Amistad entre dos santos: san Juan Pablo II y el Padre Pío

El Padre Pío, generoso dispensador de la misericordia divina

Capuchino italiano, (1887-1968), canonizado en 2002 en una multitudinaria ceremonia por san Juan Pablo II bajo el nombre de san Pío de Pietrelcina, este santo sacerdote recibió un don espiritual extraordinario para servir al pueblo de Dios. Este don marcó su vida, llenándola de sufrimiento, no solo el dolor físico que provocaban sus estigmas, sino también el sufrimiento moral y espiritual, consecuencia de aquellos que lo consideraban loco o estafador.

La realidad es que este santo ayudo a miles de personas a volver a la fe, a convertirse y acercarse a Dios. El Padre Pío realizó curaciones asombrosas. Y predicciones difíciles de contrastar como la realizada al propio Karol Wojtyla vaticinando su futuro papado. El francés Emanuele Brunatto acreditaba ese mismo don de profecía que le permitía averiguar de vez en cuando lo que iba a suceder. «Es Jesús –explicaba el Padre Pío– quien me deja leer a veces su cuaderno personal...».

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Privilegio de un penitente

En la Misa de canonización el 16 de junio de 2002 en la plaza de san Pedro del Vaticano, san Juan Pablo II afirmó que "el Padre Pío fue generoso dispensador de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos a través de la acogida, de la dirección espiritual y especialmente de la administración del sacramento de la penitencia. También yo, durante mi juventud, tuve el privilegio de aprovechar su disponibilidad hacia los penitentes. El ministerio del confesionario, que constituye uno de los rasgos distintivos de su apostolado, atraía a multitudes innumerables de fieles al convento de san Giovanni Rotondo”.

¿Cómo se conocieron san Juan Pablo II y Padre Pío?

La relación entre el Padre Pío y san Juan Pablo II no sólo viene por haberse celebrado las ceremonias de beatificación y canonización del fraile capuchino durante el pontificado del papa polaco, sino que, en 1948, Karol Wojtyla conoció al Padre Pío en san Giovanni Rotondo.

El primer encuentro de dos santos

Fue en abril de 1948 cuando Karol Wojtyla, un recién ordenado sacerdote, decidió conocer al Padre Pío. “Fui a san Giovanni Rotondo para ver al Padre Pío, participar de su Misa y si resultaba posible, confesarme con él”. Este primer encuentro fue muy importante para el futuro papa. Así lo reflejó años después en una carta que envió de su puño y letra, escrita en polaco, al padre guardián del convento de san Giovanni Rotondo: “Hablé con él en persona e intercambié algunas palabras, fue mi primer encuentro con él y lo considero el más importante”. Mientras el Padre Pío celebraba la Eucaristía, el joven Wojtyla se fijó especialmente en las manos del fraile, donde se veían los estigmas tapados por una costra negra “En el altar de san Giovanni Rotondo se cumplía el sacrificio del mismo Cristo, y durante la confesión, el Padre Pío ofrecía un discernimiento claro y sencillo, dirigiéndose al penitente con gran amor”.

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Las dolorosas llagas del Padre Pío

Además, el joven sacerdote se interesó por las llagas del Padre Pío: “La única pregunta que le hice fue qué llaga le producía más dolor. Yo estaba convencido de que era la del corazón, pero Padre Pío me sorprendió mucho cuando me dijo: `No, la que más me duele es la de la espalda, la que tengo en el lado derecho´”. Esta sexta herida en el hombro, como la que Jesús sufrió llevando la cruz o el patibulum camino del Calvario. Era la llaga “que más dolía”, porque había supurado y nunca había “sido tratada por los médicos”.

Las cartas que vinculan a san Juan Pablo II y Padre Pío, se remontan al período del Concilio.

La carta con fecha del 17 de noviembre de 1962 decía: “Venerable Padre, le pido que ore por una madre de cuatro hijas, de cuarenta años que vive en Cracovia, Polonia. Durante la última guerra estuvo en los campos de concentración en Alemania durante cinco años y ahora corre un grave peligro de salud, incluso de vida, debido un cáncer. Ore para que Dios, con la intervención de la Santísima Virgen, muestre misericordia para ella y su familia. In Christo obligatissimus, Carolus Wojtyla”.

En ese entonces monseñor Wojtyla, estaba en Roma y recibió la noticia de la grave enfermedad de Wanda Poltawska. Convencido de que la oración del Padre Pío tenía un poder especial ante Dios, decidió escribirle para pedirle ayuda y oraciones por la mujer, madre de cuatro hijas. Esta carta le llegó al Padre Pío a través de Angelo Battisti, funcionario de la secretaría de Estado del Vaticano y administrador de la Casa Alivio del Sufrimiento. Él mismo cuenta que después de haberle leído el contenido, el Padre Pio pronunció la famosa frase: “¡A este no le puedo decir que no!”, y añadió: “Angelo, guarda esta carta porque un día será importante”.

