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La vocación sacerdotal de Juan Sebastián

18/09/2025

Juan Sebastian, seminarista de argentina, en su estancia en Bidasoa

Este joven seminarista argentino describe su vocación como un «regalo inmerecido», una historia de fe que le ha llevado a España para formarse en Pamplona y ser «pescador de hombres».

Juan Sebastián Miranda (1997) es un seminarista argentino de la diócesis de San Roque. Explica con emoción que su vocación es un «regalo inmerecido», una historia que Dios escribió a través de personas sencillas que, sin saberlo, le fueron guiando hacia Él.

Estudia el tercer año del Bachillerato en Teología en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra y es su segundo año residiendo en el seminario internacional Bidasoa, donde continúa con este camino que el Señor le ha trazado.

El camino a la vocación del mayor de seis hermanos

Juan es el mayor de seis hermanos. Sabe lo que es compartir y ceder. Creció en una familia católica, aunque durante muchos años no fueron practicantes.

«De un tiempo a esta parte, por pura gracia de Dios, he visto cómo mi famiglia ha comenzado a asistir nuevamente a la Misa dominical», expresa con ilusión.

Juan estaba estudiando la carrera de Educación Física. «Entre el ritmo frenético de la carrera también sentía la inquietud por la llamada al sacerdocio».

juan sebastina seminarista argentino
Juan Sebastián (a la derecha de la imagen), en una parroquia de San Roque.

Este seminarista recuerda el momento concreto que marcó un antes y un después en su vocación. «Era el último día de la novena a la Inmaculada Concepción, patrona de mi parroquia. Durante esos días, un predicador nos ofrecía una breve reflexión antes de la Santa Misa, y nos pedía llevar la Biblia.

Aquella tarde llegué desanimado, sin ninguna gana, y solo fui porque era animador del grupo de jóvenes. Me senté en el último banco, apartado, con la Biblia a un lado, escuchando de fondo la predicación sin prestarle demasiada atención», nos cuenta.

De pronto una voz interior le decía: “Abre Lc. 5,10”. Juan la ignoró pero volvió a repetirse: “Abre Lc. 5,10”. Otra vez la dejó pasar. A la tercera vez que escuchó esa voz que le insistía, no pudo dejar de abrir el Nuevo Testamento y leer el pasaje.

Lucas 5,10 es un versículo bíblico donde Jesús se dirige a Simón Pedro después de una pesca milagrosa y le dice: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». 

Juan Sebastián relata que en ese tiempo vivía con dudas sobre si el Señor le llamaba para ser sacerdote. Pero ese día, con esas palabras, todo se aclaró. Ese versículo lo iluminó todo. Sintió que Dios le confirmaba lo que quería de él. «Desde entonces, mi vida ha sido un intento, imperfecto, pero sincero, de responder a esa llamada y cumplir Su voluntad».

Juan Sebastian en el camino de su vocación como sacerdote

Ser el sacerdote que el mundo espera

En este camino hacia el sacerdocio tiene muy claro lo que el mundo actual necesita, y son presbíteros que se identifiquen profundamente con Cristo.

«La oración y la intimidad con Dios no pueden ser descuidadas. Solo un corazón enraizado en esa relación puede responder a las necesidades de la sociedad y guiarla por el camino de la esperanza», subraya Juan Sebastián.

Y así, este seminarista sigue caminando, con sus límites (como todos), pero con la certeza de que Dios está escribiendo su historia. «Cada día le pido que me ayude a ser fiel, para que en mi debilidad se manifieste su fuerza», añade.

Los desafíos de su diócesis en San Roque

Juan se está formando en España para regresar de nuevo a su diócesis en San Roque, una circunscripción muy extensa: cuenta con 24 parroquias, cada una con amplias zonas rurales y numerosas comunidades.

«Mi parroquia atiende a unos 25.000 habitantes, más diez comunidades rurales, y solo tiene un sacerdote». En total, la diócesis supera los 500.000 fieles, atendidos solo por 41 sacerdotes entre diocesanos, misioneros y religiosos.

Por esta razón, la formación del sacerdote es esencial, sobre todo para hacer frente además a otro desafío que está calando en su región: el crecimiento del protestantismo.

«Uno de nuestros grandes retos es llegar a lugares donde no pueden celebrar la Santa Misa diaria por la escasez de sacerdotes. Además, también es muy importante acompañar a los jóvenes que, en una sociedad marcada por el individualismo, buscan llenar su vacío existencial con las redes sociales y la necesidad constante de ser vistos, sin encontrar un sentido profundo a la vida», expresa con preocupación.

amigos parroquia juan sebastian
Juan Sebastián posa junto a algunos amigos después de celebrar la Santa Misa.

Evangelizar en una sociedad secularizada

Para Juan Sebastián, el individualismo imperante en la sociedad es un problema que necesita un cambio de paradigma. Y en este cambio es vital que el cristiano demuestre al mundo que no está llamado a vivir aislado, sino a salir al encuentro del otro.

«En una sociedad que se aleja de Dios y acomoda la verdad a su conveniencia –a veces por ignorancia–, el testimonio cercano y comunitario es más necesario que nunca», expresa.

En estos años de estancia en España, le ha llamado la atención que, por lo general, la gente es bastante religiosa, especialmente las personas mayores. Ha observado ese aprecio por las tradiciones, como las procesiones de Pasqua.

Juan se encuentra en Bidasoa, un seminario internacional situado en Pamplona. "Es un lugar donde se reúne una familia mundial, donde uno va conociendo otros hermanos que comparte la misma fe, la misma locura de querer servir al Señor desde la llamada al sacerdocio».

«Creo que sería hermoso que esa misma pasión por la Semana Santa se viviera también en la Eucaristía, en la Confesión y en los sacramentos. En mi país no tenemos esa misma expresión cultural, así que para mí ha sido algo nuevo y enriquecedor», concluye Juan Sebastián, con la esperanza de volver a Argentina con fuerza y entusiasmo.


Marta Santíngiornalista specializzata in religione.


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