J.R.R. Tolkien tuvo tres grandes influencias. La primera fueron los acontecimientos de su propia vida, por ejemplo, la primera guerra mundial. La segunda fue la formación académica del autor; él era un lingüista y el El Señor de los Anillos fue en un principio casi una excusa para volcar las lenguas que Tolkien había inventado.
La tercera influencia son los valores y los temas propios del catolicismo, y de los sacerdotes que marcaron la vida del autor de la saga de El Señor de los Anillos y que contribuyeron con su formación. J.R.R. Tolkien era un católico ferviente y eso tenía que inevitablemente plasmarse en su obra. Fue un católico devoto desde su conversión y durante toda su vida. Posteriormente formo una familia católica y el mayor de sus hijos fue también sacerdote.
John Ronald Reuel Tolkien nació en Sudáfrica en 1892. Su padre, Arthur Tolkien, trabajaba como comerciante de diamantes para el banco de Inglaterra. En 1895, Mabel Tolkien decide irse con sus dos hijos de visita a Inglaterra. Pero en Sudáfrica su padre muere, dejando a la familia sin ingresos.
Ronald tenía solo 4 años de modo que su madre tuvo que cuidar ella sola al joven Tolkien y a su hermano. Tras morir su marido, la familia se traslada a Birmingham. Al poco tiempo, la madre de Tolkien toma la decisión de convertirse al catolicismo y con ella sus hijos.
Hay que tener en cuenta lo que suponía abandonar la fe anglicana en la Inglaterra de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX. Este acto se veía no solo como una traición religiosa, sino también como una traición a la patria, por lo que la familia Tolkien fue marginada socialmente. Y para dificultar más la vida del futuro autor, cuando tiene 12 años su madre muere. Él y su hermano se quedan huérfanos.
El Padre Francis Xavier Morgan será quien les sostenga económica y espiritualmente a partir de entonces. Desde estos hechos, la vida de J.R.R. Tolkien cambia y la religión y la figura del sacerdote pasan a ser parte fundamental de su infancia. Hechos que inevitablemente forjan su carácter.
Este sacerdote, que nunca quiso perder sus raíces, y que siempre que pudo viajó a España, procedía de una familia española con unos significados antecedentes en el mundo de las letras, los Böhl de Faber. Francisco Javier Morgan Osborne nace en El Puerto de Santa María (Cádiz), en 1857.
A los once años fue enviado a estudiar a la Escuela del Oratorio de Birmingham bajo la dirección del afamado cardenal John Henry Newman. Finalizados sus estudios inició su carrera religiosa y se unió a la comunidad del Oratorio, para ser posteriormente ordenado, en marzo de 1883.
El resto de su vida estuvo vinculado a esta institución y a su prestigiosa escuela, llevando a cabo múltiples tareas. Durante sus primeros años fue ayudante personal del propio cardenal, al que representó en una audiencia ante el papa León XIII.
Con posterioridad a la muerte del Cardenal Newman en 1890, se ocupó de una gran diversidad de tareas, desde la dirección del prestigioso coro del Oratorio a otras actividades burocráticas. No obstante, por encima de todo, su vocación se manifestó en su honda implicación personal con la parroquia del Oratorio y sus feligreses, entre los cuales llevó a cabo numerosos actos de misericordia y filantropía.
Así, entre otros, asumió el papel de tutor de un niño huérfano que habría de convertirse en el afamado filólogo y escritor J. R. R. Tolkien, pese a que esta tarea implicó que durante varios años no pudiera regresar a España a visitar a su familia.
Los medios económicos que Mabel Tolkien había dejado para la crianza de los niños eran muy escasos, pero el padre Francis los complementó en secreto con dinero procedente de su parte del negocio familiar en el Puerto de Santa María.
J.R.R. Tolkien, quien se refería al padre Morgan como a su segundo padre, obtuvo de él los recursos económicos que le permitieron estudiar en el King Edward’s School y después en Oxford.
También le debió su formación religiosa, un rasgo fundamental en la obra de este autor, así como su gusto por los idiomas y en particular por la lengua española.
Además, varios expertos afirman que Tolkien le usó como inspiración para alguno de sus personajes y que, gracias a él, la tradición cultural de sus antepasados, en particular de Fernán Caballero, llegó hasta el autor británico.
Morgan falleció en Birmingham en el año 1935 apesadumbrado por la difícil situación política y social que España padecía en aquellos momentos previos al inicio de la Guerra Civil.
Probablemente su herencia más importante es la de haber sido un nexo de unión entre la tradición católica y cultural española y una figura tan destacada como la del cardenal Newman y, a su vez, de haber transmitido todo ello a uno de los autores más universales del siglo XX.
«Diez mil dificultades no hacen una duda», decía Newman, pero vencerlas sí hacen un santo.
El Padre Francis Xavier Morgan, era adscrito al oratorio de San Felipe Neri de Birmingham fundado por el cardenal John Henry Newman que fue canonizado en 2019. Hoy Newman está más vigente que nunca, alguno de los problemas actuales, son similares a los de la Inglaterra victoriana de su época: entre otros, la compresión racional de Dios, la necesidad de la formación del laicado y la escrupulosa búsqueda de la verdad moral.