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Gracias por la curación

Unos días más tarde, la mujer se sometió a un nuevo examen diagnóstico que mostró que el tumor cancerígeno había desaparecido completamente. Once días después, Juan Pablo II volvió a escribir una carta, esta vez para darle las gracias. La carta decía: “Venerable Padre, la mujer que vive en Cracovia, en Polonia, madre de 4 niñas, el día 21 de noviembre antes de la operación quirúrgica se curó repentinamente. Damos gracias a Dios y también a ti venerado Padre. Expreso mi sincero agradecimiento en nombre de la señora, de su marido y de toda la familia. En Cristo, Karol Wojtyla, obispo capitular de Cracovia”. En esa ocasión el fraile dijo: “¡Alabado sea el Señor!”.

«Mirad la fama que ha alcanzado el Padre Pío, los seguidores del mundo entero que ha congregado en torno a sí. Pero ¿por qué? ¿Acaso porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque disponía de medios? Nada de eso: porque decía la Misa humildemente, confesaba de la mañana a la noche y era, es difícil decirlo, un representante sellado con las llagas de Nuestro Señor. Un hombre de oración y sufrimiento».

Papa san Pablo VI, febrero de 1971.
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Karol Wojtyla rezando ante la tumba del Padre Pío en San Giovanni Rotondo.

Las visitas de san Juan Pablo II a la tumba del Padre Pio

Wojtyla volvió a san Giovanni Rotondo en dos ocasiones más. La primera, siendo cardenal de Cracovia, en 1974 y la segunda proclamado ya Papa, en 1987. En estos dos viajes visitó los restos mortales de Padre Pío y rezó arrodillado junto a la tumba del fraile capuchino. En el otoño de 1974, entonces cardenal Karol Wojtyla, estaba de vuelta en Roma y, “al acercarse la fecha del aniversario de su ordenación sacerdotal (1 de noviembre de 1946), decidió conmemorar el aniversario en san Giovanni Rotondo y celebrar la Misa junto a la tumba del Padre Pío. Debido a una serie de vicisitudes (el 1 de noviembre fue especialmente lluvioso) el grupo compuesto por Wojtyla, Deskur y otros seis sacerdotes polacos se retrasó bastante, llegando por la noche alrededor de las 21 horas. Desgraciadamente Karol Wojtyla no pudo cumplir su deseo de celebrar la Misa ante la tumba del Padre Pío justo el día de su ordenación sacerdotal. Así que lo hizo al día siguiente”. Stefano Campanella, director de Padre Pio TV.

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Amor a los penitentes

El Padre Pío “tenía un simple y claro discernimiento y trataba al penitente con un gran amor”, escribió ese día Juan Pablo II en el libro de visitas del convento en san Giovanni Rotondo.

En mayo de 1987, san Juan Pablo II, ya convertido en Papa, visitó la tumba del Padre Pío con motivo del primer centenario de su nacimiento. Ante más de 50.000 personas, su Santidad proclamó: “Grande es mi alegría por este encuentro y lo es por varios motivos. Como saben, estos lugares están ligados a recuerdos personales, es decir a mis visitas hechas al Padre Pío durante su vida terrena, o ya espiritualmente luego de su muerte, ante su tumba”.

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San Pío de Pietrelcina

El 2 de mayo de 1999, Juan Pablo II beatificó al fraile estigmatizado, y el 16 de junio de 2002 lo proclamó santo. El 16 de junio de 2002, su santidad Juan Pablo II lo canoniza bajo el nombre de san Pío de Pietrelcina. En la homilía de su santificación, Juan Pablo recitó la oración compuesta por él para Padre Pío: 

«Humilde y amado Padre Pío: Enséñanos también a nosotros, te lo pedimos, la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre ha prometido revelar los misterios de su Reino. Ayúdanos a rezar sin cansarnos jamás, con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús. Sostennos en la hora de la lucha y de la prueba, y si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón. Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra. Acompáñanos en la peregrinación terrena hacía la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».


Bibliografía

- La Brújula Cotidiana entrevista al director de Padre Pio TV, Stefano Campanella.
- Sanpadrepio.es.
- Entrevista arzobispo polaco Mons. Andrés María Deskur, 2004.
- Homilía de Juan Pablo II, Misa de santificación, 2002.

Qué es una peregrinación y qué lugares visitar

¿Origen de las peregrinaciones?

Las peregrinaciones se remontan a los primeros siglos del cristianismo. Uno de los primeros registros documentados de peregrinaciones cristianas data del siglo IV, cuando se identificaron los lugares sagrados en Tierra Santa asociados a la vida de Jesucristo. Esto llevó a un número creciente de peregrinos a viajar a lugares como Jerusalén, Belén y Nazaret.

Sin embargo, uno de los eventos más significativos en la historia de las peregrinaciones fue el descubrimiento de las reliquias de san Pedro y san Pablo en Roma en el siglo I. Desde entonces, la Ciudad Eterna se convirtió en uno de los destinos preferidos de los peregrinos de todas las épocas y naciones.

¿Cuándo comenzaron las peregrinaciones cristianas?

A lo largo de los siglos, se empezaron a desarrollar rutas de peregrinación muy importantes en Europa, como el Camino de Santiago en España. Estos caminos conectaban lugares sagrados unos con otros y eran transitados por peregrinos de todas partes del mundo.

