«Mi nombre es Lungelo Halalisani Sikhakhane y soy un seminarista de la diócesis de Eshowe en la República Sudafricana.

Tengo 30 años y ahora estoy empezando mi cuarto año de Teología en la Universidad de Navarra. Gracias a un ejemplo de un sacerdote santo, pude ver lo que realmente es el sacerdocio, lo que significa por el pueblo de Dios. El se llamaba padre Ruprecht Wolf, era canciller de la diócesis y a la vez ayudaba en el internado de la primaria donde estudie. Este sacerdote fue modelo para mi y me atrajo a entregar mi vida a Dios en su servicio y en el servicio de mis hermanos.

Nuestra diócesis es muy pequeña pero está creciendo. Mi obispo me mandó a estudiar en España para enriquecer la iglesia local, y ayudar a la formación de los cristianos y ser un sacerdote santo. La ayuda que obtengo de la Fundación CARF posibilita este sueño mío y de la diócesis . La Iglesia en esta región no tiene muchos sacerdotes ya que el país en general no es un país católico, los desafíos de sectas de protestantismos y evangelismos presenta dificultades a la hora de difundir la fe católica. Además de este desafío hay mucha violencia y desigualdad que dificulta una vida integrada y auténtica sobre todo en cuanto a la juventud. Muy a menudo también los pocos católicos que hay, se encuentran a veces sin sacerdotes que atiendan a sus necesidades pastorales, así que el sí de cada uno de nosotros seminaristas es realmente necesario para la obra de Dios en mi tierra.

Quisiera agradecerles por el apoyo que me dan en mi formación. Sin él, no podría ser posible para la Iglesia y, para mi caso particular en mi diócesis, realizar la misión evangélica para la que están encomendados los sacerdotes buenos y santos. Cada día me esfuerzo y trabajo mucho para aprovechar al máximo esta experiencia de formación».