La Iglesia celebra cinco años de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia sobre la belleza y la alegría del amor familiar. Ese mismo día el papa Francisco inaugurará el año dedicado a ella, que terminó el 26 de junio de 2022, con ocasión del X Encuentro Mundial en Roma con el Santo Padre.
Tanto la gran prole humana, y cada una de las familias que habrían de componerla, es uno de los instrumentos naturales queridos por Dios para que los hombres cooperen en su misión creadora.
La voluntad de Dios de contar con ella en su plan salvador se confirmará, con el cumplimiento del plan divino. Cuando nace Jesús, en Nazaret, de María, por obra del Espíritu Santo. Y Dios provee para su Hijo un núcleo familiar, con un padre adoptivo, José, y con María, la Madre virginal. Quiso el Señor que, también en esto, quedara reflejado el modo en que Él desea ver nacer y crecer a sus hijos los hombres.
“¿Qué nos enseña la vida a la vez sencilla y admirable de esa Sagrada Familia?” A esta pregunta que nos sugiere Ssan Josemaría podemos responder con palabras del Catecismo, señalando que la familia cristiana, a imagen de la de Jesús, es también iglesia doméstica porque manifiesta la naturaleza de unión y familiar de la Iglesia como familia de Dios.
La de Nazaret es la modelo en la que todas las del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración dice el papa Francisco
Toda familia tiene una entidad sagrada, y merece la veneración y solicitud de sus miembros, de la sociedad civil y de la Iglesia. Tanto por su misión natural y sobrenatural, por su origen, por su naturaleza y por su fin, es grande la dignidad de la familia cristiana.
El hogar ha de ser la escuela primera y principal donde los hijos aprendan y vivan las virtudes humanas y cristianas. El buen ejemplo de los padres, de los hermanos y de los demás componentes se refleja en la configuración de las relaciones sociales que cada uno de los miembros establece. La realidad familiar funda unos derechos y unos deberes.
En los momentos actuales de la vida de la sociedad, se hace especialmente urgente volver a inculcar el sentido cristiano en el seno de tantos hogares. La tarea no es sencilla pero sí apasionante. Para contribuir a esta inmensa labor, que se identifica con la de volver a dar tono cristiano a la sociedad, cada uno ha de empezar por barrer la propia casa.
Amoris laetitia es la segunda exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2016 y hecha pública el 8 de abril del mismo año.
Por esto surge esta iniciativa del papa Francisco, que se propone llegar a todos los hogares del mundo a través de diferentes propuestas. Surge de la experiencia de la pandemia. En ella se ha puesto de relieve el papel central del hogar cristiano como Iglesia doméstica y la importancia de los lazos comunitarios entre ellos, que hacen de la Iglesia una “familia de familias” AL 87.
Están invitadas a participar tanto las conferencias episcopales, diócesis, parroquias, movimientos eclesiales, asociaciones familiares pero especialmente las cristianas de todo el mundo, son las protagonistas con nuevas propuestas.
El Papa, también ha recordado que, a imitación de la Sagrada Familia, «estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza».
Esta fiesta «nos presenta el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica Amoris laetitia».
“La vida cristiana es una vocación y un camino a la santidad, una expresión del 'rostro más bello de la Iglesia' (Gaudete et exsultate 9)”.
El Papa recuerda la importancia de hacer las paces. En la fiesta de la Sagrada Familia, el papa Francisco invita a seguir el modelo de Nazaret y da algunos consejos para un ambiente sano: «si discuten, hagan las paces el mismo día, la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa».
El pontífice ha recomendado una serie de acciones para que se pueda experimentar una comunión sincera y se viva profundamente este año Amoris Laetitia.
De esta manera, ha puntualizado Francisco, «la familia se abre a la alegría que Dios da a todos aquellos que saben dar con alegría, pero también halla la energía espiritual para abrirse al exterior, a los demás, al servicio de sus hermanos, a la colaboración para la construcción de un mundo siempre nuevo y mejor; capaz, por tanto, de ser portadora de estímulos positivos; evangelizadora con el ejemplo de vida».
Así mismo, ha vuelto a enunciar las tres palabras que siempre tienen que prevalecer: permiso, gracias y disculpa. «Permiso para no ser invasivo en la vida de los demás, después gracias, gracias de tantas ayudas y servicios que hacemos; agradecer siempre, pero la gratitud es la sangre del alma noble y luego la más difícil de pronunciar: disculpa». Porque como ha dicho el Papa: «siempre hacemos cosas feas y alguien se puede sentir ofendido».
Bibliografía: