Relata su vocación y cómo el rezo del rosario fortaleció su fe en un área predominantemente musulmana, donde vivir la fe católica quiere decir jugarse la vida cada día.
Cosmas Agwu Uka es un sacerdote de la diócesis de Umuahia, Nigeria. Estudió la Licenciatura en Filosofía en la 圣十字教廷大学, en Roma, gracias a una ayuda al estudio de la Fundación CARF. Relata su vocación y cómo el rezo del rosario fortaleció su fe.
Nació el 29 de junio de 1990. Su padre, Stephen Ukwa Uka, ya fallecido, y su madre, Felicia Uka, vivían en la parte norte de Nigeria en aquel momento.
El padre de Cosmas trabajaba como funcionario mientras que su madre era comerciante. Ambos eran y son, católicos y criaron a sus hijos en la religión católica. Cosmas fue bautizado en la catedral de san José de Kaduna el 21 de julio de 1990 y es el último de seis hijos, cuatro chicas y dos chicos.
回顾过去,对我来说非常有趣的是,在我的整个教育过程中,我只上过传教士学校。事实上,我是在圣约瑟夫托儿所和卡杜纳小学开始接受幼儿教育的。从那以后,我们搬了家,我去了卡库里的圣安妮托儿所和小学,仍然在卡杜纳州。
Fue en St. Anne's donde recibió por primera vez la llamada al sacerdocio. El deseo de convertirse en sacerdote le motivó a comenzar las clases de catequesis para recibir la sagrada Comunión, incluso desde una edad temprana. Fue entonces cuando se unió al grupo de monaguillos y a servir en el altar.
En su infancia, todos los niños se habían apuntado a un grupo llamado Cruzada del Rosario, donde se les enseñaba a rezar el rosario todos los días y a leer la Biblia. Aquello tuvo lugar dentro de un 以穆斯林为主的地区, donde vivir la fe católica quiere decir jugarse la vida cada día, pero esta situación solo fortaleció mi fe.
«Cuando me impusieron la sotana blanca significó para mí lo que iba a ser por dentro y también que iba a ser una luz en el mundo. Era una gran responsabilidad, pero me dio alegría», nos cuenta este sacerdote nigeriano.
Habiendo completado su educación primaria, sus padres, recordando que Cosmas había expresado un profundo deseo de ser sacerdote, le inscribieron en el seminario menor de la Inmaculada Concepción Ahiaeke Umiahia, en el estado de Abia. Allí comenzó a comprender de manera gradual y más cercana su llamada al sacerdocio.
Este deseo fue alimentado aún más por los formadores ejemplares y dedicados que estaban en el seminario en ese momento. «Estando en el seminario llegué a amar la Eucaristía a través de la celebración diaria de la Santa Misa», comenta Cosmas.
Del seminario menor pasó al año de discernimiento espiritual, después de completar el trabajo apostólico de una año. En el año espiritual fue investido con la sotana, una etapa fundamental en su camino hacia el sacerdocio.
«La sotana en ese momento significaba que había puesto mis manos en el arado y ya no podía mirar atrás. La sotana blanca también significó para mí lo que iba a ser por dentro y que iba a ser una luz en el mundo. Era una gran responsabilidad, pero me dio mucha alegría», cuenta Cosmas, sacerdote nigeriano.
Cosmas, comenzó sus estudios filosóficos y de Teología en el año 2009 y terminó en 2017. La buena formación es imprescindible para ser un buen sacerdote, es un pilar de su vocación, ya que le enseña a apreciar la sabiduría de la Iglesia para poder ser un buen pastor en la vida de los fieles.
«Un aspecto edificante e inspirador de mi formación en el seminario fue el hecho de que al final de cada año académico se nos enviaba a realizar un trabajo apostólico. Cada seminarista fue destinado a una localidad donde vivíamos entre la gente, les enseñábamos, rezamos con ellos y alimentábamos su fe», cuenta emocionado.
Cumpliendo con los requisitos filosóficos y teológicos, y habiendo sido instalado como lector y acólito, fue ordenado diácono en diciembre de 2017, más tarde fue ordenado sacerdote el 21 de julio de 2018. «Desde el día de mi ordenación tengo más claro que Dios realmente dirige los asuntos de los hombres. Esto es así porque providencialmente fui ordenado en la misma fecha de mi bautismo, el 21 de julio. Un feliz y significante coincidencia», comenta sonriendo.
Después de su ordenación sacerdotal, fue enviado a trabajar en el seminario como formador. «Fue realmente una experiencia maravillosa regresar para ayudar a acompañar a jóvenes seminaristas vibrantes a discernir su llamada al sacerdocio. Mi vida como sacerdote ha estado llena de grandes experiencias, comenzando con la celebración de los sacramentos y especialmente con la celebración diaria de la Misa», comenta este sacerdote.
La necesidad de ir a Roma a estudiar se fundamentó en la solicitud del seminario mayor provincial de que se enviaran más sacerdotes al seminario para atender las exigencias de la formación espiritual, intelectual, pastoral y humana de los seminaristas.
«Mi obispo, Mons. Lucius I. Ugorji, quien es el presidente provincial de la comisión del seminario, decidió que fuera a Roma a estudiar Filosofía, en una Universidad Pontificia de la Santa Cruz, a fin de obtener la calificación requerida que me permitiera enseñar en el seminario mayor».
Mi obispo solicitó una beca a la Fundación 援助贫困教会. Sin embargo, debido a la gran cantidad de solicitudes de becas, nuestra solicitud no fue aceptada. Grande fue mi alegría cuando recibí la noticia de que había una posibilidad para formarme en Roma gracias a la ayuda de CARF基金会 . Así que solicitamos una ayuda para que yo pudiera estudiar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y, todo gracias al apoyo de la Fundación CARF.
«Mi tiempo en Roma es realmente maravilloso y edificante. El estudio filosófico ha sido revelador y alucinante. Por lo tanto, siempre estaré en deuda con la Fundación CARF y sus benefactores por brindarme esta oportunidad de estudiar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Quedo agradecido por esta ayuda que me fue otorgada y les aseguro mis oraciones».
Gerado Ferrara
Licenciado en Historia y en Ciencias Políticas, especializado en Oriente Medio. Responsable del alumnado en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.