Así lo entendió Benedicto XVI, quien le beatificó en 2010. Aunque vivió hace más de un siglo, Newman es una persona que tiene mucho que decir al mundo de hoy. Su libro sobre lo que es una universidad, por ejemplo, es un clásico sobre la educación que sigue discutiéndose hoy día. Y no es solo una discusión abstracta: Newman comenzó una universidad en Dublín y un colegio de Secundaria en Inglaterra, y ambos perduran hasta el día de hoy.
Con una labor continua a lo largo de 45 años, Newman provoca un gran cambio social en el país. Para cuando fallece en 1890, ya se ve bien que alguien se haga católico. La conversión es un camino aceptable socialmente gracias a Newman.
Como otros autores británicos católicos, J.R.R. Tolkien tiene una deuda con el pensamiento y las ideas de Newman que, debido a sus circunstancias biográficas, seguramente, a él le fueron trasmitidas de forma muy directa. Precisamente la influencia del cardenal Newman fue determinante para que Tolkien se decidiera a crear un universo mitológico de raíz católica.
«El cardenal Newman defendía respecto de los mitos, que existen dos revelaciones. Una, la contenida en la Biblia. Y otra, para alcanzar a los gentiles, a través de la naturaleza, lo que se fue reflejando a lo largo de la historia a través de los mitos», explica Diego Blanco experto en la obra de Tolkien.
En este sentido, Newman defendía que la mitología bien entendida prefigura el Evangelio. Así Tolkien comprendió la necesidad de crear una mitología para la Inglaterra no católica y comienza a escribir El Silmarillion, donde se desarrolla la creación de un mundo con un Dios único en el que el ángel más bello se rebela. La idea que subyace es «narrar de forma mitológica para poder llegar al corazón de la gente sin forzar a la gente», enfatiza Blanco a través de la narración de «una batalla profunda y espiritual que Tolkien siempre defendió».
Newman ha dejado un enorme legado a propósito de sus ideas lo que facilita la tarea de conocer detalladamente su pensamiento. Así, para Newman el papel de la literatura no debería ser nunca el de desarrollar virtudes morales, ya que esto es algo que debe recaer en la familia y en la Iglesia. Esta creencia íntima, compartida sin duda por Tolkien, lo demostró a través de diversos hechos tales como la renuncia en sus obras a la alegoría.
El escritor Graham Greene (1904-1991) definió a Newman como el 'patrón de los novelistas católicos' en lo que viene a ser un reconocimiento a la herencia recibida del fundador del Oratorio por autores como él mismo, Hilaire Belloc, G.K. Chesterton, Evelyn Waugh o el propio J.R.R. Tolkien.
Todos tienen en común, entre ellos y con Newman, el origen de su inspiración, basada en sus cimientos morales e intelectuales como católicos convencidos y fruto, en muchos casos, de unas experiencias que supusieron una enorme influencia en sus creencias.
«El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica, de manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión». Palabras de J.R.R. Tolkien al jesuita padre Robert Murray.
El padre Robert Murray fue amigo personal de J.R.R. Tolkien desde 1944, cuando los presentó la tía del autor. En ese momento, Murray era un estudiante graduado en Corpus Christi College en Oxford. En 1946, Murray se unió a la Iglesia Católica debido en parte a su relación con la familia Tolkien.
Después de graduarse, Murray se unió a la Compañía de Jesús y fue ordenado en 1959. Este jesuita tuvo el privilegio de mantener una estrecha amistad con el escritor, de leer y corregir, especialmente sobre cuestiones teológicas los manuscritos de El Señor de los Anillos. Y de mantener una abundante correspondencia sobre la materia.
En una de esas cartas, Tolkien detalla al padre Murray que El Señor de los Anillos es una obra católica en su fundamento, sin lugar a dudas: «El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; de manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión», dice el autor inglés.
Después de haber sido ordenado sacerdote el 31 de julio de 1959, Robert Murray tuvo su primera Misa en la Iglesia Oratorio de Saint Aloysius en Oxford. El Padre Murray recordó que Tolkien y su hijo Christopher Tolkien estaban presentes ese día. La amistad de los Tolkien con el Jesuita duró años, hasta los últimos días de su vida.
En agosto de 1973 almorzó con Tolkien, quien murió al mes siguiente, el 2 de septiembre. El 6 de septiembre de 1973 se llevó a cabo una Misa de réquiem por Tolkien en san Antonio de Padua en Headington, Oxford.
Las oraciones y lecturas fueron elegidas por su hijo John, quien ofició la Misa con la ayuda de Robert Murray y del párroco, Monseñor Doran. El 15 de septiembre de 1973, se publicó el obituario de Tolkien en The Tablet, escrito por el Padre Robert Murray.
Bibliografía
Opusdei.org Newman, un santo para nuestra época.
José Manuel Ferrández Bru , J.R.R. Tolkien y el Cardenal Newman: Hijos de la Misma Luz.
Tolkien. Cartas de JRR Tolkien, Arte y Letra, 2006.
Jesuit.org.uk /profile/robert-murray-sj.