Los seminaristas y sacerdotes diocesanos, y religiosas y religiosos,
proceden de 131 países de los cinco continentes. A ellos regresan, finalizados sus estudios, para desarrollar una labor pastoral y social de valor incalculable. El sacerdote católico no hace acepción de personas o de creencias porque ve en cada uno de nosotros al mismo Cristo. Por eso se preocupa de todos los seres humanos sin importar su procedencia.
Cada curso se forman unas 300 seminaristas entre Bidasoa, en Pamplona, y Sedes Sapientiae, en Roma.
Y aproximadamente 1.700 sacerdotes diocesanos en la
PUSC y en las Facultades Eclesiásticas de la
UNAV, además de casi un centenar de personas de vida consagrada.
Puedes solicitar más información sobre esta labor desarrollada por la Fundación CARF, desde hace 35 años, en
carf@fundacioncarf.org y sobre el tratamiento fiscal de donativos que la ley ha mejorado desde el 1 de enero de 2024.