Antes de sumergirnos en la novena a la Inmaculada, es esencial comprender el significado de la Inmaculada Concepción.
La doctrina de la Inmaculada Concepción fue proclamada como dogma por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, a través de la bula papal Ineffabilis Deus, que declara que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo.
España desempeñó un papel determinante en la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, principalmente debido a la profunda devoción que el país siempre ha tenido hacia la Virgen María, especialmente bajo la advocación de la Inmaculada.
«La Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano», bula Ineffabilis Deus.
La Virgen quiso acompañar esta proclamación, antes y después, en las apariciones a santa Catalina Labouré, en la Rue du Bac de París, a Alphonse Ratisbonne, en Roma, a santa Bernadette, en Lourdes, y a los pastorcitos en Fátima.
San Maximiliano Kolbe, fundador de las Milicias de la Inmaculada y mártir en Auschwitz, desarrolló la teología de la Inmaculada Concepción creada y la Inmaculada Concepción increada. La primera se refiere a la gracia original conferida a la Virgen María en el momento de su concepción, asegurando su inmunidad al pecado original desde el primer instante de su existencia. La segunda se refiere al Espíritu Santo, como eterna concepción inmaculada procedente del Amor entre el Padre y el Hijo, y que, por su condición de esposo de la Virgen, confiere a María ser medianera de todas las Gracias. Su legado destaca la importancia de la Inmaculada Concepción en la espiritualidad católica y la entrega incondicional a la voluntad divina.
En 1954 el papa Pío XII proclamó un año mariano en la Iglesia universal, para celebrar el centenario de la definición dogmática de la Inmaculada.
La devoción a la Inmaculada Concepción de María ofrece a todos nosotros un modelo de santidad en la figura de María. Al honrar su pureza e inspirarnos en su vida como ejemplo de obediencia y entrega a la voluntad de Dios.
La novena, del latín novem, consiste en rezar durante nueve días consecutivos para confiar una intención o pedir una gracia particular a Dios a través de la Santísima Virgen María. Esta costumbre de rezar la novena a la Inmaculada es una forma de prepararnos interiormente para la fiesta de la Inmaculada Concepción los nueve días previos. Se puede asistir a misa, rezar el Santo Rosario u otras devociones marianas, lo más importante es vivirla personalmente.
¡La Inmaculada Concepción es un misterio tan grande que nueve días no son suficientes para contemplarla! Sin embargo, el tiempo dedicado a la novena a la Inmaculada permite que nuestros corazones se preparen para celebrar con alegría la primera gran fiesta mariana del año litúrgico. Esta novena a la Inmaculada, que ha sido fomentada y bendecida por la Iglesia, se reza, cada año en todo el mundo, del 30 de noviembre al 8 de diciembre.
Para vivir esta novena, te proponemos meditar diariamente el Evangelio. san Josemaría aconsejaba poner más empeño en la conversación asidua con la Virgen, con un delicado esmero en la oración, la mortificación, el trabajo profesional; y procurando vivir detalles pequeños de cariño con Ella.
«A Jesús siempre se va y se vuelve por María». (San Josemaría, Camino, 495).
Te recomendamos la siguiente guía que con ayuda de algunas ideas surgidas del cariño de san Josemaría y del Papa Francisco a la Virgen, pueden ayudarte a prepararte durante los días previos a la fiesta de la Inmaculada Concepción.
Día 1 - La Anunciación: reflexionamos sobre el momento en que el ángel Gabriel anunció a María que sería la Madre del Salvador.
Día 2 - La Visitación: meditamos sobre la visita de María a su prima Isabel y la alegría que trajo consigo.
Día 3 - La Natividad de María: celebramos el nacimiento de la Virgen María y su importancia en la historia de la redención.
Día 4 - La Presentación de María en el templo: consideramos el acto de presentar a María en el templo como un símbolo de consagración.
Día 5 - La Perpetua Virginidad de María: reflexionamos sobre el compromiso de María con la virginidad perpetua.
Día 6 - María, Espejo de Justicia: contemplamos a María como un modelo de virtud y justicia.
Día 7 - María, Refugio de los Pecadores: nos acercamos a María en busca de refugio y perdón.
Día 8 - María, Reina del Cielo y de la Tierra: reconocemos la realeza de María en la familia divina.
Día 9 - La Inmaculada Concepción: celebramos el dogma central, la concepción sin pecado original de María.
¡Que esta novena a la Inmaculada sea un camino de gracia y bendiciones para todos!