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El papa Francisco animó a visitar los santuarios marianos de Guadalupe, Lourdes y Fátima: «oasis de consuelo y misericordia». Audiencia General del miércoles 23 de agosto de 2023 en el Aula Pablo VI.

8 lugares de peregrinación católica

Repasamos a continuación los principales lugares de peregrinación de la Iglesia Católica. Lugares santos desde la antigüedad y algunos santuarios y basílicas dedicadas a la Virgen María, que convocan a multitud de peregrinos.

Cada año la Fundación CARF organiza dos peregrinaciones, en colaboración con alguna agencia de viaje y especialista en turismo religioso, con una importante participación de  benefactores y amigos que comparten estas experiencias únicas e inolvidables. Se trata de una manera diferente de acercarse al Señor.

Peregrinación a Tierra Santa

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En Tierra Santa nació, vivió y murió Jesús. Sus caminos son las páginas del ''quinto evangelio”. También fue el escenario de los acontecimientos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Fue tierra de batallas, como las Cruzadas; objeto de disputas políticas y religiosas.

Entre los lugares que se pueden visitar está Jerusalén, la ciudad donde Cristo hizo parte de su vida pública y donde entró triunfante el Domingo de Ramos. También se puede visitar el Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos, la iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces, la iglesia de la Condena e imposición de la Cruz, la iglesia de la Visitación, la basílica de la Natividad, y mucho más.

Peregrinación a Roma y al Vaticano

En Roma, la Ciudad Eterna, se encuentra la ciudad del Vaticano, el corazón de la Iglesia Católica. Cuenta con la basílica de san Pedro y los Museos Vaticanos, que albergan obras maestras como los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. A las afueras de Roma, se encuentran las catacumbas de san Calixto, también conocidas como la Cripta de los Papas.

Peregrinar a Roma ofrece la oportunidad de experimentar a la  Iglesia Católica como madre. Es una experiencia que fortalece la fe y ayuda a vivir la comunión con la tradición y las enseñanzas de la Iglesia Católica.

Peregrinación a Santiago de Compostela

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En España contamos con una de las peregrinaciones católicas más importantes del mundo, Santiago de Compostela. En el siglo XII, gracias al impulso del arzobispo Diego Gelmírez (1100-1140), se consolidó la Catedral de Santiago como meta de millones de peregrinos católicos. El pasado año Xacobeo 2021-2022 recorrieron el camino 38.134 peregrinos de todo el mundo.

Existen diferentes rutas para realizar esta peregrinación. La más utilizada de todas es el camino francés. Es el camino por excelencia, usado tradicionalmente por peregrinos de toda Europa y que cuenta con la red de servicios, alojamientos y señalización más completa de todas.

Peregrinación mariana al santuario de Medjugorje

Situado en Bosnia Herzegovina, la localidad de Medjugorje es famosa por las numerosas apariciones de la Virgen María desde 1981 hasta la actualidad. Pese a que la Iglesia aún no ha reconocido oficialmente estas apariciones, el papa Francisco autorizó en 2019 la organización de peregrinaciones oficiales de diócesis y parroquias, dándole un cariz de oficialidad.  

El santuario rodeado de montañas, donde se encuentra la imagen de la Virgen de Medjugorje, es una parada imprescindible para peregrinos en busca de consuelo, sanación y una profunda experiencia de fe.

Peregrinación mariana a la basílica de la Virgen del Pilar

La catedral-basílica de la Virgen del Pilar es el primer templo mariano de la cristiandad. Cuenta la tradición que en el año 40 del siglo I, la Virgen se apareció al apóstol Santiago, que se encontraba predicando en la actual Zaragoza.

La basílica, con su arquitectura impresionante y ambiente de recogimiento, es un espacio idóneo para la oración y la meditación. Los peregrinos llegan a este sagrado lugar para rendir homenaje a la Virgen del Pilar, patrona de Hispanoamérica. El día 12 de octubre, celebración de la festividad, se realizan ofrendas de flores y de frutos. También tiene lugar ese día el rosario de cristal, un desfile de 29 carrozas de cristal que están iluminadas interiormente y que representan los misterios del rosario.

Peregrinación mariana al santuario de Torreciudad

Situado en la provincia de Huesca, España, este santuario es un lugar de gran devoción mariana y es conocido en la región por ser un enclave natgural de mucha belleza. 

Los peregrinos acuden para rendir homenaje a Nuestra Señora de Torreciudad y experimentar una conversión del corazón a través, especialmente, del sacramento de la confesión. 

Este santuario, erigido gracias al impulso de san Josemaría Escrivá de Balaguer, atrae a fieles de todo el mundo que buscan fortalecer su relación con la Virgen María y crecer en su fe. La fiesta de la Virgen de Torreciudad se celebra el domingo siguiente al 15 de agosto. Todos los años, celebra la multitudinaria Jornada Mariana de la Familia que tiene lugar un sábado de septiembre.

Peregrinación mariana al santuario de la Virgen de Fátima (Portugal)

Este es uno de los santuarios marianos más importantes, en donde se apareció la Virgen de Fátima en 1917 a tres pastorcitos (Lucia, Francisco y Jacinta).

El santuario de Fátima está compuesto por varias capillas y basílicas. La principal es la basílica de Nuestra Señora del Rosario donde están las tumbas de los tres videntes. La parte exterior está flanqueada por una columnata de unas 200 columnas. Dentro de éstas hay 14 altares que también representan las estaciones del Vía Crucis.

El clima de oración que hay en Fátima ha dejado una marca indeleble en la fe de generaciones de católicos, convirtiendo este santuario en un punto de encuentro con lo divino y un símbolo de la intercesión de la Virgen María en la historia de la humanidad.

Peregrinación mariana al santuario de Lourdes (Francia)

Se trata del lugar de peregrinación para los enfermos por excelencia. Desde la gruta de Massabielle, donde la Virgen se apareció a santa Bernardita, brotó un manantial de agua pura de donde nunca ha dejado de brotar agua. Un agua milagrosa responsable de innumerables curaciones. También los visitantes dejan miles y miles de velas en acción de gracias o por una petición.

Sobre la roca donde está la gruta, se erigió la basílica de la Inmaculada Concepción, inaugurada en 1871. En Lourdes también está la basílica de Nuestra Señora del Rosario.

Cinco maneras de aumentar el número de seminaristas y sacerdotes

1. Involucrar a toda la comunidad, movimientos y parroquias.

En el día del Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por la Santidad de los Sacerdotes y seminaristas. En 2019, con motivo de esta jornada, el papa Francisco invitaba a todos los católicos a través de su red de oración a rezar por los sacerdotes y los alumnos que cursan estudios en los seminarios «para que, con la sobriedad y la humildad de sus vidas, se comprometan en una solidaridad activa, sobre todo, hacia los más pobres».

En la Fundación CARF lanzamos este año esta pequeña campaña animando a rezar por la santidad de todos los sacerdotes.

2. Sacerdotes jóvenes como modelos para los seminaristas.

Una pastoral vocacional que sirva de terreno abonado para las nuevas vocaciones empieza con mucha oración, especialmente en la adoración al Santísimo con horas santas en las parroquias, con los sacerdotes más jóvenes implicados en la pastoral juvenil. De esta forma, intensificando su vida interior y su amor por Jesús-Eucaristía, y con los sacerdotes como modelo, muchos podrían plantearse la llamada al sacerdocio. 

3. Una figura paterna para los futuros seminaristas y sacerdotes.

El papa Francisco asegura que «la paternidad de la vocación pastoral consiste en dar la vida, hacer crecer la vida; no pasar por alto la vida de una comunidad». San José es un buen modelo tanto para los seminaristas como para sus formadores en el camino hasta llegar a ser sacerdote. Con su entrega total, Jesús es la manifestación de la ternura del Padre. Por eso, «Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2,52).

El Papa nos dice que cada sacerdote u obispo tendría que poder decir como san Pablo: «[…] por medio del Evangelio, soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús» (1Co 4,15). A san Pablo le preocupaba mucho la formación de los presbíteros. En la primera carta a los Corintios expresa con vehemencia: «¿Qué queréis? ¿Que vaya a visitaros con un palo o con amor y espíritu de mansedumbre?» (1Co 4,21). Los formadores y los sacerdotes que acompañan a los seminaristas tienen que ser como un buen padre, que escucha, acompaña, acoge y corrige con dulzura, pero con firmeza. 

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4. La familia cristiana semillero de vocaciones.

La familia es el primer agente de la pastoral para las vocaciones (en todos los ámbitos de la Iglesia). La familia cristiana ha sido siempre humus y "mediación educativa" para el nacimiento y el desarrollo de las vocaciones, al celibato, sacerdotales o religiosas. 

Una pastoral familiar que integre la dimensión vocacional tiene que formar también a los padres en el diálogo con sus hijos e hijas sobre su fe y el modo de entender el seguimiento de Jesús. Pero sobre todo, las vocaciones se fraguan en el ejemplo de los padres en su amor a Dios y entre ellos.

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5. Apoyar la formación de los seminaristas.

El papa Francisco menciona cuatro pilares para sostener la formación de todo seminarista: la vida espiritual, la oración, la vida comunitaria y la vida apostólica. También profundiza en la dimensión espiritual de los seminaristas poniendo especial acento en la «formación del corazón».

Contar con sacerdotes bien formados tiene un elevado coste para las diócesis. Al entrar al seminario un aspirante al sacerdocio tiene por delante, al menos, cinco años de estudios eclesiásticos, equivalentes a una licenciatura y una especialización. Luego se suman dos años o más de doctorado en la que se contempla la realización de una tesis de investigación. 

Muchas diócesis, especialmente de países pobres, carecen o bien de recursos para mantener a sus seminaristas, o de sacerdotes con la formación suficiente para ser formadores del seminario y dar a los candidatos un acompañamiento adecuado. Aquí es donde entre la Fundación CARF y tu ayuda. Con tu donativo contribuyes a la formación y manutención de sacerdotes diocesanos y seminaristas para sus estudios en Roma y Pamplona con el compromiso de regresar a su diócesis de origen.

Una “profesión” con futuro.

Benedicto XVI, con motivo de la celebración del Año Sacerdotal de 2010,  iniciaba una carta  con una anécdota de su juventud. Cuando en diciembre del 1944, el joven Joseph Ratzinger fue llamado al servicio militar, el comandante de la compañía preguntaba a cada uno qué quería ser en el futuro. Él respondió que quería ser sacerdote católico. El subteniente replicó: «Tendrá que elegir otra cosa. En la nueva Alemania ya no hacen falta sacerdotes».

«Yo sabía –dice el Santo Padre– que esta ‘nueva Alemania' llegaba a su fin, y que después de las devastaciones tan enormes que aquella locura había traído al país, los sacerdotes serían más necesarios que nunca». Benedicto XVI añade que «también ahora hay mucha gente que, de un modo u otro, piensa que el sacerdocio católico no es una ‘profesión' con futuro, sino que más bien pertenece al pasado». A pesar de este sentimiento actual, la realidad es que el sacerdocio tiene futuro porque –como dice el mismo Papa en el inicio de su carta a los seminaristas– «también en la época del dominio tecnológico del mundo y de la globalización, las personas continuarán teniendo necesidad de Dios, del Dios manifestado en Jesucristo y que nos reúne en la Iglesia universal, para aprender con él y por medio de él la vida verdadera, y tener presentes y operativos los criterios de una humanidad verdadera».


Bibliografía:

Papa Francisco, Carta apostólica Patris corde

Congreso Europeo sobre las vocaciones, Documento de trabajo.

Papa Francisco, Mensaje para la 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

Benedicto XVI, Carta con motivo de la celebración del Año Sacerdotal 2010.

¿Por qué la Fundación CARF apoya la formación de los miembros de congregaciones católicas?

La Fundación CARF en su misión de servicio a la Iglesia, se compromete, no solo a facilitar el acceso a la formación a los sacerdotes y futuros sacerdotes de todo el mundo, sino también a los miembros de diferentes congregaciones católicas de religiosos y religiosas.

En la Iglesia hay distintas llamadas y congregaciones católicas

Cada congregación religiosa tiene su propia misión y actividades específicas acordes a su carisma. Dedican su tiempo a campos tan diversos como la educación, la sanidad o la asistencia social a los más necesitados, o simplemente, a través de la contemplación, a ser los pulmones espirituales de la vida moderna. Sus servicios son fundamentales para nuestra sociedad y su labor en estos campos es muy apreciada y valorada.

La Fundación CARF, además de ayudar a la formación de seminaristas y sacerdotes diocesanos de todo el mundo, concede becas también a religiosos y religiosas pertenecientes a las diversas congregaciones católicas para que puedan acceder a una formación sólida y adecuada a la realización de su misión como agentes pastorales.

¿Por qué es importante que las congregaciones católicas tengan miembros bien formados?

Los miembros de las congregaciones católicas son importantes portadores y transmisores de la fe. Una formación sólida les permite comprender y vivir plenamente los fundamentos del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia.

Gran parte de estas órdenes religiosas se dedican a la educación y están al servicio de la sociedad. Una formación integral les capacita para responder a las necesidades de los demás de manera más efectiva y acorde a su misión. Por otra parte, en un mundo cada vez más globalizado, es esencial que los miembros de las congregaciones católicas estén bien formados tanto para la comunicación institucional como para el diálogo interreligioso y ecuménico.

Algunas congregaciones católicas que solicitan ayudas a la Fundación CARF

La Fundación CARF apoya la formación de jóvenes que pertenecen al Instituto Miles Christi 

El Instituto Miles Christi es una asociación de vida apostólica de derecho pontificio de la Iglesia Católica. Fue fundado en Argentina en 1994 y tiene presencia en varios países. El Instituto Miles Christi está compuesto por sacerdotes y laicos consagrados que siguen una forma de vida apostólica centrada en la evangelización, la formación espiritual y la predicación de retiros y ejercicios espirituales.

Agustín Seguí es un joven religioso argentino de 29 años que, gracias a una beca de la Fundación CARF, estudia el Bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (PUSC) en Roma. Su hermano Mariano, es también religioso de la misma congregación y el curso que viene se incorporará a la PUSC. 

La Fundación CARF apoya la formación de sacerdotes franciscanos

Los sacerdotes franciscanos, pertenecientes a la Orden de Frailes Menores, también conocidos como Hermanos Franciscanos, una de las congregaciones religiosas más importantes, comparten las características distintivas de la espiritualidad franciscana fundada por san Francisco de Asís; abrazan la pobreza evangélica como una forma de imitar a Cristo, viviendo una vida sencilla y despojada de bienes materiales y se comprometen a vivir en comunidad fraterna. 

Father Marwan, después de servir como párroco en la basílica de la Anunciación en Nazareth, acabó ordenándose sacerdote franciscano. Estudia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, gracias a la Fundación CARF.

La Fundación CARF apoya la formación de sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de san Carlos Borromeo

Los Misioneros de san Carlos Borromeo, también conocidos como los Misioneros de Comunión y Liberación, siguen la figura de don Luigi Giussan, sacerdote italiano. Este movimiento tiene como objetivo principal promover el encuentro personal con Jesucristo y la vivencia profunda de la fe católica en la vida cotidiana.

«No puedo dejar de agradecer a quienes, con oraciones y ayuda material –como mis benefactores de la Fundación CARF, quienes me sustentaron con sus oraciones y su ayuda financiera para poder estudiar en esta gran universidad donde me encontré con muchos amigos nuevos de todo el mundo, y pude profundizar con profesores excelentes en tantas disciplinas que me van a ayudar en mi misión como sacerdote del Señor».

Filippo Pellini tiene 32 años, pertenece a la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de san Carlos Borromeo y ha recibido una beca de la Fundación CARF para completar sus estudios de teología en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma. 

La Fundación CARF apoya la formación de sacerdotes de la Congregación de la Preciosa Sangre 

Los Misioneros de la Preciosa Sangre, fundados por san Gaspar del Búfalo en 1815 en Italia, se dedican a la predicación del Evangelio y al servicio de la redención del mundo a través de la devoción a la Preciosa Sangre de Jesús derramada en la Cruz. Su carisma se centra en la reconciliación, la redención y la renovación espiritual. Buscan llevar el amor y la misericordia de Dios a todos los rincones del mundo ya todas las personas.

La congregación está compuesta por sacerdotes y hermanos religiosos que viven en comunidades fraternales y profesan los votos de pobreza, castidad y obediencia. 

Francesco Albertini es un joven seminarista de los Misioneros de la Preciosa Sangre y el primero de su congregación en estudiar en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, gracias a una beca de la Fundación CARF.

El Seminario Internacional Bidasoa y la Fundación CARF

¿Cómo cooperan Bidasoa y la Fundación CARF?

La relación que existe entre el Seminario Internacional Bidasoa y la Fundación CARF es un ejemplo de cooperación y compromiso social. La mayor parte de los seminaristas pueden seguir sus estudios gracias a la generosa ayuda de los benefactores de la Fundación CARF, que colaboran económicamente, según sus posibilidades, para que ninguna vocación se pierda.

El Seminario Internacional Bidasoa

Es un seminario internacional adscrito a la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Fue erigido por la Santa Sede en el año 1988 y tiene su sede en Pamplona, en la localidad navarra de Cizur Menor, muy cerca del campus de la universidad.

El plan de formación del Seminario Internacional Bidasoa se inspira en los documentos del Concilio Vaticano II, especialmente Optatam totius y Presbyterorum ordinis, la Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis y la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis de la Congregación para el Clero.

Sacerdotes según el corazón de Cristo

El Seminario Internacional Bidasoa tiene como finalidad, el acompañamiento vocacional de los futuros sacerdotes y, por lo tanto, «el discernimiento de la vocación, la ayuda para corresponder a la llamada y a la preparación para recibir el sacramento del Orden Sacerdotal con las gracias y responsabilidades propias». Pastores dabo vobis, 61.

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Formación humana, espiritual, pastoral e intelectual

En el Seminario Internacional Bidasoa es primordial posibilitar a los seminaristas, el encuentro con Cristo. La labor de formación se orienta a que el seminarista aspire a ser alter Christus en todos los aspectos de su vida, ya que participará por el sacramento del Orden Sacerdotal,  «del mismo y único sacerdocio y ministerio de Cristo». Presbyterorum Ordinis, 7. ​​Los aspirantes al sacerdocio han de convencerse de la necesidad de adquirir una personalidad humana madura, equilibrada y suficientemente consolidada, que haga resplandecer ante los demás el don recibido, y los capacite para perseverar en el seguimiento del Maestro, también en los momentos de dificultad.

La formación pastoral que reciben los candidatos del Seminario Internacional Bidasoa, por parte del director espiritual y de los formadores, se orienta a desarrollar, en cada uno, el alma sacerdotal; un corazón de padre y pastor, empapado por los mismos sentimientos de Cristo. 

Esta formación sacerdotal, se complementa con la labor científica y docente que se lleva a cabo en la Universidad de Navarra, donde se procura formar despertando el amor a la verdad. Especialmente, en los seminaristas que encuentran en el Seminario Internacional Bidasoa, se hace hincapié en la importancia del estudio, que les prepara para el futuro desarrollo del ministerio sacerdotal en el mundo de hoy.

Seminaristas protagonistas de su proceso formativo

Durante los 35 años del Seminario Internacional Bidasoa, los mismos años de existencia que la Fundación CARF, casi mil seminaristas de numerosos países han madurado su vocación sacerdotal acompañados por los formadores de este seminario.

Apoyados en la convicción de la importancia de la libertad personal como medio indispensable para lograr la necesaria madurez humana, espiritual, intelectual y misionera, han procurado transmitir a cada seminarista, que cada uno ha de ser el protagonista de su proceso formativo, sabiendo que la libertad responsable hunde sus raíces en un ambiente de confianza, amistad, franqueza y alegría.

