Jonathas Camargo (1998) sintió la llamada de Dios durante la pandemia de la Covid-19, aunque no siempre fue así. Una de las cosas que le frenaban a dar ese paso era su miedo de abrirse a un verdadero encuentro con el Señor. Ahora, Jonathas se encuentra en Pamplona formándose como seminaristas de la diócesis de Leopoldina, Brasil.
Jonathas llego a Pamplona en 2023, donde estudia Teología en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra. Desde muy joven, participó en las catequesis en su parroquia de origen.
Dios siempre ha estado presente en la familia de Jonathas. Desde pequeño, su madre le llevaba a él y a sus tres hermanas, a la parroquia para participar en las catequesis de formación. Pero en la adolescencia, etapa de rebeldía y crisis, se alejó un poco de la fe porque lo único que hacía era asistir a Misa nada más que por precepto. No dejar la misa dominical, aunque sea solo por cumplir la norma eclesiástica y uno no tenga ningunas ganas, confiere un valor infinito que siempre lo premia Dios.
A esta desgana se unía una tentación: «De las cosas que siempre me detenía a comprometerme más con Dios era mi miedo de abrirme a un verdadero encuentro con El Señor», confiesa.
Sin embargo, el sacramento de la Confirmación fue vital para comprometerse más con la Iglesia. Recibir este sacramento es una Gracia de Dios, un sacramento que como su nombre indica, ayuda a un cristiano a comprometerse a ser testigo de Jesucristo: el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo, se logra un arraigo más profundo a la filiación divina y se une más íntimamente con la Iglesia.
Con esta determinación, Jonathas comenzó a participar en otras celebraciones de su parroquia, como las coronaciones al Sagrado Corazón de Jesús.
«Además, mi compromiso al servicio de la Iglesia fue mayor cuando ayudé a formar y coordinar un grupo de jóvenes, también en mi parroquia. Esta misión me acercó mucho a Dios», expresa.
Este joven seminarista brasileño recuerda que estar cerca de los jóvenes significa ante todo escucharlos para poder acompañarlos en su camino de fe y de amor verdadero al Señor.
Así, su unión con Dios fue creciendo, fruto de su voluntad, de las buenas personas que tenía a su alrededor como el párroco y de su propia libertad.
Jonathas cuenta el momento que sintió en su corazón una presencia impactante con el Señor: «En 2016, a los dieciocho años, fui invitado a ser ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, y con este servicio al Señor sentí en mi corazón el deber de vivir mi fe de manera más responsable».
Más adelante, con la llegada de la pandemia producidad por la Covid-19, llegó el punto de inflexión para Jonathas: «Estaba estudiando una carrera en otra ciudad cuando empezó la pandemia y con ella, todas las restricciones que nos impusieron. Por eso, volví a mi ciudad natal y me dediqué a ayudar a mi párroco en todo lo necesario para que los fieles pudieran seguir las celebraciones a través de las retransmisiones. Siendo testigo de todas las dificultades a las que nos enfrentábamos y pudiendo sentir el deseo y la expresión de fe de la gente, sentí la llamada de Dios, como una llama que ardía en mi corazón mientras participaba de una Adoración Eucarística».
Después de esta maravillosa experiencia, en 2021 comenzó su proceso de discernimiento vocacional, y en 2022 ingresó en el seminario preparatorio de su diócesis. En julio de 2023 su obispo le envió a estudiar a la Universidad de Navarra, como relata la web de su diócesis: aterrizaro en Bidasoa acompañado por el rector del seminario Nuestra Señora de Aparecida de Leopoldina, el padre Alessandro Alves Tavares.
Su experiencia en el Séminaire international de la Bidassoa le está descubriendo la gran belleza de la Iglesia universal: «Mi estancia en Bidasoa está siendo de gran provecho para mi vocación. Aquí he podido crecer aún más en mi vida de oración y además en la vida académica. La vida compartida con sacerdotes y seminaristas de los más lejanos sitios del mundo me enseña que la Iglesia es universal y que el Señor puede llegar a todos los corazones, y para eso, quiere que estemos preparados para evangelizar a todas las naciones".
Cuando termine sus estudios de Teología en Bidasoa, regresará a su diócesis donde será ordenado como sacerdote. Jonathas es consciente que todas las ciudades y países tienen sus peculiaridades y dificultades en la evangelización, pero sin oración, poco se podrá conseguir.
«Creo que, en mi diócesis, así como en toda la Iglesia, es necesario que sigamos rezando para que surjan muchas y santas vocaciones para la mies del Señor», afirma Jonathas.
Un pensamiento muy acorde con la iniciativa que propone la Iglesia para el 19 de marzo, el Día del Seminario. Y es que, lo primero que pide la Iglesia es rezar por las vocaciones. Después, y en la medida que se pueda, ayudar económicamente a sostener las vocaciones.
Su futuro lo deja en manos de Dios, pero le pide continuar con esas ganas de servir a la Iglesia donde sea necesario y «llevar la Verdad del Evangelio a todos los rincones, y jamás olvidarse de ser fiel a lo que nos pide el Señor por medio de nuestro obispo».
Marta Santín, periodista especialidada en religión.