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Acompañé a muchos fieles cristianos y también no cristianos que se enfrentaban a problemas relacionados con la injusticia social y los conflictos familiares que atentaban contra la dignidad de las personas

Nombre: Koffi Edem Amaglo.
Edad: 38 años.
Situación: Presbítero.
Origen: Lome, Togo.
Estudia: de Licenciatura en Teología en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma.

Cuando vuelva a Togo, pondré mis conocimientos al servicio del Consejo de Justicia y Paz

Koffi Edem Amaglo es un sacerdote de Togo.

«Nací en Togo y viví en Togo hasta mi llegada a Roma (mi primera estancia en Europa por cierto) para continuar mis estudios teológicos.

Soy el quinto hijo de mi madre. Mi papá tiene más hijos; vive en la poligamia. Muy temprano en mi niñez, junto a mi madre y mis hermanos y hermanas, aprendí a interesarme por la Iglesia y la fe cristiana. Comencé el catecismo asiduamente en la escuela primaria y obtuve mis sacramentos de iniciación cristiana al mismo tiempo que mi Certificado de Estudios de Primer Grado (CEPD) en 1997, a la edad de 12 años.

Tuve que lidiar con conflictos familiares y problemas sociales políticos muy temprano en mi país, Togo (en particular, la huelga nacional de 1990 a 1992). Todo esto ha marcado profundamente mi vida y mi futura carrera.

Sintiéndome atraído hacia dentro por las obras de Dios y de la Iglesia y no dejando de rumiar en mí esta palabra de Cristo que me gritaba con vivacidad: La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Mt 9, 32 - 38), entré en el Seminario Menor San Pío X de Agoè-Nyivé el 6 de noviembre de 1997, cuando tenía 12 años.

A partir de este año 1997, inició un curso de formación y discernimiento en el sacerdocio hasta obtener el Bachillerato en 2004 en el Seminario Menor. Con el consentimiento de mi obispo, continué mi formación haciendo un año en el seminario propedéutico Saint Paul en Notsè (2004-2005).

Luego, cursé el ciclo de Filosofía (2005-2008) y Teología (2009-20013) en el Seminario Mayor Interdiocesano de San Juan Pablo II en Lomé. Entre el ciclo de filosofía y el de teología, en 2008-2009, hice una pasantía canónica en la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús en Lomé, en mi diócesis, y después del último año en el Seminario, fui ordenado diácono.

Por gracia de Dios, fui ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 2013 en Lomé. Inmediatamente comencé mi ministerio sacerdotal que actualmente se encuentra en su séptimo año.

Primero, me desempeñé como Formador (2013-2014) en el Seminario Menor San Pío X, donde yo mismo había sido seminarista antes. Luego, realicé mi ministerio sacerdotal como vicario en la Parroquia Cristo Risorto de Hédzranawoé desde 2014-2020 hasta mi llegada aquí a Roma.
Mientras desempeñaba mi ministerio como vicario parroquial, también colaboré con el Consejo Diocesano de Justicia y Paz de Lomé.

Mientras vivía la pastoral parroquial, tuve que acompañar a muchos fieles cristianos y también no cristianos que enfrentaban problemas relacionados con la injusticia social, los conflictos familiares que atentaban contra la dignidad de las personas y la experiencia de la vida: niños, mujeres, etc. Además, el ambiente general de la situación sociopolítica de nuestro país, con la violencia postelectoral, el desempleo con sus problemas, etc., todo esto debe haber llamado mi atención.

Me di cuenta de que la formación que recibí en esta área en el Seminario necesitaba fortalecerse para poder ayudar mejor a enfrentar todos estos desafíos vinculados al bien de las personas y al desarrollo de su vida y testimonio cristiano.

Es en este sentido que mediante un encuentro providencial, pude seguir con el Consejo Episcopal de Justicia y Paz de mi diócesis, una formación como paralegal y, desde entonces, tuve que colaborar, bajo el control de mi obispo, con este Consejo. Pudimos establecer consejos parroquiales de Justicia y Paz en todas las parroquias de la diócesis con la gama de actividades específicas de este Consejo que deseaba la Santa Sede bajo el control del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Siendo la misión del Consejo de Justicia y Paz en particular el dominio de la doctrina social de la Iglesia y las cuestiones abordadas así como los problemas gestionados que requieren una mayor especialización en estos temas, fue necesario que me formara en teología moral para seguir adelante. En esta visión de mi obispo se hizo el proyecto de mis estudios.

La Divina Providencia quería que mi benefactores de CARF aceptaran ayudarnos en este proyecto y aquí estoy, quedándome en el Colegio Sacerdotal Altomonte en Roma y estudiando Teología moral (Licenciatura) desde octubre de 2020 en la Universidad de la Santa Cruz.

El proyecto de estudio, motivado principalmente por el servicio del Consejo de Justicia y Paz, después de mis estudios, prevé que yo esté llamado a poner las habilidades adquiridas al servicio de este sector clave de la pastoral en mi diócesis.

Cabe señalar que el Consejo trabaja en conjunto con varias asociaciones de la sociedad civil comprometidas con la promoción y defensa de los derechos humanos y como se indica en los conceptos de su programa, se tratará de trabajar por la promoción de la justicia y la paz, para la cohesión social en la lógica de la doctrina social de la Iglesia bajo el control de mi obispo. Claramente, estaré a disposición de mi obispo según su visión pastoral.

Quisiera expresarles a mis benefactores todo mi agradecimiento y el de mi diócesis por su generosa ayuda con la que este proyecto de estudio es una realidad permanente. Mi compromiso es total para lograr las metas de mi formación con la oración de que esto me ayude a mí mismo a crecer internamente y también al pueblo de Dios. No les olvido en mis celebraciones de la Santa Misa y en mis oraciones, especialmente en este período de la pandemia de covid19 con todas sus consecuencias. Que la benevolencia divina continúe su trabajo en la vida de cada uno de ustedes».