Este joven sacerdote sueña con ser misionero. Creció en una familia numerosa y modesta, siendo el menor de seis hermanos. Desde una temprana edad, Lucas experimentó una llamada especial hacia la fe católica, inspirada por el ejemplo de las Misioneras de la Caridad, las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta.
Lucas se encuentra en Roma (2025), cursando su primer año de estudios de teología en la 圣十字教廷大学, como parte de su formación para el sacerdocio, gracias a una beca parcial ofrecida por la Fundación CARF.
Su historia refleja un profundo amor por Dios, un compromiso con la misión evangelizadora y una vida marcada por la gratitud hacia la comunidad espiritual que lo ha acogido.
Uruguay es el país más ateo y secularizado de Latinoamérica. Hay una fuerte presencia de la masonería, con muchas leyes inmorales según la fe cristiana, como las relacionadas con el aborto, el uso de marihuana y los derechos LGBTQ+.
«A pesar de todo, hay mucha gente que cree en Dios, aunque sin practicar su fe. Las iglesias están cada vez más vacías. La gente sólo bautiza a los niños por tradición, "porque es algo que se hace", pero no con plena conciencia del sacramento. También, por costumbre, envían a los niños a la catequesis para hacer la primera comunión, y después de recibir el sacramento, no regresan más a la iglesia. Pero, gracias a Dios, nuestros pastores hacen un gran trabajo de evangelización para dar a conocer a Dios, que es solo amor y misericordia. Mi familia también es católica solo por tradición, pero gracias a Dios, yo me deje alcanzar por Él», nos cuenta Lucas.
«Cerca de mi casa están las Misioneras de la Caridad, las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta. Allí tienen un hogar para enfermos de sida, también visitan a las familias del barrio, dan catequesis a los niños, dan la comunión a los enfermos y a los ancianos, y muchas otras cosas». Su madre solía ir a la misa pre-festiva del domingo en la capilla de las hermanas, y como Lucas estaba muy apegado a ella, la acompañaba. «Aunque me aburría mucho, me encantaba ver y participar en la liturgia, miraba todo lo que sucedía, sobre todo lo que hacía el sacerdote», comenta Lucas.
Casi un año después de haber hecho la primera comunión, a la edad de 11 años, llegó una nueva hermana. «Ella dio inicio a un grupo misionero de niños, nos llamábamos los misioneritos del santo rosario».
Después de un cierto tiempo de formación, rezaba una consagración al Inmaculado Corazón de María, que renovaba cada año. En dicha consagración prometía principalmente dos cosas: ir a Misa todos los domingos y rezar el Santo Rosario todos los días. Su lema era «Todo por Jesús a través de María». Y estas cosas realmente trató de vivirlas, la 弥撒 y el Santo Rosario. «Creo que sin esta preparación me hubiera sido más difícil vivir y aceptar mi vocación».
La actividad como misioneros consistía básicamente en la formación que recibían de las hermanas, y la misión de dar a conocer la importancia de rezar el rosario, especialmente rezarlo en familia. Esto lo hacían todos los domingos, en los que iban a Misa caminando, rezando juntos el Santo Rosario y llevando una imagen de los Sagrados Corazones. «Se dejaba la imagen en una familia, en la cual rezábamos juntos, y al domingo siguiente, la buscábamos y la llevábamos a otra familia, y así sucesivamente».
Y aquí es donde nació y floreció si mayor deseo: ser misionero. No sólo gracias a que formaba parte de este hermoso grupo, sino también por el gran ejemplo que daban las hermanas. Fue muy hermoso para él ver consagradas que dejaban todo, yendo a lugares lejos de sus familias, con otra cultura, idioma, etc., y se volvían "uruguayas" sólo por amor a Jesús, para saciar su sed de amor por las almas.
Los sacerdotes de la Obra de Jesús Sumo Sacerdote, comunidad a la que hoy pertenece, celebraban la Sagrada Eucaristía tres días a la semana para las hermanas de la Madre Teresa. A ellos los conocía, pero no tenía una relación, más allá de verlos y saludarlos.
A las hermanas apostólicas de la Familia de María (comunidad asociada a la Obra sacerdotal) las conocía de verlas en las Misas Festivas de la diócesis, donde muchas veces cantaban o hacían flores para la liturgia, pero al igual que con los sacerdotes, no tenía una relación con ellas.