Este protagonismo es posible gracias a que los seminaristas, algunos procedentes de lugares muy lejanos de España, comparten con alegría una misma experiencia formativa de estudio, clases, ratos de oración, actividades pastorales, tertulias y excursiones.

Seminaristas en unión con el obispo de su diócesis

El carácter internacional constituye una rica experiencia humana y eclesial, que ayuda a aumentar en cada seminarista un espíritu católico, universal y apostólico. Asimismo, en el Seminario Internacional Bidasoa se fomenta la unión de cada uno de los seminaristas con su obispo y con los sacerdotes de su presbiterio diocesano.

Por qué la Fundación CARF es uno de los principales benefactores del Seminario Internacional Bidasoa 

Los seminaristas del Seminario Internacional Bidasoa proceden de diversas partes del mundo. Son enviados por sus respectivos obispos con el objetivo de recibir una adecuada formación de cara a su futura labor sacerdotal en sus diócesis. 

Son los obispos quienes solicitan las becas de estudio a la Universidad de Navarra, que a su vez pide la ayuda a la Fundación CARF. El objetivo de la fundación es facilitar a estos jóvenes, una sólida preparación teológica, humana y espiritual en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra y en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma). Cada año, más de 5.000 benefactores lo hacen posible.

Además de la formación en las Universidades Eclesiásticas, los seminaristas necesitan un ambiente de confianza y libertad, un clima fraterno y familiar que facilite la apertura clara y sincera del corazón y la formación integral; este ambiente lo encuentran en el Seminario Internacional Bidasoa.

A lo largo del curso 2022/23, la Fundación CARF destinó 2.106.689 euros en ayudas de alojamiento y matrícula.

Encuentro anual entre benefactores de la Fundación CARF y seminaristas del Seminario Internacional Bidasoa

Cada año, la Fundación CARF en colaboración con el Seminario Internacional Bidasoa, organiza un encuentro entre los seminaristas y los benefactores. Un día entrañable, en el que ambas partes, benefactor y beneficiario, tienen la oportunidad de conocerse, vivir juntos la Eucaristía y disfrutar de un almuerzo y visita al seminario y de un festival musical que los alumnos preparan a modo de agradecimiento hacia quienes hacen posible que puedan formarse en Bidasoa.

La jornada termina con un momento muy esperado pues, las responsables del Patronato de Acción Social (PAS) de la Fundación CARF, entregan los estuches (mochilas) de vasos sagrados a los seminaristas que están en su último curso. En ellas se incluyen todos los objetos litúrgicos necesarios para celebrar la Misa en pueblos o aldeas remotas donde apenas tienen lo necesario, incluso un alba hecha a medida para cada uno de los futuros sacerdotes.

Por último, se comparte la adoración ante el Santísimo Sacramento; y la visita a la ermita de la Madre del Amor Hermoso, situada en el campus de la Universidad de Navarra.

«Estoy muy agradecido de estudiar en Bidasoa porque puedo ver de primera mano el rostro de la Iglesia Universal. Esto se debe a que los seminaristas de Bidasoa procedemos de más de 15 países. Otra cosa que indirectamente nos enseñan en el Seminario Internacional Bidasoa es la atención a las cosas pequeñas, sobre todo en la preparación de las celebraciones litúrgicas. Esto se hace no porque queramos ser perfeccionistas, sino porque amamos a Dios y queremos tratar de hacer y presentar lo mejor de nosotros mismos a Dios a través de las pequeñas cosas».

Binsar, 21 años, de Indonesia.

Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

En la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús celebramos la solemnidad litúrgica del amor de Dios: hoy es la fiesta del amor, dijo hace unos años el Papa Francisco. Y añade “el apóstol Juan nos dice qué es el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que “Él nos ha amado primero”. Él nos esperaba con amor. Él es el primero en amar”.

¿Cuándo se celebra?

Todo el mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, aunque su fiesta es después de la octava de Corpus Christi. Este 2023 se celebra el lunes 18 de junio.

Durante la fiesta, san Josemaría invita a meditar sobre el Amor de Dios: "Son pensamientos, afectos, conversaciones que las almas enamoradas han dedicado a Jesús desde siempre. Pero, para entender ese lenguaje, para saber de verdad lo que es el corazón humano y el Corazón de Cristo hace falta fe y hace falta humildad".

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús

San Josemaría hace hincapié en que como devotos tengamos presente toda la riqueza que se encierra en estas palabras: Sagrado Corazón de Jesús.

Cuando hablamos de corazón humano no nos referimos sólo a los sentimientos, aludimos a toda la persona que quiere, que ama y trata a los demás. Un hombre vale lo que vale su corazón, podemos decir.

En la Biblia se habla del corazón, para referirse a la persona que, como manifestó el mismo Jesucristo, se dirige toda ella –alma y cuerpo– a lo que considera su bien. "Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mt VI, 21).

Por eso al hablar de la devoción al Corazón, san Josemaría pone de manifiesto la certeza del amor de Dios y la verdad de su entrega a nosotros. Al recomendar la devoción a ese Sagrado Corazón de Jesús, nos recomienda dirigirnos íntegramente –con todo lo que somos: nuestra alma, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones, nuestros trabajos y nuestras alegrías– a todo Jesús.

