Rezar por los sacerdotes es una misión de amor y responsabilidad. El papa Francisco nos recuerda que un sacerdote no se hace solo; necesita el apoyo y la oración de todos nosotros. En su exhortación Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y en muchas homilías, el Papa subraya que el camino del sacerdocio está profundamente ligado a todos los cristianos.
La vocación sacerdotal implica grandes sacrificios y desafíos, y los sacerdotes se enfrentan a dificultades que pueden debilitar su misión, si no reciben el apoyo necesario. Por eso, nuestras plegarias son un acto de amor y compromiso, una manera de cuidar a aquellos que, a su vez, nos cuidan y nos acercan a Dios.
San Josemaría Escrivá enseñó que el sacerdote, aunque hombre entre los hombres, ¡es el mismo Cristo! A través de nuestra oración, podemos ser su escudo y fortaleza. Los sacerdotes son directores espirituales y ejemplos vivos de amor y entrega a Cristo, pero también necesitan de nuestras plegarias para mantenerse firmes en su vocación. Rezar por ellos es un acto de empatía y apoyo profundo, un gesto de amor que los acompaña y fortalece en su misión diaria de servicio. Y las oraciones son de ida y vuelta, ya que todos los sacerdotes rezan a diario en la Liturgia de las Horas por todos los seres humanos de todo el planeta.
Rezar por los sacerdotes es una forma sencilla y profunda de acompañarlos en su misión. Hay muchas formas de hacerlo; una opción fácil y al alcance de todos es incluirlos en nuestras intenciones diarias: dedicar una plegaria por ellos, cada día, como perla de amor que enriquece a la Iglesia.
También puedes ofrecer un rosario o la celebración de la Misa en su nombre; o participar en una nono especialmente dedicada a su santidad y fortaleza.
Además, en momentos de silencio y meditación, pide a Dios que les dé fuerza y sabiduría para afrontar los retos de la soledad o las incomprensiones. Estas oraciones los sostienen espiritualmente y les recuerdan que no están solos en su camino.
La oración de los fieles es un momento puntual de la Santa Massa en el que, unidos como un solo corazón, elevamos las peticiones a Dios por distintas intenciones, entre ellas, no te olvides de la santidad de vida y de la misión de los sacerdotes. En esta oración pedimos por quienes se han entregado al servicio de la Iglesia.
Esta plegaria tiene un valor incalculable, porque reconocemos que los sacerdotes, como todos seres humanos, necesitamos de la gracia y la fortaleza de Dios para ser fieles y serviciales. Es una muestra de gratitud, pues al pedir por ellos, también reconocemos su sacrificio y dedicación. Esa oración conjunta refleja el deseo de todos de ver a los sacerdotes como modelos de Cristo que, como el buen pastor, cuida de su rebaño con ternura y valentía.
La oración de intercesión es una plegaria en la que pedimos a Dios por el bien de otros, en este caso, por los sacerdotes.
La oración aporta una riqueza incalculable a la Iglesia por el don del ministerio sacerdotal y de la vida consagrada en sus múltiples carismas e instituciones. Damos las gracias a Dios por la vida y por el testimonio de tantos sacerdotes y personas de vida consagrada.
Nel Fondazione CARF trabajamos con dedicación para apoyar la formación integral de sacerdotes diocesanos de todas partes del mundo. Este esfuerzo es posible gracias a la generosidad de los benefactores y amigos, y, sobre todo, a las oraciones constantes de quienes valoran la misión sacerdotal.
Los benefactores de la Fundación CARF forman un grupo de cristianos comprometidos que además de apoyar económicamente, se unen en oración, no solo por las vocaciones de los futuros sacerdotes, sino también por aquellos que ya están desarrollando su misión.
Rezamos para que todos ellos, presentes y futuros, reciban la gracia necesarias para llevar adelante su vocación, superando los desafíos y viviendo con alegría su servicio a la Iglesia diocesana y al mundo.