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24 septiembre, 24

La Fe en Dios de Pedro Santiago, seminarista mexicano

«La Fe en Dios es clave para vencer el secularismo en el camino hacia el sacerdocio»

Pedro, un seminarista mexicano de 21 años estudiante en el Seminario Internacional Bidasoa, encuentra en la fe en Dios la fortaleza para superar las adversidades y reafirmar su vocación sacerdotal, en un mundo cada vez más marcado por el secularismo.

Pedro Santiago Méndez Cruz, alumno de la Universidad de Navarra y del Seminario Internacional Bidasoa, encuentra en la fe en Dios la fortaleza para superar las adversidades y reafirmar su vocación como sacerdote. Desde su infancia marcada por el amor de sus abuelos, hasta su experiencia espiritual decisiva en un retiro, Pedro nos invita a reflexionar sobre la importancia de la formación cristiana y de las virtudes que un sacerdote del siglo XXI debe cultivar.

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Cómo la fe guía a los jóvenes frente al secularismo

«Entre el 73 % y el 78 % de la población en México es católica, pero siento que el secularismo que se está impregnando en mi país se debe a la falta de formación cristiana. Los jóvenes necesitan conocer nuestra fe, que es maravillosa», afirma Pedro. 

Para él, sin formación, sin conocer en profundidad la fe católica, los jóvenes se dejan atrapar por las modas que se prodigan en las redes sociales a las que tantos están enganchados sin control. «A veces nos dejamos llevar por otros y comenzamos a perder nuestras raíces, los valores cristianos y las creencias, y esto está ocurriendo entre los jóvenes mexicanos. Son católicos de palabra, pero no practican su fe».

Fe Abuelos Pedro Santiago

La fe de sus abuelos: raíces del sacerdote del futuro

Pedro es un joven que proviene de la diócesis de Tabasco que no conoció a su padre biológico. Su madre se quedó embarazada a los 18 años y tuvo que ponerse a trabajar para sacar a su hijo adelante. «Entonces me quedé con mis abuelos maternos, una situación que les pasa a muchos niños en México. A ellos les debo todo: me dieron su amor y su fe en Dios. A ambos les llamo papá y mamá».

«A pesar de que mi familia no es perfecta, y de que no conozco a mi padre biológico, le agradezco al Señor todo lo que me ha dado. Me dio un padre adoptivo que es mi papa-abuelo», relata con emoción y serenidad.

Su madre luego tuvo otra hija, que ahora tiene 16 años. «Fue uno de los regalos más hermosos que me ha dado el Señor, una hermana».

Y fueron sus abuelos quienes le enseñaron las primeras oraciones y le llevaron a la catequesis de la parroquia a los seis años; edad en la que también ingresó en el grupo de monaguillos. Así fue madurando su fe en sus tres ejes principales: casa, escuela y parroquia.

Cómo la fe ayudó a Pedro en su periodo rebelde

Como muchos adolescentes, durante la Secundaria experimentó un periodo rebelde en su vida. Tenía 13 o 14 años cuando enfrentó varias dificultades en el colegio y vivió algunos problemas en su familia.

«Un día hablé con mi párroco. Sus palabras nunca se me olvidarán. Me dijo que no nos damos cuenta cuando tenemos a Dios en nuestra vida, que no percibimos que Él siempre nos lleva discretamente de la mano. Pero cuando nos alejamos de Él, sí que notamos su ausencia y que la vida se vuelve diferente.

Si Jesús no está en nuestra vida, nuestra vida no es nada. Si Jesús está en mi vida, mi vida vale muchísimo. Entonces empecé a pensar qué era lo que Jesús quería de mi vida. Reconocí mi error, mi alejamiento del Señor, y regresé a Él», expresa Pedro.

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La experiencia espiritual que confirmó su vocación de sacerdote

Al terminar la Secundaria, durante su primer año de Bachillerato, se dio cuenta de que el Señor le pedía algo, aunque no tenía muy clara si su vocación era ser sacerdote.

«Mi párroco entonces me animó a acudir a un retiro espiritual, y fui. En ese retiro, en un momento determinado, tuve una experiencia indescriptible: sentí que estaba solo ante el Señor en la Eucaristía, cara a cara con Él, solo Él y yo. Y Él me dijo: “Toma tu cruz y sígueme”. Allí fue donde despejé todas mis dudas», relata.

Ingresó en el seminario menor de su diócesis a los 16 años. Sus abuelos se alegraron muchísimo.

Cualidades para un sacerdote del siglo XXI: Fe, oración y empatía

Para él, además de recibir una formación integral, un sacerdote del siglo XXI necesita ser un sacerdote de oración, que no descuide esos momentos de intimidad con Dios.

«Eso es lo más importante, pero también ser cercano a los fieles, al pueblo de Dios. Es importante ser empático con las personas, escucharlas, comprenderlas y aprender de ellas. Esto es lo que estoy descubriendo ahora en la pastoral que he realizado durante el verano», afirma este joven seminarista.

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Hay una virtud que él considera esencial en la vida del sacerdote: «La sinceridad es vital. Si un sacerdote no es sincero, no será un buen sacerdote. Vivimos en un mundo en el que nos cuesta dejarnos acompañar. Los sacerdotes también necesitamos que los demás nos guíen y nos ayuden».

Por lo tanto, para Pedro, la oración, la empatía, aprender de los demás y dejarse instruir por los que saben son las cualidades esenciales que un sacerdote del siglo XXI debería adquirir.

La fe en Dios como apoyo frente a la soledad del sacerdote

Vivir la experiencia de formación en el seminario Bidasoa es algo que nunca pudo llegar a imaginar. «Me hace muchísima ilusión compartir la fe y las experiencias tan maravillosas que estoy viviendo en España, con mis hermanos seminaristas y con los formadores. Compartir la fe y saberme llamado por Dios me llena de alegría. Es una experiencia de formación y vida inigualable», expresa Pedro.

Sin embargo, también hay algo que le da miedo, y es la soledad sacerdotal. «Si el sacerdote no está firme en su vocación y no está convencido de lo que es, la rutina puede nublarle el verdadero sentido de su misión. No hay que dejar solos a los sacerdotes».

Por eso, para Pedro, es necesario detenerse, reservar momentos de descanso y de oración para cultivar el trato con Dios. Con estas palabras concluye este encuentro de pequeñas confidencias, dando gracias a todos los benefactores de la Fundación CARF que le han ayudado en sus estudios y en su formación.

Seminaristas Futuros Sacerdotes FundacionCARF

Marta Santín, periodista especializada en información religiosa.

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