Los Kennedy, y en particular el presidente J. F. K., ocupan una parte importante en esta obra. Durante mucho tiempo estuvo vigente el mito Kennedy, alimentado además por las teorías conspiratorias sobre su muerte, aunque la percepción actual de la mítica presidencia podría resumirse en la pregunta de quién era en realidad aquel político norteamericano.
En contraste, el autor presenta a su hermano Robert, también asesinado, como el mejor de los Kennedy. Las luchas internas de la política estadounidense son presentadas con rigor y una mirada de humanidad sobre los distintos personajes, bien se trate de Richard Nixon, Jeb Bush, Barack Obama o Hillary Clinton. No menos interesante resulta el examen de las presidencias de Trump y Biden.
El autor del libro pretende salir al paso de las opiniones que marcan diferencias entre los últimos Pontífices. Esta percepción, en el fondo más política que religiosa, demuestra ser equivocada, como bien recalca Navarro, pues las diferencias son de estilo, no de contenido. La gran aportación de san Juan Pablo II, en su opinión, es el haber sabido cambiar el parámetro político por el histórico-cultural a la hora de actuar e interpretar los acontecimientos. El Pontífice polaco influyó, sin duda, en la caída de los regímenes comunistas, no desde de una ideología contraria sino desde el recurso a la conciencia ética y moral, que está presente en las raíces de la historia y la cultura.
Respecto al Papa Francisco, se rechazan en este libro las interpretaciones políticas interesadas. En cambio, Navarro subraya su cercanía de pastor, pues, al igual que su Maestro, sale a la búsqueda de todos, sin excepciones.
Colaboración:
Antonio R. Rubio Plo, Licenciado en Historia y en Derecho. Escritor y analista internacional.
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