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29 junio, 24

¿Quiénes fueron san Pedro y san Pablo fiesta el 29 de junio?

Como cada 29 de junio celebramos la Solemnidad de san Pedro y san Pablo. Día en que recordamos las virtudes cristianas de dos de los más grandes testigos de Jesucristo, defensores y difusores de las enseñanzas del Evangelio. Fundadores de la Iglesia de Roma.

San Pedro y san Pablo, experimentaron el amor de Cristo “que los sanó y los liberó y, por ello, se convirtieron en apóstoles y ministros de liberación para los demás”. Papa Francisco, 2021.

La Solemnidad de san Pedro y san Pablo conmemora el martirio de Simón Pedro y Pablo de Tarso, dos de los apóstoles que acompañaron a Jesucristo en su misión evangelizadora.

Pedro, elegido por Cristo para ser la roca de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta su muerte como mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de peregrinación para miles de cristianos que la visitan desde todo el mundo.

Pablo, perseguidor de cristianos, que se convirtió en apóstol, es modelo de fervoroso evangelizador para todos los católicos. Después de encontrarse con Jesús, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.

En la homilía del 2012, por la Solemnidad de san Pedro y san Pablo, Benedicto XVI llamó a estos dos apóstoles “patronos principales de la Iglesia de Roma”.

“La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a san Pedro y a san Pablo: juntos, en efecto, representan todo el Evangelio de Cristo”, precisó.

San Pedro y san Pablo: fundadores de la Iglesia de Roma

Luego de la Resurrección y Ascensión de Cristo, Pedro asumió con humildad ser cabeza de la Iglesia, dirigió a los apóstoles y se encargó de mantener viva la verdadera fe.

Pablo, luego del encuentro con Cristo, continuó hacia Damasco donde fue bautizado y recobró la vista. Es reconocido como el apóstol de los gentiles y pasó el resto de su vida predicando el Evangelio sin descanso a las naciones del mar Mediterráneo.

Solemnidad de San Pedro y San Pablo - Apostol san Pedro - Apostol san Pablo - CARF

Estatua de san Pedro Apóstol, se encuentra en la parte derecha de la nave central de la basílica de San Pedro en el Vaticano.

¿Quién fue San Pedro y qué se le encomendó?

San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Era pescador y Jesús lo llamó a ser pescador de hombres, para dar a conocer el amor de Dios y su mensaje de salvación. Pedro aceptó y siguió a Jesús.

Su nombre era Simón; Jesús lo llamó Cefas, “piedra” y le dijo que sería la piedra sobre la que edificaría su Iglesia. Es por ello que lo conocemos como Pedro.

El apóstol san Pedro, vivió momentos muy importantes junto a Jesús:

  • Presenció la Transfiguración del Señor.
  • Vio a Jesús cuando caminó sobre las aguas. Él mismo lo intentó, pero por desconfiar estuvo a punto de ahogarse.
  • Estuvo presente cuando apresaron a Jesús y lo defendió de los soldados.
  • Negó a Jesús tres veces, por miedo a los judíos y después se arrepintió de hacerlo.
  • Fue testigo de la Resurrección de Jesús.
  •  Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo amaba y las tres veces respondió que sí. Entonces, Jesús le confirmó su misión como jefe Supremo de la Iglesia.
  • Estuvo presente cuando Jesús subió al cielo en la Ascensión y permaneció fiel en la oración esperando al Espíritu Santo.
  •  Recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés y, con la fuerza y el valor que le entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús.
  • Realizó muchos milagros en nombre de Jesús.

Después de recibir los dones del Espíritu Santo, se trasladó de Jerusalén a Antioquía y fundó su comunidad cristiana. Más adelante, viajo a Roma donde continuo su labor.

Aceptó con humildad su misión hasta su muerte como mártir. Pedro pidió ser crucificado de cabeza, porque no se sentía digno de morir como Jesús.

Fue sepultado en la Colina Vaticana, cerca del lugar de su martirio. Ahí se construyó la Basílica de San Pedro, centro de la cristiandad.

En los Hechos de los Apóstoles, se narran varias hazañas y milagros públicos de san Pedro como primer jefe de la Iglesia.

