Vocación tardía al sacerdocio
Cada uno tiene su propia historia y recibe de modo particular el llamado del Señor a seguirle. En mi caso, desde joven pertenecí a diversos movimientos y grupos de apostolado dentro de la Iglesia en mi país y a uno en particular, Encuentros Familiares de Venezuela, en el que estuve sirviendo a Dios durante varios años.
Curiosamente este movimiento se centra en la familia y en el compromiso personal para crear una familia futura. Hacia este camino estaba enfocado mi proyecto de vida, al tiempo que siempre sentí la presencia de Dios en mi proyecto profesional, lo cual me hizo creer que también eso era lo que Dios quería para mí.
Me gradué como Ingeniero de Petróleo y ejercí mi profesión en este campo y como Profesor Universitario. Estaba en la cumbre de mi proyecto profesional: mi familia estaba muy contenta con los resultados que había obtenido hasta el momento y mis amigos admiraban en cierta manera mis logros a tan corta edad. Creía que esto sería lo que me haría plenamente feliz, pero en realidad no lo era. Me sentía un poco vacío y también sentía que estaba llamado a algo más. Fue un golpe bastante duro darme cuenta de que mi proyecto había fallado a pesar del éxito que hasta el momento había alcanzado y fue entonces cuando emprendí una búsqueda.
A partir de ese momento comenzaron a suceder diversos acontecimientos en los que vi claramente que el Señor me pedía una entrega total para seguirle: dejar mi empleo, profesión, estudios, incluso a mi familia. La reacción de mi familia fue al principio de un severo rechazo. Obviamente ellos no entendían el cambio que iba a significar dejar todo lo que había construido durante años para emprender un nuevo camino.
Julio César Morillo Leal
Seminarista de la Diócesis de Cabimas, Venezuela