Las hermanas de la Madre Teresa, viendo la realidad de su parroquia donde Lucas era el único joven, y sabiendo que en la Familia de María había un buen grupo de jóvenes de distintas parroquias, le invitaron a ir y formar parte del grupo. «Yo no quería ir, así que rechacé la propuesta, pero una hermana no se dio por vencida e insistió durante todo un año para que fuera. Para que me dejara en paz, acepté, yo quería ir una sola vez, darle el gusto a la hermana y no volver nunca más, pero los caminos del Señor son diferentes a los nuestros», nos cuenta Lucas.
A principios de 2014 le pregunto a uno de los sacerdotes si era posible participar en el campamento de verano organizado por la comunidad a finales de enero, y con mucho gusto el sacerdote le dijo que sí.
Lucas, no conocía la comunidad, no sabía nada de la espiritualidad ni del apostolado, pero el primer día del campamento comprendió en su corazón que esa era la comunidad donde Dios le quería. «Era mi lugar en el mundo, era para mí una certeza tan grande que nadie me la podría quitar jamás. Mi plan era no volver nunca más, pero después de esta primera experiencia en el campamento nunca me perdí ninguna de las actividades que realizaban, era para mí lo más importante y hermoso que me podía pasar».
En el Año de la Misericordia 2016, cerca de su liceo, se encuentra el santuario nacional, de la Virgen de los treinta y tres, patrona de Uruguay. Allí tuvieron la gracia de tener una puerta santa. «Casi nunca iba a la catedral para aprovechar la gracia de la 全体赦免, pero una vez, por providencia, cuando salí del liceo me encontré con una hermana de la Familia de María, que también es mi madrina de confirmación, y hablando un poco con ella me animó a aprovechar la oportunidad para ganar la indulgencia plenaria».
En una de esas visitas a la Catedral, se arrodillé ante la estatua de la Virgen y le pidió que le dijera cuál era la voluntad de su Hijo para él. En aquel momento, comenzó a sonar en la Basílica una canción que fue para Lucas la respuesta a su pregunta.
La canción dice algo así; «Quiero caer en tierra y morir, si no quedaré solo, soy un grano de trigo, quiero dar mucho fruto, ser tu testigo por el mundo. Si amo mi vida, la perderé, si doy mi vida la ganaré, donde Tú estás Jesús, allí estoy yo, te sigo soy tu servidor». Esta canción había sido para Lucas la respuesta clara a su pregunta, tenía que entregar totalmente su vida al Señor para ganarla verdaderamente, y convertirse en misionero de Jesús.
A inicios del año 2018, Lucas habló con el responsable de la misión en Uruguay y le preguntó si podía hacer un tiempo de discernimiento, y también de misión junto a la comunidad. Comienza entonces en marzo del 2018, y con 18 años, a vivir junto a los misioneros.
Después de un tiempo de misión y discernimiento en Uruguay, en septiembre de 2019, fue a Roma para comenzar su formación en la Obra de Jesús Sumo Sacerdote. Actualmente está cursando su primer año de teología en la Universidad de la Santa Cruz, lo cual estoy muy contento y agradecido de esta posibilidad.
«Todavía hoy puedo decir lo mismo que hace diez años atrás, de estar convencido de que esta es la comunidad donde Dios me llama, «mi lugar en el mundo», y es en esta familia espiritual, quiero y deseo entregar mi vida, para dar a conocer el amor de Dios y de la Virgen Santísima y ser misionero de Cristo» relata Lucas.
«Quiero agradecer de corazón a todos los benefactores de la Fundación CARF por su apoyo, gracias al cual muchos seminaristas, sacerdotes, religiosos y religiosas podemos acceder a una formación buena y digna. Con esta ayuda, ustedes contribuyen a que la Iglesia sea cada vez más viva y fecunda en el mundo».
Promete oración por sus intenciones, familias y necesidades, como una pequeña muestra de su gratitud por tan hermoso y gran apoyo. También les pide oraciones por él y su vocación. «¡Que Dios les recompense cien veces más y que nuestra Madre Celestial siempre los proteja!»
Gerardo Ferrara
毕业于历史和政治学专业,专门研究中东问题。
负责罗马圣十字大学的学生工作。