En esto se concreta la verdadera devoción al Corazón de Jesús: en conocer a Dios y conocernos a nosotros mismos, y en mirar a Jesús y acudir a Él, que nos anima, nos enseña, nos guía. No cabe en la devoción más superficialidad que la del hombre que no siendo íntegramente humano, no acierta a percibir la realidad de Dios encarnado. Sin olvidarnos que siempre a su lado está el Sagrado Corazón de María.

¿Qué significado tiene?

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús nos ama tanto, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.

El Papa Francisco nos dice que el Sagrado Corazón de Jesús invita a aprender “del Señor que se ha hecho alimento, para que cada uno pueda estar todavía más disponible para con los otros, sirviendo a todos los necesitados, especialmente a las familias más pobres”.

Que el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, que celebramos, nos ayude a mantener nuestro corazón lleno de amor misericordioso, con todos los que sufren. Por ello, pidamos un corazón:

  • Bueno: Capaz de compadecerse de las penas de las criaturas, capaz de comprender.
  • Que sepa amar: Si queremos ayudar a los demás, hemos de amarles, con un amor que sea comprensión y entrega, afecto y voluntaria humildad. Como Jesús nos enseñó: el amor a Dios y el amor al prójimo.
  • Que busque a Dios: Y Jesús, que ha fomentado nuestras ansias, sale a nuestro encuentro y nos dice: si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Y que en Él encontremos descanso y fortaleza.

Nosotros podemos demostrar nuestro amor con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

La paz de los cristianos

En esta fiesta, los cristianos, tenemos que proponernos que hemos de luchar por obrar el bien. Es mucho lo que falta para que la convivencia terrena esté inspirada por el amor.

Aun así, no desaparecerá el dolor. Ante esas pesadumbres, los cristianos tenemos una respuesta auténtica, una respuesta que es definitiva: Cristo en la Cruz, Dios que sufre y que muere, Dios que nos entrega su Corazón, que una lanza abrió por amor a todos. Nuestro Señor abomina de las injusticias, y condena al que las comete. Pero, como respeta la libertad de cada individuo, permite que las haya.

Su Corazón lleno de Amor por los hombres le hizo cargar sobre sí, con la Cruz, todas esas torturas: nuestro sufrimiento, nuestra tristeza, nuestra angustia, nuestra hambre y sed de justicia. Vivir en el Corazón de Jesús, es unirnos a Cristo estrechamente, es convertirnos en morada de Dios.

"El que me ama será amado por mi Padre, nos anunció el Señor. Y Cristo y el Padre, en el Espíritu Santo, vienen al alma y hacen en ella su morada", san Josemaría.

Valen tanto los hombres, su vida y su felicidad, que el mismo hijo de Dios se entrega para redimirlos, para limpiarlos para elevarlos. ¿Quién no amará su corazón tan herido? Preguntaba ante eso un alma contemplativa. Y siguia preguntando ¿Quién no devolverá amor por amor? ¿Quién no abrazará un Corazón tan puro? San Josemaría Escrivá.

¿Cómo surgió la fiesta? Historia del Sagrado Corazón de Jesús

Fue un pedido explícito de Jesús. Quien el 16 de junio de 1675 se le apareció y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Jesús se le apareció en varias ocasiones y le comunico lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.

Durante estas visitas, Jesús le pidió a Santa Margarita que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.

Más adelante Santa Margarita con su director espiritual, propagarían los mensajes del Sagrado Corazón de Jesús. En 1899, el Papa León XIII publicó la encíclica “Annum Sacrum” sobre la consagración del género humano, que se realizó ese mismo año.

San Juan Pablo II en su pontificado estableció que en esta fiesta además la Jornada Mundial de Oración por la santificación de los sacerdotes.

Muchos grupos, movimientos, órdenes y congregaciones religiosas, desde antiguo, se han puesto bajo su protección.

En Roma se encuentra la Basílica del “Sacro Cuore” (Sagrado Corazón) construida por San Juan Bosco por encargo del Papa León XIII y con donaciones de fieles y devotos de varios países.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús Devocionario católico

¿Cómo se reza al Sagrado Corazón de Jesús? Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:

Escrita por Santa María de Alacoque:

"Yo, __________, me doy y consagro al Sagrado Corazon de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis oraciones, penas y sufrimientos, para no querer servirme de ninguna parte de mi ser sino para honrarlo, amarlo y glorificarlo. Es mi voluntad irrevocable ser toda de El y hacer todo por su amor, renunciando de todo corazón a todo lo que pueda disgustarle.

Yo os tomo, pues, Oh Sagrado Corazón, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, la seguridad de mi salvación, el remedio de mi fragilidad y de mi inconstancia, el reparador de todos los defectos de mi vida, y mi asilo en la hora de mi muerte.

Bibliografía

Es Cristo que pasa, san Josemaría Escrivá.
Confesiones, San Agustín.
Carta, 5 de octubre de 1986, al M. R. P. Kolvenbach, san Juan Pablo II.
Opusdei.org.
Vaticannews.va.