyamasika. Allí se encontraba cuando le llamaron para venir a Pamplona.
“Cuando me dijeron que mi obispo, monseñor Joseph Antony Zziwa de la diócesis de Kiyinda-Mityana quería hablar conmigo, tuve un poco de preocupación. Pero luego los miedos se disiparon. Me preguntó si quería venir a Pamplona a estudiar. Le dije que si había la oportunidad, estaba dispuesto. Lo hice con toda libertad y con obediencia”.
Así es como Timothy Katende comenzó su aventura española convirtiéndose en el primer miembro de su diócesis que venía a España a formarse en Teología, ya que lo habitual es que viajen a Italia o a Estados Unidos.
Los miedos iniciales por adentrarse en una cultura desconocida y un idioma extraño, además de “la preocupación por la confianza del obispo y la responsabilidad de hacerlo bien”, fueron superados por la ilusión.
“Nos encontramos muchos en la misma situación y así aprendemos y nos ayudamos los unos a los otros. Esta situación me ha hecho madurar”, explica Timothy, quien espera valerse de su experiencia en el futuro. “Tengo claro que donde vaya quiero buscar vocaciones contando mi testimonio y explicando que la responsabilidad tiene que ser de toda la parroquia: hay muchas familias dispuestas a ayudar a otros y la Iglesia necesita vocaciones”.
Desde que llegó en julio de 2017 para aprender español, vive en el Seminario Internacional Bidasoa y este año estudia el 5º curso y finaliza el Ciclo I con el Grado de Teología en la Universidad de Navarra gracias a la Fundación CARF.
Poner lo aprendido al servicio de su diócesis espera que sea, dice, una forma de demostrar el agradecimiento tanto a los formadores que ha tenido como a los benefactores que le permitieron formarse en Uganda inicialmente como ahora en Pamplona: “Les estoy muy agradecido a todos los que me apoyan en este camino”.
"Poner lo aprendido al servicio de mi diócesis es una forma de agradecer, tanto a los formadores que he tenido como a los benefactores que me permitieron formarme en Uganda inicialmente, como ahora en Pamplona"
Su diócesis, Kiyinda-Mityana se ubica en la región central de Uganda, en la provincia eclesiástica de Kampala. “Se trata de una diócesis rural. Muchos niños no tienen la oportunidad de ir a la escuela y a veces los que consiguen terminar la escuela primaria no llegan lejos en sus estudios por problemas económicos”, comenta. Por eso tiene claro que cuando regrese quiere buscar "vocaciones contando mi testimonio y explicando que la responsabilidad tiene que ser de toda la parroquia: hay muchas familias dispuestas a ayudar a otros y la Iglesia necesita vocaciones”.
Su diócesis, Kiyinda-Mityana se ubica en la región central de Uganda y en la provincia eclesiástica de Kampala. “Se trata de una diócesis rural. Muchos niños no tienen la oportunidad de ir a la escuela y a veces los que consiguen terminar la escuela primaria no llegan lejos en sus estudios por problemas económicos”, comenta.
Timothy explica que a la mayoría de las escuelas les faltan recursos necesarios, por ejemplo, acceso al agua, sillas o pizarras en las aulas, electricidad, etc. Incluso hay algunas escuelas sin techo.
En su diócesis, el 40% de la población es católica, aunque la mayoría es cristiana protestante. Pero es mayoritariamente cristiana. Sin embargo, el islam va creciendo cada vez más. Aunque ahora la población de los musulmanes va creciendo cada vez más.
La incertidumbre actual rodea también a su futura ordenación, pero Timothy sabe qué le gustaría hacer cuando finalice sus estudios: “Mi ilusión es volver a una parroquia en mi país y, aparte de las labores propias del sacerdote, me gustaría apoyar mucho las vocaciones. Más viendo mi caso, que he podido estudiar por los benefactores y he visto a muchos que no han podido seguir por falta de recursos”.