La Institución del Papado

Pedro fue el primer Papa de la Iglesia Católica. Jesús le entregó las llaves del Reino y le encargó cuidar de su Iglesia, cuidar de su rebaño. La misión del Papa es, ante todo, el trabajo de un padre que vela por sus hijos.

El Papa es el representante de Cristo en el mundo y es la cabeza visible de la Iglesia. Es el pastor de la Iglesia, la dirige y la mantiene unida.

Es asistido por el Espíritu Santo, quien actúa directamente sobre Él, lo santifica y le ayuda con sus dones a guiar y fortalecer a la Iglesia con su ejemplo y palabra.

El Papa tiene la misión de enseñar, santificar y gobernar a la Iglesia y nosotros, como cristianos, debemos amarlo por lo que es y por lo que representa.

¿Qué nos enseña la vida de san Pedro apóstol?

San Pedro nos enseña a entregar la debilidad a Dios. Porque, a pesar de la debilidad humana, Dios nos ama y nos llama a la santidad. Cada cristiano debe trabajar y pedirle a Dios que le ayude a alcanzar su santidad.

Para ser un buen cristiano hay que esforzarse por ser santos todos los días. San Pedro concretamente nos dice: “Sean santos en su proceder como es santo el que los ha llamado” (I Pedro, 1,15).

También nos enseña que el Espíritu Santo puede obrar maravillas en un hombre común y corriente. Lo puede hacer capaz de superar los más grandes obstáculos.

Solemnidad de San Pedro y San Pablo - Apostol san Pedro - Apostol san Pablo - CARF

Estatua de san Pablo Apóstol, junto a la basílica de san Pedro en el Vaticano.

¿Quién fue san Pablo y qué se le encomendó?

Judío de raza, griego de educación y ciudadano romano. Nació en la ciudad de Tarso. Y estudió en las mejores escuelas de Jerusalén.

Su nombre hebreo era Saulo y era enemigo de la religión cristiana. Estaba comprometido con su fe judía. Es por ello que se dedicó a perseguir a los cristianos de Damasco.

En el camino a Damasco, se le apareció Jesús, en medio de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9, 1-9.20-22.). Con esta frase, Pablo comprendió que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo Cristo.

Después, Saulo se levantó del suelo y no veía nada. Lo llevaron a Damasco y ahí Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la vista, se levantara y fuera bautizado.

Fue entonces cuando Saulo se cambió el nombre por Pablo y comenzó a predicar la palabra de Jesús. Viajó a Jerusalén para ponerse bajo las ordenes de San Pedro.

Llevó el Evangelio por todo el mundo mediterráneo. Su labor no fue fácil. Realizó cuatro grandes viajes apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de salvación, creando nuevas comunidades cristianas en los lugares por los que pasaba y enseñando y apoyando las comunidades ya existentes.

La conversión de Pablo fue total. Comprendió muy bien el significado de ser apóstol, y de hacer apostolado del mensaje cristiano. Fue fiel al llamado que Jesús le hizo en al camino a Damasco.

Posteriormente, fue martirizado en Roma. Le cortaron la cabeza con una espada pues, como era ciudadano romano, no podían condenarlo a morir en una cruz, ya que era una muerte reservada para los esclavos. San Pablo fue decapitado en el año 67. Está enterrado en Roma, en la Basílica de San Pablo de Extramuros.

¿Qué nos enseña la vida de san Pablo apóstol?

San Pablo nos enseña a tener un corazón sin barreras. Su vida nos enseña la importancia de la labor apostólica de los cristianos.

Todos los cristianos debemos anunciar a Cristo comunicando su mensaje con la palabra y el ejemplo, cada uno en el lugar donde viva, y de diferentes maneras. entregar la debilidad a Dios.

Alejándose del pecado y viviendo una vida dedicada a la santidad y al apostolado, san Pablo también nos enseña el valor de la conversión y de la obediencia. Acepta los dones de Cristo le ofrece y vive su amor propagando y comunicando su fe, con la palabra y el ejemplo. Se dedica a llevar el gran don que había recibió a los demás.

Bibliografía
Opusdei.org.
Francisco, Homilía, 29-VI-2021.
Benedicto XVI, Homilía, 29-VI-2012.

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