«Ignorare Scripturas, ignorare Christum est» (La ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo). Esta sentencia, acuñada hace más de dieciséis siglos por san Jerónimo, permanece hoy con la misma actualidad en la Iglesia. San Jerónimo sostiene que la fe y el amor a Cristo deben basarse en un conocimiento sólido obtenido directamente de su principal fuente de revelación: la Palabra de Dios escrita.
San Jerónimo dedicó toda su vida a una tarea que parecía interminable la traducción de la 圣经 al latín, conocida como la Vulgata, por encargo del papa Dámaso I. Esta traducción sigue válida después de 1.500 años de historia y ha servido de referencia para el desarrollo de su trabajo a la Biblia de la Universidad de Navarra.
Para la Fundación CARF, que uno de sus fines fundacionales es la ayuda a la formación de seminaristas y sacerdotes diocesanos y religiosos, la figura de este Doctor de la Iglesia sigue siendo un referente de cómo la Sagrada Escritura debe ocupar un espacio esencial en la vida de todo cristiano y, de modo especial, en la de sus pastores.
Eusebio Hierónimo Sofronio, nacido alrededor del año 347 en Estridón (Dalmacia), no fue un hombre de carácter apacible. Era vehemente, de pluma afilada y temperamento ascético. Sin embargo, toda esa pasión estaba encauzada por su amor hacia Cristo y su Palabra.
Su formación en Roma lo convirtió en uno de los intelectuales más brillantes de su tiempo, un maestro en latín, griego y retórica. Pero en un sueño en el que fue acusado de ser "ciceroniano antes que cristiano" lo impulsó a consagrar su intelecto enteramente a Dios.
Este compromiso lo llevó a buscar la soledad del desierto de Calcis, en Siria. Allí, en medio de la penitencia y la oración, se entregó al estudio de una lengua que sería clave para su futura misión: el hebreo. Este trabajo forjó su espíritu y le proporcionó las herramientas filológicas necesarias para una empresa que ningún latino había osado acometer con tal rigor.
Su fama de erudito llegó a oídos del Papa Dámaso I, quien lo nombró su secretario en Roma. Fue precisamente el Papa quien, preocupado por la caótica diversidad de versiones latinas de la Biblia que circulaban (Vetus Latina), le encomendó a san Jerónimo la tarea de realizar una traducción unificada y fidedigna.
El encargo del Papa Dámaso fue el inicio de una labor que ocuparía a san Jerónimo durante más de treinta años. Tras la muerte de su valedor, se estableció definitivamente en Belén, en una cueva junto al lugar donde la Palabra se hizo carne. Allí, rodeado de manuscritos y con la ayuda de discípulas como santa Paula y santa Eustoquia de Roma (c. 368 - 419/420) que era hija de santa Paula. Ambas acompañaron a san Jerónimo en su viaje a Oriente, estableciéndose en la ciudad de David.
¿Cuál fue la genialidad de san Jerónimo? Su revolucionario principio de la Hebraica veritas (la verdad hebrea). Mientras que las versiones latinas existentes se basaban principalmente en la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento), san Jerónimo insistió en volver a las fuentes originales hebreas y arameas. Esto le granjeó no pocas críticas de contemporáneos ilustres, como san Agustín, quienes veían con recelo abandonar la tradición de la Septuaginta, usada por los propios Apóstoles.
Sin embargo, san Jerónimo perseveró, convencido de que solo bebiendo de la fuente original se podía ofrecer a la Iglesia una versión de la Biblia más precisa. Tradujo los 46 libros del Antiguo Testamento del hebreo (a excepción de algunos que revisó de la Vetus Latina), y revisó y tradujo los Evangelios y el resto del Nuevo Testamento del griego original. El resultado fue la conocida como Vulgata, llamada así por su objetivo de ser la edición accesible al pueblo (vulgus). Fue un trabajo de erudición, disciplina y fe.
Este esfuerzo fue un ejercicio filológico y un acto de amor pastoral. Como bien saben quienes se dedican a la formación de seminaristas y sacerdotes, poner la Palabra de Dios al alcance de los fieles de manera comprensible y fiel es una misión sagrada.
ǞǞǞ Vulgata 从 san Jerónimo trascendió con creces su propósito inicial. Durante más de un milenio, fue el texto bíblico de referencia en todo el Occidente cristiano.
ǞǞǞ Vulgata no era una traducción perfecta –el propio Jerónimo era consciente de sus limitaciones–, pero su fidelidad e impacto la convirtieron en un tesoro para la fe y la cultura. Su trabajo recuerda la importancia de tener santos patrones que, como san Jerónimo, dedican su vida al servicio de la Verdad.
¿Significa esto que la Vulgata es la única 圣经 válida? En absoluto. El propio espíritu de san Jerónimo de volver a las fuentes es el que impulsa a la Iglesia. El Concilio Vaticano II, en la constitución dogmática Dei Verbum, alentó la creación de nuevas traducciones basadas en los textos originales hebreos, arameos y griegos, que hoy conocemos con mucha más precisión gracias a la arqueología y la papirología.
Fruto de este impulso, el papa san Pablo VI promulgó en 1979 la Nova Vulgata, una revisión de la versión de san Jerónimo a la luz de la crítica moderna que sigue siendo el texto de referencia para la liturgia latina.
Paralelamente, han surgido excelentes traducciones a las lenguas vernáculas. Un ejemplo paradigmático es la Biblia de la Universidad de 纳瓦拉. Realizada por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, esta versión es heredera directa del rigor y el amor por la verdad de san Jerónimo.
Ofrece una traducción fiel y elegante del texto original, además de haber estar enriquecida con extensas notas y comentarios extraídos de la Patrística, del Magisterio de la Iglesia y de grandes santos, lo que permite al lector profundizar en la riqueza inagotable de la Palabra de Dios. Es una herramienta formidable para la meditación personal y el estudio, un recurso que todo seminarista y sacerdote debería tener a su alcance.
La vida de san Jerónimo va más allá de su obra. Nos enseña una actitud ante la 圣经: una mezcla de rigor intelectual y piedad humilde. Nos recuerda que acercarse a la Escritura no es un ejercicio académico, sino un encuentro personal con Cristo. En sus páginas descubrimos el rostro de Dios que da sentido a nuestra vida.
Para la Fundación CARF, apoyar la formación de un seminarista o un sacerdote diocesano es, en esencia, continuar la misión de san Jerónimo. Es dar a la Iglesia futuros pastores que, como él, amen la Palabra de Dios, la estudien con pasión, la mediten en la oración y la sepan transmitir con fidelidad a los fieles. Un sacerdote bien formado es un sacerdote que conoce y ama la 圣经, y que puede, a su vez, enseñar a su pueblo a no ignorar a Cristo.
出于这个原因、 hacer un donativo para la formación de estos jóvenes es invertir directamente en la evangelización y en el futuro de la Iglesia, asegurando que la luz de la Palabra, tan bien custodiada y transmitida por san Jerónimo, siga brillando en el mundo.
圣杰罗姆 fue más que un traductor, un servidor de la Palabra, un hombre que dedicó su vida a hacer accesible el tesoro de la 圣经. Su Vulgata unificó los textos bíblicos de la Iglesia de Occidente y se convirtió en el cauce a través del cual la revelación divina nutrió la fe, la cultura y el pensamiento de cientos de generaciones.
Su ejemplo nos invita a retomar nuestras Biblias, a leerlas con el mismo amor y reverencia que él lo hizo, y a descubrir en ellas la voz viva de Dios que nos habla. Porque, como él nos enseñó, ignorar la Escritura es, y siempre será, ignorar a Cristo.